Para crear innovación no todo vale, y las empresas lo saben. Las corporaciones son las primeras interesadas en contar con portafolios tecnológicos de calidad que les ayuden a generar ventaja competitiva con sus productos o servicios. Conocer la calidad de las patentes de estas corporaciones puede ser crucial para mantener su competitividad. Asimismo, conocer la calidad de las patentes a nivel nacional puede ser fundamental para evaluar el desarrollo tecnológico de los Sistemas de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Durante muchos años hemos tenido un conocimiento parcial e incompleto de la calidad de las patentes que se registran en América Latina. Las patentes son el indicador más usado para determinar el desarrollo tecnológico de un país, es decir, para medir la innovación que se genera. De hecho, las invenciones son determinantes para animar la innovación y la transferencia tecnológica, pero, como es lógico, éstas deben ser de calidad para que agreguen valor a las empresas y a la economía.
Hasta la fecha, los países en desarrollo –como los de América Latina—han priorizado la cantidad antes que la calidad. Muchas de sus políticas públicas han sido diseñadas para incrementar el número de invenciones patentadas sin reparar en sus características técnicas. Pero para medir el valor real que las patentes generan en sus sistemas de innovación, los países no pueden limitarse a exhibir la cifra total de patentes registradas.
Con el fin de cubrir este vacío en América Latina, se ha publicado el primer Índice de Calidad para Patentes Latinoamericanas, desarrollado en conjunto con mis colegas investigadores Sergio Cuéllar (Pontificia Universidad Javeriana, Colombia), Milton M. Herrera (Universidad Militar Nueva Granada, Colombia) y Jorge Mejía (Universidad Central, Colombia).
No es fácil definir lo que hace que una patente sea de calidad. Sin embargo, podemos medir algunos de sus atributos para determinar su calidad. Por ejemplo, en la literatura científica se han identificado tres áreas relevantes: la calidad legal (por ejemplo, la posibilidad que tienen los titulares de la patente de defender sus derechos ante una demanda), la calidad técnica (el grado de novedad de la invención y su relevancia) y la calidad económica (el valor de mercado y las renovaciones de los derechos de la patente, entre otros aspectos).
Sin embargo, la distinción entre estas categorías no es lo suficientemente clara para determinar la calidad de una patente, sobre todo a nivel nacional. Existen otros indicadores descritos en la literatura que, en conjunto, pueden ponderar de forma más acertada la calidad total de una patente:
Para generar nuestro índice sobre la calidad de las patentes usamos una muestra de 28,998 familias de patentes, estimando más de 21,000 indicadores individuales. Tomando en cuenta la falta sistémica de información en América Latina, el índice se calculó midiendo siete variables sobre la calidad de las patentes, entre ellas, citas hacia delante, número de inventores e internacionalización. Además, creamos ocho índices individuales de distintos campos científicos, que, combinados, generan el Índice de Calidad para Patentes Latinoamericanas, donde la máxima puntuación es siete. Esta puntuación que se obtendría si un país ocupase la primera posición en cada uno de los campos tecnológicos estudiados. Cubrimos un total de diecisiete países de la región y un horizonte temporal de 20 años (de 1997 a 2016).
Nuestros resultados muestran que países como México, Brasil, Chile, Argentina, Panamá y Cuba ocupan las primeras posiciones en los rankings para la mayoría de los años calculados. Sin embargo, es posible observar que México ocupa un papel relevante en las patentes de la región y ha ocupado la primera posición del ranking total durante nueve de los veinte años de estudio. Asimismo, desde el 2000 el país no ha estado nunca por debajo de la posición 3 de los diecisiete países para los que se calcula (ver gráfico).
De igual forma, México destaca en primer lugar en el ranking de ingeniería mecánica, con las mayores cifras para 2016 en cuanto al alcance y la calidad técnica, así como el uso de conocimiento de vanguardia. Esto es una muestra de cómo México ha logrado posicionarse como un referente de la ingeniería en los últimos años, y, en general, del desarrollo tecnológico en el contexto latinoamericano.
Otro resultado a considerar es la baja relevancia técnica de las patentes latinoamericanas en todos los rankings, medida a partir de las citas hacia delante. Esto muestra la pobre calidad de las patentes en la región cuando se las compara en el contexto internacional. En general, a nivel mundial no se considera que las invenciones latinoamericanas sean relevantes para generar nuevas tecnologías. Se necesita un gran esfuerzo colectivo para mejorar la relevancia de los desarrollos tecnológicos de América Latina en el mundo, probablemente la cooperación sea el camino para poder salvar esta brecha.
El autor es profesor del Departamento de Finanzas y Economía de Negocios de EGADE Business School.