Actualidad de la política monetaria

Artículo publicado originalmente en la sección Glosas Marginales del periódico Reforma

La Fed aflojó

El 18 de diciembre, la Fed anunció la decisión de reducir su tasa de interés de referencia en un cuarto de punto porcentual (p.p.). Fiel a su estilo, en un escueto comunicado de prensa el banco destacó tres cosas, a la letra: 1. la fortaleza de la actividad económica, que "continúa expandiéndose a un paso sólido"; 2. una tasa de desempleo que "se ha movido hacia arriba, pero sigue siendo baja"; y 3. una inflación que "ha hecho progresos hacia el objetivo (oficial) de 2%, pero permanece un tanto elevada". Precisamente por esto último, un miembro del comité correspondiente votó en contra.

A mi juicio, lo señalado hasta este punto admite un cuestionamiento: si la situación tanto de la producción como del empleo son, digamos, "normales", mientras que la inflación todavía está por encima de lo pretendido, ¿por qué se "afloja" la postura monetaria? Quizá la explicación se encuentra en una frase del texto: "La perspectiva económica es incierta...". Desde luego, el futuro siempre es incierto, pero cabe conjeturar que, para 2025, al Fed le preocupa más el peligro de una desaceleración de la actividad económica que el riesgo de un repunte en la inflación.

Formalmente, la Fed tiene como metas "lograr el máximo empleo y una inflación de 2% en el largo plazo". Se trata, como dicen los libros de texto, de un "mandato dual". Esto a veces plantea para la institución un problema, que consiste en decidir sobre cuál de las dos variables enfocar la postura de su política monetaria. El asunto se complica porque la meta del empleo no está especificada en términos numéricos.

La Fed declara que los riesgos para el logro de sus dos metas "están más o menos balanceados". Pero, en todo caso, me parece que, por ahora, el banco ha decidido: a) confiar en la continuación de la desinflación; y b) anticiparse a una eventual pérdida de vigor de la actividad económica.

Banxico también

Un día después, Banxico decidió bajar su tasa de interés objetivo también en un cuarto de p.p., situándola en 10%. El voto de su Junta de Gobierno fue unánime. Como de costumbre, el comunicado de prensa fue muy extenso.

En cuanto a la situación económica, el banco señaló la "marcada debilidad" que la ha caracterizado, con la excepción de lo ocurrido en el tercer trimestre de este año. A pesar de esto último, Banxico advierte con realismo: "Se prevé que muestre atonía al cierre del año y el siguiente". No es una buena noticia. En lo referente a la inflación, la perspectiva oficial es optimista, pero no tanto. Por un lado, "se continúa esperando que las inflaciones general y subyacente presenten una tendencia a la baja hacia adelante".

Por el otro, se reconoce la "mayor persistencia en la inflación de servicios". En total, "el balance de riesgos... para la inflación... se mantiene sesgado al alza".

Hace apenas un mes, el pronóstico de Banxico consistía en una inflación de 3% para el último trimestre del 2025; ahora, el 3%, que es la meta oficial, se ha deslizado hasta el tercer trimestre del 2026.

A pesar de lo anterior, la Junta de Gobierno considera que "el entorno inflacionario" permitirá no solo "seguir reduciendo la tasa de referencia", sino considerar bajas "de mayor magnitud" que el cuarto de p.p. recién decidido.

Así pues, es razonable concluir que Banxico está dispuesto a consentir una inflación persistente —aunque declinante— con la idea de quizás aminorar el debilitamiento de la economía mexicana, generalmente previsto para 2025.

Termino con dos apuntes sumarios: 1. Entre noviembre de 2018 y el mismo mes de 2024, el poder adquisitivo del peso cayó 26%. El proceso seguirá. 2. De acuerdo con la Ley, Banxico tiene "como objetivo prioritario procurar la estabilidad del poder adquisitivo de dicha moneda".

El autor es profesor de Economía de EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en El Norte.

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