Aprendizajes de una pandemia ¿con qué nos quedamos?

Es necesario reflexionar sobre qué vivimos estos últimos 15 meses, será de gran ayuda para el regreso y el futuro de nuevos esquemas de trabajo

Quienes hayamos vuelto a los espacios de trabajo, después de la fase de aislamiento físico, habremos pasado por dos procesos de cambio en menos de quince meses. En ambos procesos vivimos las mismas etapas de incertidumbre, ajustes a nuestra cotidianidad y adaptación a una nueva realidad.

Breve en nuestro aislamiento en casa, ya que rápidamente tuvimos que dar continuidad a nuestras actividades, sin mucho tiempo para pensar cómo ajustarnos y adaptarnos a trabajar a distancia y aislados. Un poco más largo será el proceso de regreso a los espacios físicos, ya que el ajuste a las nuevas formas de trabajo y el acomodo a nuevos espacios y formas de colaborar variarán de persona a persona.

El regreso al espacio físico de trabajo ha emocionado a algunos, otros regresarán con miedo o ansiedad, ya sea por lo que se requiere para mantener las medidas sanitarias o porque durante el período de contingencia vivieron algún cambio de equipo de trabajo o ingresaron a una nueva organización. Para estos últimos, existe incertidumbre sobre lo que vendrá, la interacción física con nuevos colegas y espacios de trabajo desconocidos.

Ahora que estamos iniciando un segundo proceso de cambio, se vuelve necesario hacer una reflexión sobre qué vivimos estos últimos 15 meses, sin duda será de gran ayuda para el regreso y el futuro de nuevos esquemas de trabajo. Compartamos con los colegas los aprendizajes vividos, identifiquemos cómo reconectar físicamente con los colegas, creemos nuevas formas -físicas y virtuales- de colaboración.

Socializar con los colegas nuestros aprendizajes. Se dice que lo vivido en estos 15 meses es equivalente a una vida. Como seres humanos hemos tenido una ruleta rusa de emociones, sube y baja de estados de ánimo y eso nos ha hecho más fuertes, resilientes. La resiliencia adquirida o fortalecida nos permite identificar aquello que como seres humanos consideramos clave, valioso para continuar nuestras actividades, aquello que ya no es necesario y hemos de saber cómo abandonar. Pidamos a nuestros colegas que nos compartan qué hicieron de forma diferente y les funcionó exitosamente durante la pandemia y, sin duda, continuar realizándolo favorecerá positivamente a la organización. En equipo busquemos capitalizar estas actividades o prácticas, identificando y reconociendo aquellas que podamos incorporar a los procesos organizacionales.

Reconectar con los colegas y los nuevos espacios de trabajo. Todos hemos cambiado, todos hemos aprendido algo. En este regreso a la oficina reconectemos con los colegas mediante espacios que fomenten la socialización. Busquemos que los momentos cara a cara con los colegas brinden momentos para hablar de todo y de nada, para volver a interactuar con el otro, para reconectar. Las actividades que conllevan un alto nivel de creatividad e innovación requieren espacios de socialización e interacción humana, y estos espacios se dan principalmente en un entorno presencial. Sin duda, hay actividades que pueden realizarse en otro lugar ya que requieren reflexión individual, profunda y pausada.

Crear nuevas formas de colaboración que nos permita sentirnos seguros. Las organizaciones se encuentran preparando los espacios físicos para acoger a los colaboradores e identificando aquellas actividades que son relevantes realizar en un espacio físico de trabajo y aquellas que pueden ser llevadas a cabo en una locación diferente. Estos 15 meses han permitido identificar cuáles actividades generan valor en un entorno u otro. Por ejemplo, las conferencias o reuniones virtuales favorecen la interacción sincrónica con colegas de otras regiones geográficas. Las oficinas permiten la colaboración y la conexión que propician la innovación y los espacios digitales nos han mostrado que es posible ser más productivos y tener un proceso de toma de decisiones efectivo.

Hoy, la invitación es a tomarse un momento para reflexionar sobre los cambios que hemos experimentado estos meses, a escuchar y apoyar a los colaboradores. Capitalicemos los aprendizajes individuales y organizacionales: qué dejamos, con qué nos quedamos, qué mejoramos. Nos quedamos con el distanciamiento físico, el cuidado de la salud física y mental, al igual que la flexibilidad, la empatía y la confianza que nos acompañan desde el inicio de la pandemia y se vuelven cruciales en el regreso a la oficina para preservar la seguridad que requieren los colaboradores.

La autora es Decana Asociada Académica EGADE Business School.

Artículo originalmente publicado en El Financiero.

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