Los códigos de un emprendedor digital con éxito

Enviado por roberto.valenzo el Mié, 23/10/2019 - 10:47

En esta era digital, más de 80% de las que serán las nuevas profesiones aún no existen. Trabajos que impactarán tanto en los centennials, nacidos entre 2000 y 2014, como en la reciente generación alfa, desde 2014.

La denominada Industria 4.0 y la generalización del big data está llevando hacia una transformación de los modelos tradicionales e híbridos de negocio actuales, a nuevos modelos híbridos y digitales en los que las profesiones STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics) serán cada vez más demandadas. Así, aumentarán profesiones como la de CDO (Chief Digital Officer), los gestores de riesgos digitales y los expertos en big data y en usabilidad, para facilitar la vida a los potenciales compradores de sus productos y servicios ofrecidos en Internet.

Pero, además, una nueva cualidad profesional emerge hasta hacerse imprescindible: el ser emprendedor dentro de cualquier empresa. De esta manera, si usted desea ser emprendedor digital ha de convertirse también en intraemprendedor para así encontrar rápidamente solución ante cualquier problema que se presente en su organización, con independencia del tamaño que tenga.

Para ello ha de saber combinar dos variables fundamentales que deben definir tanto su persona como, sobre todo, su actitud ante el negocio: una fuerte pasión por lo que hace y, sobre todo, una perseverancia y resiliencia a prueba de cualquier fracaso.

Pasión, perseverancia y resiliencia que ha de complementar con una gran capacidad de aprender en el día a día, valorando siempre sus decisiones en base a su formación, experiencia, y capacidad de escucha hacia su equipo, que lo tiene que ver como un auténtico líder.

Los emprendedores digitales que aman su trabajo con pasión, que están dotados con una visión global y que creen en su idea de negocio, casi siempre llegan lejos. Pero para ello, falta un componente que es fundamental para el éxito: la innovación disruptiva, sin la que no hay éxito en el mercado.

La innovación disruptiva tiene un mayor impacto en el mercado cuando la startup es escalable y, sobre todo, cuando la empresa tiene una muy fuerte capacidad para “tropicalizarse” y así poder satisfacer las necesidades de cada cliente.

Por ello, una de las grandes ventajas del emprendimiento digital es llegar a un gran número de potenciales clientes con la facilidad de poder adaptarse a las necesidades de cada uno de ellos. Estas necesidades han de ser resueltas siguiendo procesos de gestión de proyectos como el modelo Lean y, sobre todo, mediante el uso de un BMC (Business Model Canvas), que ayudan a organizarse haciendo que el emprendedor tenga una visión completa de su negocio y sus ideas claras, al tiempo que reduce los errores.

Por ello, si desea convertir su empresa en un unicornio busque en el emprendimiento digital primero la marca, para luego conseguir la notoriedad en el mercado y con ello la viralidad. Ser viral implica que su idea de negocio ha de ser fácilmente entendible por el mercado para que sea rápidamente convertida en ventas.

Además, siempre hay que pensar en el valor que se está ofreciendo al mercado. El valor, y no el precio, es lo más importante. Compita con ventajas competitivas de primer orden: tecnología, I+D e innovación y conocimiento; y no con ventajas de segundo orden: bajos precios. Si lo hace así, estará sentando las bases para el éxito. ¡Ánimo y adelante!

Publicado originalmente en Forbes.

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Los códigos de un emprendedor digital con éxito
Abstract
En el siglo del emprendimiento digital, ideas sencillas que solucionan problemas complejos son las que generan grandes negocios, porque aportan más valor y ventajas competitivas.
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¿Por qué las innovaciones fallan?

Enviado por roberto.valenzo el Mar, 10/09/2019 - 10:31

Innumerables innovaciones tecnológicas con altas expectativas de éxito han fallado. La Newton de Apple (1995), la Betamax de Sony en (1975), la nueva Coke de Coca Cola (1985); o innovaciones sociopoliticas fallidas como el impacto de las redes sociales en la Primavera Árabe del 2010-11 que, finalmente, no produjeron cambios estructurales importantes, son solo algunos casos.

Según D. Acemoglu, (¿Por qué las Naciones Fallan?, 2012), la innovación tecnológica crea un desbalance social si ésta no se ha diseñado teniendo en cuenta el impacto que a largo plazo puede causar. Como la aplicación de Uber, que en varias ciudades Europeas ya ha salido de circulación.

C. Christensen, en su último libro The Prosperity Paradox, 2019, menciona que la innovación basada en la eficiencia, es también un ejercicio, a la larga fallido. Según el autor, el problema de la baja competitividad de México es que se ha centrado en una innovación de la eficiencia, en donde se innova para que las empresas produzcan más con menos, lo cual a la larga no crea flujos suficientes para invertir en un desarrollo social adecuado, y menos para una recuperación ambiental efectiva.

Y presenta su nueva propuesta de "innovación para la creación de mercados (MCI)", nuevo término, para un concepto muy trillado, centrado en los mercados. Ésta es una propuesta que queda muy corta para esta época, en donde la recuperación del medio ambiente y la reducción de la brecha social son tan importantes como crecer económicamente.

Christensen y sus colegas definen el término de MCI como la transformación de productos complejos y exclusivos en productos sencillos y accesibles a un gran nuevo segmento de personas, de una sociedad a la que ha llamado la de los "noconsumidores". El iPhone original fue una MCI, abrió nuevas ofertas, nuevas startups que fabricaron aplicaciones, dispositivos y accesorios; a diferencia del iPhone X que es una innovación sostenida.

Sin embargo, esta propuesta continúa categorizando al mercado como el motor de crecimiento de las economías convencionales, con un tinte democrático al generar startups de alto valor creando, según él, más empleos locales y más riqueza económica que antes no existía.

La MCI es un enfoque razonable para una sociedad capitalista bien aceitada, pero la pretensión de crear prosperidad para regiones pobres y dejar que el mismo mercado adecue las condiciones para hacer que los excedentes se empleen en hospitales, escuelas, obra de beneficio público, y así tratar de impactar en la calidad de vida de los habitantes;- es utópico para economías en desarrollo.

Es simplemente extender la mano invisible del mercado.

Por esto, la verdadera pregunta que debemos hacer es: ¿está la innovación creando mercados democráticos, sustentables y durables? Porque el hecho de producir más productos que cubren necesidades, muchas veces superfluas, quizás contribuya en la mejora de la economía de algún país industrializado, pero a costa del uso de más y más escasos recursos naturales. Así se genera más desperdicio, residuos, basura y productos obsoletos, que causan a la larga un gran daño ambiental, y un aumento de la brecha social, debido al aumento de la deuda personal y pública, generando un malestar en la calidad de vida de toda la sociedad.

Por esto, la innovación debe de ser consciente del impacto que causa en su entorno y desarrollarse bajo condiciones propias de las regiones en donde se produce y se aplica, como un saludable estado de derecho; justicia equitativa; confianza en las instituciones; transparencia; privacidad; pero ante todo debe de ser liderada por un campeón con un propósito: el desarrollo social y la recuperación del medio ambiente, ya que si esto se procura, las utilidades económicas vienen añadidas, como lo plantea R. Sisodia en su obra del Capitalismo Consciente.

No hay fórmula perfecta. Para que una innovación tenga alta probabilidad de ser exitosa, debe de estar alineada al contexto social y al ambiental, para generar una prosperidad sustentable. Crear nuevos mercados no es suficiente ni apropiado, si la sociedad no los acoge para su beneficio.

Publicado originalmente en El Financiero.

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¿Por qué las innovaciones fallan?
Abstract
La innovación debe de ser consciente del impacto que causa en su entorno y desarrollarse bajo condiciones propias de las regiones en donde se produce
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Professors

El fin de la ventaja competitiva

Enviado por roberto.valenzo el Jue, 04/07/2019 - 13:31

El mundo de los negocios de hoy exige una capacidad de reacción y de respuesta rápida y certera. Como afirma Rita McGrath, reconocida internacionalmente por su experiencia liderando la innovación y crecimiento en tiempos de incertidumbre, “la competencia ya no viene del mismo sector, sino de todos lados”. Compañías que nacieron y se consolidaron ofreciendo servicios tecnológicos y digitales, como Google, Netflix, Apple o Amazon, están comenzando a competir en otros sectores que no imaginaban hace solo diez años.

Sin duda, vivimos tiempos interesantes, con retos y desafíos que nos obligan a maximizar nuestros sentidos, los cuales brindan una gran vigencia al pensamiento de Nassim Taleb con su concepto de “cisne negro” (black swan).

Un cisne negro es un suceso atípico, no calculado, cuyo impacto es de tal magnitud que tiene repercusiones a nivel mundial. La complejidad del mundo en el que vivimos y la velocidad a la que se dan los avances tecnológicos vuelve singularmente difícil predecir el futuro y, por tanto, más susceptible a que se den cisnes negros.

Los problemas son más volátiles que nunca y, a menudo, la información cambia más rápido de lo que puede llegar a ser validada. Las grandes preguntas entonces son: ¿Qué tipo de talento se necesita dentro de las compañías para poder anticiparse a estos cisnes negros? ¿Qué perfiles y qué habilidades?

Ante este nuevo reto, donde la competencia ya no se da por silos o sectores, sino por “arenas” (como menciona Rita McGrath), las grandes compañías están reaccionando de forma muy interesante, preocupadas por identificar cisnes negros en todo el ecosistema de negocios mundial.

Algunas de ellas tratan de identificar oportunidades para posicionarse en mercados, aunque no necesariamente con productos o servicios que tradicionalmente definen a dicha empresa. Google, Dell, Alibaba o Amazon, por ejemplo, se han diversificado en sectores “no relacionados” como es el sector financiero o el de salud y belleza, entre otros. Las empresas identifican tendencias y se adaptan a las necesidades de esos mercados, desarrollando productos, servicios y alianzas con otros jugadores que les permitan competir y ganar ése mercado.

Por tanto, el perfil del talento que vemos que se está incorporando a estas empresas se acerca mucho más a lo que Clayton Christensen, uno de los principales expertos a nivel mundial en innovación y crecimiento, describe como las competencias del innovador o del emprendedor:

  • Pensamiento crítico y resolución de problemas
  • Colaboración en redes y liderazgo por influencia
  • Agilidad y adaptabilidad
  • Iniciativa
  • Acceso y análisis de la información
  • Comunicación oral y escrita efectiva
  • Curiosidad e imaginación.

El desarrollo de estas competencias en los líderes empresariales de cada país es fundamental para incentivar el crecimiento económico y elevar los niveles de bienestar, por lo que, en EGADE Business School se incentiva su incorporación en las mallas curriculares para que le permitan a los tomadores de decisión lograr anticiparse a potenciales cisnes negros o, en su caso, a responder de manera inmediata ante ellos.

México se debe sumar a la tendencia de desarrollar nuevos modelos de negocio que se adapten a las necesidades cambiantes de los mercados. Es un reto enorme, ya que las compañías tienen que romper con su propia inercia de operación. Richard Foster y Sarah Kaplan en su libro Creative Distruction sostienen este punto al argumentar que para crear riqueza sostenible, “las compañías tendrían que estar dispuestas a radicalmente explorar nuevos modelos de negocios.”

Como consecuencia, muchas empresas apuestan por abrirse al ecosistema que los rodea, incluyendo, a la propia comunidad, a las universidades, a los emprendedores, a los centros de investigación, a las organizaciones sociales entre otras, que permita, la aplicación de nuevos conocimientos y métodos para el cambio económico y social de una manera positiva.

“El mantra debe ser 'aprender rápido, aprender continuamente'”.

Los retos son grandes, se requiere de un gran esfuerzo, se necesitan habilidades que quizás las empresas no tengan o no estén observando ya que implica cambiar la cultura organizacional. Se requiere de personas que decidan prepararse en un ecosistema de innovación y emprendimiento, así como con resolución de problemas empresariales reales para potenciar su capacidad.

Contar con una preparación de alto nivel y realista, permitirá contar con liderazgos los cuales guíen a las empresas para que se sacudan el miedo a compartir, a desarrollar alianzas relevantes con otras organizaciones de diferentes sectores que quizás los desvíe de su negocio principal o mercado, los cuales sin duda son retos que les permitirán mantenerse competitivas en un mundo muy complejo.

En resumen, y parafraseando a Rita McGrath, “hay que reinventarse desde adentro; a responder de una manera más rápida y bajo presión, entender que las ventajas competitivas ya son transitorias y que la competencia ya no es por sector sino por mercado y enfocado al cliente;  a desarrollar un nuevo sistema de comunicación con el ecosistema que nos rodea, a estar preparados para competir con diferentes modelos de negocios y a desarrollar quizás un modelo de negocio diferente: aprender a conectar entre un segmento de mercado, con una oferta y una geografía determinada que nos permitan generar soluciones diferentes a las convencionales.”

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El fin de la ventaja competitiva
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La complejidad y velocidad de los cambios tecnológicos que vivimos vuelve más difícil predecir el futuro y, por tanto, nos hace más vulnerables a los "cisnes negros"
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Esquemas de incentivos basados en big data

Enviado por roberto.valenzo el Lun, 10/06/2019 - 11:04

Con la irrupción en las empresas de las nuevas generaciones de millennials y centennials, las cuales conformarán una mayoría en menos de cinco años, el reto de atraer y retener talento deviene prioridad absoluta. Actualmente, en las empresas conviven varias generaciones para llevar a cabo las tareas de creación de valor. El estilo de vida y la comunicación entre ellas varían significativamente, lo cual puede suponer una barrera interna para alcanzar las metas de la empresa. Necesitamos nuevos modelos para entender esta conformación de talento e innovar en los esquemas incentivos.

En la era de la información y la analítica emergen nuevas herramientas que nos pueden ayudar a entender este fenómeno y, si se logra aprovechar cabalmente, los departamentos de talento y capital humano pueden llegar a predecir comportamientos en aras de lograr una mejor coordinación y sobre todo, creación de valor para todo el ecosistema: empresa, colaboradores y clientes.

Existen numerosos casos de éxito del uso de estas nuevas herramientas y tecnologías, destacando el uso del big data. Pero, ¿en qué se basa esta tendencia?

  1. Volumen: Alto volumen de información: todo se almacena y se registra. Antesse contábamos con una serie de formularios que llenaban los usuarios. Ahora, cualquier dato puede ser relevante, no solo el ingresado por el usuario, sino también el captado a través de una red de sensores “invisibles”, como la ubicación, lugar de conexión, horario, temperatura, etc.
  2. Velocidad: La cantidad de datos crece a un paso exponencialmente acelerado.  Anteriormente un cliente evaluaba su compra durante días y finalmente, al hacer el pedido, se almacenaba dicha información. Ahora se registra todo el proceso de evaluación mediante los portales y las apps.  Las redes sociales también aportan gran cantidad de datos que están variando constantemente.
  3. Variedad: No solamente se almacenan datos estructurados (claves, nombres, direcciones), sino también textos completos (twits, posts), imágenes y videos.  Ahora existe un verdadero maremágnum de información. Interpretar estos formatos de información representa un gran reto que ya abordan las más innovadoras startups tecnológicas.
  4. Veracidad: Por último, debido a que gran parte de la información se genera en redes sociales, existe una gran cantidad de datos que no cumplen con los estándares de veracidad necesarios para ser tomados en cuenta como parte del análisis de negocio. Se requiere validar qué información es correcta y qué información es falsa, y, en consecuencia, debe ser tratada como tal en los análisis a futuro.

En este contexto, las empresas que buscan impulsar nuevas iniciativas de crecimiento descubren que las variables que anteriormente determinaban los incentivos han sido modificadas por los nuevos patrones de comportamiento. ¿Cómo puede el big data ayudar a predecir comportamientos y para modelar un sistema de incentivos de acuerdo al perfil de cada colaborador?  El big data que se está diseñando contempla:

  1. Información de atención de requerimientos
  2. Información del perfil de los colaboradores
  3. Indicadores de desempeño

Mediante el uso y aplicación de modelos basados en inteligencia adaptativa, los cuales ya han demostrado su capacidad para resolver problemas y retos de sistemas de compensación, es posible extraer conocimiento valioso de los macrodatos generados.  A través de su uso se puede:

  1. Entender el perfil de cada colaborador
  2. Diseñar un modelo de incentivos adaptativo
  3. Mejorar los indicadores de desempeño

Actualmente las empresas globales cuentan con áreas de servicio internas para atender incidencias y requerimientos, y constantemente buscan mejorar sus esquemas de medición de servicio. Para tal fin, se apoyan en la implementación de herramientas de case manager para poder medir los requerimientos e incidencias que se presentan en sus procesos.

Esto genera gran cantidad de información (tiempos de atención y resolución, tipo de problemáticas, recurrencia de incidencias, etc). Esta información se analiza mediante esquemas de big data. Los resultados pueden activar una correcta toma de decisiones mediante mejores esquemas de capacitación, incentivos y medición de resultados dependiedo del tipo de colaborador, y tomando en cuenta factores demográficos de cada uno de los empleados que participa en las incidencias y requerimientos.

Resumiendo: big data es la forma en que podemos desarrollar mejores esquemas de desempeño basados en las nuevas herramientas tecnológicas. Las empresas que cuentan con áreas de incidencias y requerimientos de servicios podrían medir mejor su desempeño. Con estos sistemas adaptativos, es posible diseñar modelos de incentivos que realmente tienen un impacto positivo en los indicadores del negocio.

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Esquemas de incentivos basados en big data
Abstract
El big data ayudar a predecir comportamientos y para modelar un sistema de incentivos de acuerdo al perfil de cada colaborador
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La industria 4.0, ¿cómo impactaría a la productividad?

Enviado por roberto.valenzo el Mié, 22/05/2019 - 11:41

Indiscutiblemente los países más desarrollados se distinguen por algunas características como son: su capacidad de trabajo, su cultura, su inversión en investigación y desarrollo, su talento humano y la productividad de sus organizaciones, por mencionar algunas. ¿Cuál de éstas es más importante para asegurar el éxito?, es difícil decirlo pero seguramente éstas y otras tienen un impacto.

Ahora deseo establecer una relación clara y sencilla entre la industria 4.0 y la productividad. En palabras simples, productividad se define como el cociente de lo que sale de un proceso productivo o de servicios entre los insumos utilizados. Si se consideran todos los insumos se habla de productividad total, si consideramos alguno de ellos se habla de productividad parcial, como la productividad de la mano de obra, o de la materia prima o de la energía, o de horas máquina por mencionar algunos en particular.

Sin la intención de ser exhaustivo haré una descripción entre algunos elementos distintivos de la industria 4.0 y su relación con la productividad.

1.- Impresión 3 D nos permite diseñar modelos o prototipos más rápido y con mejor nivel de detalle reflejándose en tiempos más cortos y costos más reducidos para crear nuevos productos o modificar los existentes, esto mejora la productividad.

2.- Internet de las cosas (IoT): da conectividad a cualquier objeto midiéndolo y actuando, lo anterior nos permitiría reaccionar más rápido al detectar fallas o cambios evitando la producción de unidades defectuosas o satisfacer mejor en tiempo y forma a un cliente. Considerando lo anterior, esta capacidad de respuesta más rápida mejora la productividad.

3.- Sistemas Ciberfísicos: sienten y actúan sobre procesos físicos generando avisos. Al igual que en otros casos, estas herramientas nos permiten tener un mejor control de materiales e inventarios para su mejor utilización evitando que se desperdicien, esto traería una mejora en la productividad al reducir la inversión.

4.- Realidad Aumentada: realza la percepción física intensificando la experiencia sensorial con información. Gracias al uso de estas tecnologías podríamos darle seguimiento a nuestros productos y procesos previendo alguna inconsistencia o falla para reaccionar anticipadamente. Esta habilidad también influye en la reducción de unidades o procesos no conformes mejorando la productividad.

5.- Simulación: técnica que nos permite desarrollar modelos que reflejen el comportamiento de productos, máquinas o líneas de producción/servicio bajo diversas circunstancias. Gracias a esto se puede “aprender” sobre los modelos o sistemas simulados para reaccionar mejor y más rápido evitando o reduciendo los errores y costos reales. Estos ahorros en el uso de insumos también mejoran la productividad.

6.- Robótica Colaborativa: mezcla las capacidades de robots, inteligencia y habilidades de las personas. Con esta herramienta podemos hacer sinergias entre diferentes insumos en los procesos productivos y aprovecharlos mejor aumentando la productividad.

7.- Cloud Computing: accedemos a recursos computacionales y espacio desde cualquier lugar y tiempo con mínimo esfuerzo recolectando y realizando análisis de datos más rápida y exhaustivamente para tomar mejores y más ágiles decisiones que reducen tiempos de respuesta o ajustes permitiendo un mejor uso de los recursos y, como consecuencia, aumenta la productividad.

Solo por enfatizar un poco más la relación entre la industria 4.0 y la productividad agrego unos comentarios finales: considerando solamente la automatización, el McKinsey Global Institute, estima un aumento de la productividad global entre 0.8 por ciento y 1.4 por ciento anualmente. Por otra parte, Siemens ha estimado un incremento de hasta 20 por ciento de productividad en las industrias automotriz y cervecera. Finalmente, Luis Ferezin, en su libro, el Muro Digital menciona que en México uno de los principales problemas es la productividad; se trabajan más horas pero son menos productivas.

Concluyendo, claro que existe una fuerte relación entre la productividad y las herramientas o tecnologías de la I4.0, no esperemos más y, ¡a entrarle, produzcamos mejor, que se ocupa!.

Publicado originalmente en El Financiero.

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La industria 4.0, ¿cómo impactaría a la productividad?
Abstract
Sin la intención de ser exhaustivo haré una descripción entre algunos elementos distintivos de la industria 4.0 y su relación con la productividad
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Convergencia de la ciencia como impulsor de la propiedad intelectual

Enviado por roberto.valenzo el Vie, 26/04/2019 - 12:20

Hasta hace poco, las universidades tenían dos misiones esenciales: formar y generar conocimiento. Solo recientemente se ha añadido una tercera: ser agentes de cambio en el país a través de actividades de innovación y emprendimiento. Para hacer esto posible, es necesario contar con mecanismos robustos de formación, protección y explotación de la propiedad intelectual, incluyendo patentes, secretos industriales y derechos de autor.

El ranking de Innovación Global que elabora la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (WIPO, por sus siglas en inglés) sitúa a México en el lugar 56 entre 126 países analizados, siendo notable su rezago en el desarrollo de la propiedad intelectual. Si consideramos las patentes como uno de los indicadores de éxito tecnológico, nuestro país ha ocupado los niveles más bajos de patentamiento de la OCDE. Según cifras del Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual, sólo 8% de las solicitudes de patentes pertenecen a connacionales. El magro valor inventivo de estas patentes se refleja en la baja proporción –alrededor de1 de cada 10— que amplía su protección a países como Estados Unidos, Japón, Unión Europea, o con la WIPO.

Sin embargo, la aportación de las instituciones académicas es decisiva en México, ya que actualmente éstas muestran niveles de patentamiento por inventores u organizaciones radicadas en nuestro país mayores a los de la industria. Al fungir las universidades como piedra angular de la innovación en nuestro país, una política nacional en este sentido debería reforzar los vínculos entre la academia y la industria; incrementar los recursos asignados a ciencia, tecnología, e innovación; y desplegar cambios institucionales y culturales hacia la protección de la propiedad intelectual y la comercialización del conocimiento. Pero dentro del mix de soluciones, es el impulso hacia una convergencia de la ciencia la que está cobrando mayor relevancia.

La convergencia, caracterizada por el MIT como la próxima revolución de la ciencia, se define como la integración de las ciencias de la vida, las ingenierías, las ciencias físicas, la computación, así como las ciencias sociales y las humanidades para la solución de problemas y preguntas de investigación complejos. El impacto positivo de la convergencia recae principalmente en dos aspectos: por un lado, la conexión y (re)combinación de elementos múltiples y dispares –ya sean disciplinas, tecnologías o métodos— tienden a generar innovaciones más relevantes; por el otro, al encauzar un entendimiento fundamental hacia problemáticas y retos definidos, la convergencia potencia las capacidades tecnológicas y de explotación comercial del conocimiento.

Si observamos a nuestro alrededor, estas intersecciones transdisciplinarias son la esencia de muchos de los avances actuales y futuros. Dentro del campo de ciencias de la vida, algunos hot spots de convergencia son la medicina regenerativa, la biología sintética, los órganos en un chip, e imunoterapias de cáncer, entre muchos otros.

Con el propósito de fomentar la colaboración entre ingenieros, físicos, científicos, especialistas de datos e investigadores de ciencias sociales, varias universidades, principalmente en Estados Unidos, han establecido centros de investigación convergentes. Algunos ejemplos representativos son el Wyss Institute (Universidad de Harvard), Koch Institute y Media Lab (MIT), Biodesign Institute (Arizona State University), Bio-X (Universidad de Stanford), y Kilachand Center (Universidad de Boston). Diferentes estudios dan testimonio de las diferentes fórmulas de administración, investigación, generación de propiedad intelectual, colaboración y translación tecnológica en la creación de centros de investigación convergentes.

Un arquetipo de centro convergente es el Hansjörg Wyss Institute for Biologically Inspired Engineering de la Universidad de Harvard. El Wyss Institute fue creado en 2009 con la convicción de que la potenciación del impacto de avances científicos y tecnológicos sólo es posible a través de su translación fuera del laboratorio. Su diversidad disciplinaria se refleja en las plataformas que apoyan sus esfuerzos de investigación y desarrollo: tecnologías de materiales adaptivos, robots blandos bio-inspirados, microsistemas biomiméticos, imunomateriales, dispositivos de células vivas, robótica molecular, biología sintética, e ingeniería tridimensional de órganos. Dentro y entre estas plataformas, académicos, personal in situ con experiencia industrial, así como emprendedores residentes trabajan en conjunto en la generación de conocimiento, su conversión en propiedad intelectual y su explotación comercial. El éxito del modelo convergente de este instituto se refleja en las 2,046 publicaciones, 2,550 aplicaciones de patentes, 50 licenciamientos tecnológicos y la formación de 27 startups realizados hasta ahora.

En nuestro país, un ejemplo de iniciativa convergente es el plan de investigación-acción “Investigación que transforma vidas” desarrollado por el Tecnológico de Monterrey. Al combinar la integración de múltiples disciplinas con un ecosistema abierto de innovación, este programa global busca la generación de soluciones innovadoras de alto impacto en el desarrollo económico y social de México. Algunos proyectos puntuales impulsados son: exoesqueletos robotizados, regeneración celular con córneas artificiales, nanosensores, y mallas nanométricas quirúrgicas. Asimismo, dentro de la nueva visión 2030 del Tec de Monterrey, TecSalud tiene contemplado la conducción de dos iniciativas convergentes de alto impacto para la salud de los mexicanos: la secuenciación genómica de 100 mil mexicanos y el desarrollo de terapias celulares y regenerativas.

Sin duda, los centros convergentes tienen el potencial de actuar como catalizadores de cambio hacia la maximización del impacto en la sociedad de los conocimientos generados en instituciones académicas. Su impacto se intensifica al permear los efectos de la integración de expertise múltiples y la formación de redes colaborativas altamente heterogéneas a lo largo y ancho de los ecosistemas de innovación. Sin embargo, el camino hacia la convergencia no es fácil, ya que involucra un cambio paradigmático que choca directamente con la estructura organizacional tradicional en silos disciplinarios de las instituciones académicas.

Las oportunidades y necesidades de innovación de alto impacto son ilimitadas. Aquí, las instituciones académicas tienen la posibilidad de liderar el cambio hacia la convergencia como punto de partida para la explotación científica, tecnológica, y comercial de nuevos conocimientos, y, por ende, como detonantes del desarrollo económico y social de regiones y países.

EGADE Business School, a través del grupo de investigación en Innovación y Emprendimiento, ha acumulado capacidades en el entendimiento, mapeo y medición del fenómeno de convergencia y transdisciplinariedad en el contexto de nuestro país.

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Convergencia de la ciencia como impulsor de la propiedad intelectual
Abstract
La integración de disciplinas académicas podría estimular la innovación en México
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Necesario sumar actores a un nuevo pacto social

Enviado por roberto.valenzo el Mié, 17/04/2019 - 08:52

En las economías más avanzadas existe una relación fluida entre el empresariado y los poderes públicos. Al sumar la visión de mercado (la búsqueda de la eficiencia, la generación de valor permanente, el know-howy la innovación del sector privado) a la capacidad del sector público (de aportar un marco legal, financiero y macroeconómico seguro y estable), queda de manifiesto que los esfuerzos conjuntos público-privados no sólo han demostrado sus buenos resultados, sino que son la única vía para abordar los principales retos que enfrenta México.

Entre los desafíos más apremiantes destacan la corrupción, la desigualdad, la injusticia y el cambio climático. Abordar estos retos debe formar parte de un nuevo pacto social para transformar la economía mexicana y transitar hacia una sociedad más justa y equitativa.

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) promovido por el gobierno federal para este sexenio señala tres ejes generales: justicia y Estado de derecho; bienestar; y desarrollo económico. Y contiene tres ejes transversales: igualdad de género, no discriminación e inclusión; combate a la corrupción y mejora de la gestión pública; y territorio y desarrollo sostenible.

En el ámbito económico, se definió el objetivo de atraer mayor inversión extranjera (IED) a México (la cual, en el último trimestre de 2018, cayó 15% respecto del año anterior). Para llegar con éxito a la ambiciosa meta expresada por el gobierno, en lo tocante a atraer entre 35,000 y 40,000 millones de dólares (mdd) al año en IED, hemos de transmitir confianza a los inversionistas y continuar tejiendo relaciones comerciales mutuamente beneficiosas con los países que más invierten en México.

Se ha demostrado que un entorno competitivo y fuerte promueve la innovación, la productividad y un crecimiento inclusivo, factores clave para sobrevivir y avanzar como país en el siglo XXI. México puso en marcha importantes reformas estructurales que crean las condiciones idóneas para atraer inversión e incrementar la competitividad y la transparencia en sectores fundamentales. No obstante, las reformas han demostrado ser insuficientes e incompletas.

Hemos ido perdiendo competitividad respecto de otros países. En 2018, México cayó hasta el lugar 51 del Índice de Competitividad del Instituto para el Desarrollo Gerencial (IMD, por sus siglas en inglés), perdiendo un total de 19 posiciones en tan solo cinco años. De los indicadores que mide este ranking, donde mejor se advierte el deterioro de la posición de México, es en la eficiencia de gobierno, la cual tiene que ver con el empeoramiento en los esquemas institucionales y sociales. En particular, algunos de los elementos en detrimento han sido el crecimiento de la economía informal, la alta corrupción y sobornos, la falta de transparencia, las limitaciones del sistema jurídico y la impunidad, entre otros.

Estos malos resultados se agudizan con el descalabro en otros rankings que miden factores esenciales para la competitividad, como lo son la innovación y el talento. El Índice Global de Innovación de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual ubicó a México en una mediocre posición 58, mientras que el Índice Mundial de Talento 2018 del IMD, que mide el desarrollo de las competencias laborales altamente calificadas, sitúa a nuestro país en el lugar 61 de 63 economías en el ranking global, sólo por delante de Mongolia y Venezuela.

El país retrocedió en términos de atracción de talento local y extranjero y de preparación, que califica la calidad de las habilidades y competencias disponibles en cada nación, y se mantuvo en la antepenúltima posición en dicha investigación. Este rezago es compartido también por otros países de la región, que sufren igualmente de una baja inversión en educación, así como de fuga de cerebros.

Sin duda, éstos son retos que conciernen tanto al sector público como al sector privado, obligándolos, de manera urgente, a diseñar un nuevo modelo de desarrollo que fortalezca el Estado de derecho y, además, se coloque a la altura de la solidez de la economía mexicana. El gobierno acierta en situar la lucha contra la corrupción como la base de la transición de México hacia una economía más competitiva que genere igualdad de oportunidades y riqueza compartida para todos; sin embargo, el PND, la hoja de ruta económica para este sexenio, y en cuya discusión participaron los empresarios y los actores sociales, también debe sentar las bases de un nuevo modelo económico sustentado en la expansión del conocimiento y la innovación, comprendidos como factores determinantes del emprendimiento a escala nacional.

Los éxitos son más que evidentes en ciertas economías asiáticas que han transitado hacia este modelo, tales como China, Singapur, Hong Kong y Corea del Sur, países que hace 40 años tenían un menor grado de desarrollo que México, pero que ahora han logrado ubicarse como potencias económicas globales. Pero ¿cómo lo hicieron? Se enfocaron en promover la innovación, la inversión público-privada, la investigación aplicada y el emprendimiento, buscando atraer y formar un mejor talento. Principalmente, se logró divisar su éxito gracias a la aplicación de un enfoque de “cuádruple hélice”, es decir, la interacción estratégica de cuatro ejes: el sector público, la iniciativa privada, la academia y la sociedad civil.

Este modelo se conocía anteriormente como “triple hélice”, en el que faltaba uno de estos actores tan importantes para el desarrollo y la innovación: el factor humano. Los países que apuestan por el desarrollo de talento y que fomentan la innovación, el emprendimiento y la generación de valor compartido, serán las economías que experimentarán un mayor desarrollo en la próxima década.

En este sentido, lo que tienen en común los ecosistemas abiertos de investigación, innovación y emprendimiento que son referentes a escala global (como Silicon Valley o Israel, Singapur o Irlanda), es la estrecha colaboración entre universidades, emprendedores, corporaciones y el sector civil, lo que representa un polo de atracción para el mejor talento global y, por ende, para la inversión extranjera.

Así, uno de los principales factores de competitividad económica global radica en crear ciudades inteligentes y competitivas, en las que la tecnología esté integrada y conecte a emprendedores con mercados y cadenas de valor a escala global, desplegando riqueza cultural y una vibrante comunidad de mentes brillantes. La estrecha colaboración entre gobierno, industria, academia y el sector civil es fundamental para generar una perspectiva flexible, abierta y digital que impulse este ecosistema amigable y sostenible para la innovación y el omniemprendimiento.

La educación es un elemento clave e insustituible en los modelos que han generado crecimiento y prosperidad a tasas muy diferenciales. Las políticas públicas, al igual que los esfuerzos privados, deben volcarse en impulsar una educación de calidad, es decir, incrementar la inversión para universidades, investigación y desarrollo (I+D), ecosistemas de emprendimiento y centros de investigación para generar el mejor talento, que es la principal ventaja competitiva en las economías líderes.

El talento se debe formar bajo los esquemas de nuevas competencias que incitan a generar valor en la industria, además de dar solución a problemas complejos, tomando en cuenta aspectos esenciales como el pensamiento crítico, trabajo en equipo, liderazgo colaborativo, creatividad, inteligencia emocional, capacidades de negociación, toma de decisiones, orientación al servicio y flexibilidad cognitiva. Sólo de esta forma podremos pasar de una economía basada en la manu-factura a otra que se apoye en una industria creativa, emprendedora y preparada para los retos que puedan presentarse en la Cuarta Revolución Industrial.

Algunas universidades y escuelas de negocios llevan años promoviendo el desarrollo de competencias críticas en los estudiantes, con el fin de prepararlos para los nuevos entornos de trabajo dominados por la Inteligencia Artificial, el Big Data, el aprendizaje automatizado, la biotecnología, la nanotecnología y la genómica. No sólo se necesitan líderes emprendedores que sean innovadores para enfrentar de forma creativa los retos que depara el futuro también deben ejercer un liderazgo ético y consciente que tenga en cuenta el impacto social y busque generar valor compartido y la transformación de la sociedad.

Algunas iniciativas que realiza el gobierno federal van por buena dirección, como el programa de capacitación Jóvenes Construyendo el Futuro, en el que la Secretaría del Trabajo, la iniciativa privada, la academia y las organizaciones sociales colaboran para desarrollar las habilidades de la juventud mexicana y aprovechar, así, su gran talento.

La Agenda 2030, a través de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pretende poner fin a la pobreza, la desigualdad y el hambre, alcanzar la igualdad de género y el acceso para todos a condiciones laborales decentes, facilitar el acceso a servicios de salud y a una educación de calidad, proteger el medioambiente y los recursos naturales, y garantizar que todas las personas disfruten de paz y prosperidad. A escala global y, sobre todo en México, reforzar el enfoque multi-stakeholderes la única forma de generar soluciones a los complejos retos planteados.

La Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible, un esfuerzo liderado por la UNAM y el Tecnológico de Monterrey para movilizar a la academia, el sector privado y la sociedad, en colaboración con el sector público, hacia el cumplimiento de los ODS en México, sigue un modelo concreto enfocado en la generación de soluciones innovadoras y sostenibles a largo plazo.

El trabajo en conjunto entre el gobierno, la iniciativa privada, la academia y la sociedad civil no implica que todos vayan a compartir los mismos puntos de vista, pero sí una agenda en común, con una nueva visión y un planteamiento disruptivo para transformarnos.

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Necesario sumar actores a un nuevo pacto social
Abstract
La inyección de competitividad a la economía mexicana no recae solamente en el gobierno y los empresarios. El camino hacia el progreso debe contemplar a la academia y la sociedad civil.
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Una app para el consumo responsable de pescado y mariscos

Enviado por egade el Mar, 10/07/2018 - 22:13

‘Amor a Mar’ es una nueva aplicación que permite a los consumidores comprar los mejores productos del mar directamente de productores locales y pescadores en las costas de Baja California (México). Cada kilogramo de marisco que se extrae del océano se trata de manera responsable y se pesca específicamente para el consumidor. El objetivo principal del proyecto es cambiar los hábitos de consumo de los clientes, reduciendo la pesca masiva, mejorando las condiciones de trabajo de los pescadores locales y brindando una mejor calidad de mariscos.

Bajo mi dirección académica, los alumnos de EGADE Business School Saraí Núñez Gutiérrez, Cecilia Medina Gutiérrez, Alejandra Halún Cavazos y Alejandro Cueva Palazuelos, investigaron la innovación empresarial detrás de la app “Amor a Mar”, lo que les valió el Premio Flourish 2018. Recibieron este reconocimiento en la categoría Objetivo Global #14 - Vida Submarina, una de las 17 que celebran el progreso hacia los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. ¿Pero en qué se basa su modelo sostenible e innovador?

Evitar la sobreexplotación del mar

La innovación de esta aplicación radica en permitir al cliente hacer un pedido de mariscos (los sábados, domingos y lunes) que los pescadores locales pescarán especialmente para él. Para ello, la aplicación crea un "vínculo" entre los consumidores en Monterrey (Nuevo León) y los productores y pescadores en Ensenada (Baja California). Al ingresar a la aplicación, los consumidores pueden seleccionar qué productos desean pedir. Los productos pueden provenir de pesca libre o de piscifactorías establecidas dentro del océano para que los peces y la fauna marina vivan en su propio hábitat. Es un proyecto compatible con la vida marina, ya que solo pescan lo que se ordena y no sobre pescan ni explota el mar.

Es una situación en la que todos ganan: los pescadores reciben más por sus productos, al eliminar a los distribuidores de la ecuación, y los consumidores conseguirán pescado fresco listo para ser recogido unos días después de ser pedido.

“Amor A Mar” se inspira en la necesidad de crear conciencia sobre el consumo responsable de alimentos del mar, su distribución y las condiciones de trabajo de los pescadores, con el fin de procurar una gestión eficiente de los recursos.

La inspiración del propietario Daniel Valles llegó inicialmente cuando abrió el restaurante Black Market y quiso diferenciarse de la competencia con ingredientes únicos y demostrar formas más sostenibles de consumir los productos del mar utilizando todas las partes del pescado. Con el tiempo, esta singularidad se expandió a los orígenes de los productos pesqueros, el impacto que podría tener en los pescadores de Baja California, los patrones de consumo de alimentos y el proceso de distribución. "Ambas cosas van juntas, el restaurante Black Market y Amor a Mar. Uno no podría existir sin el otro", señala Valles.

¿Qué impactos se han logrado?

  • Impacto en la comunidad pesquera local: Con esta nueva aplicación, la comunidad local de pescadores recibe un pago mucho mejor de lo que reciben de los distribuidores ("intermediarios"). Los consumidores de Monterrey que usan la aplicación obtienen mucha más calidad y pescado más fresco de lo que lo harían en el supermercado (el pescado se captura un par de días de realizar el pedido).
  • Impacto en la cadena de suministro sobrexplotada: La dinámica de esta aplicación evita que se produzca pesca masiva y explotación del mar. Alrededor del 85% de las poblaciones de peces mundiales están sobreexplotadas, agotadas, totalmente explotadas o en recuperación de la explotación. Se espera que las capturas en los trópicos disminuyan un 40% para 2050 y, sin embargo, alrededor de 400 millones de personas en África y el sudeste asiático dependen del pescado para obtener proteínas y minerales. Dado que se espera que el cambio climático tenga un impacto en la producción agrícola, las personas van a depender más que nunca del pescado para sus necesidades nutricionales (Vince, BBC, 2012). Este modelo ayudará a detener el declive.
  • Impacto en la conciencia de los consumidores: Se está promoviendo un gran cambio en el estilo de vida en los consumidores. Si antes iban a comprar pescado en el supermercado sin saber de dónde venía, cuándo se pescaba y qué tipo de sustancias químicas se usaban como conservantes, ahora pueden ordenar exactamente lo que consumirán y conocer los detalles de su captura.

Un modelo sostenible

El restaurante Black Market y Amor a Mar han conseguido diferenciarse de sus competidores. El restaurante lleva nueve años educando a los consumidores sobre el uso de todas las partes del pescado, minimizando el desperdicio. El modelo de negocio se basa en promover alimentos de alta calidad vinculados con la conciencia del consumo. El restaurante tiene un ambiente agradable donde las personas pueden disfrutar de una deliciosa comida, mientras que la aplicación es fácil de usar, bien diseñada e incluye diferentes métodos de pago que ayudan a generar ventas. "No solo puedes tener pescado en tu mesa", apunta Valles, "sino que también puedes tener un impacto".

“Amor A Mar”, como modelo de negocio, ayuda a abordar uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para la sostenibilidad, y apoya indirectamente a muchos otros. Su objetivo principal, el número 12 –Producción y Consumo Responsables—, tiene como fin cambiar los hábitos de consumo de productos del mar.

La sociedad debe reconocer el costo de tener supermercados llenos de alimentos frescos sin preguntarse sobre los orígenes y el desperdicio que genera este modelo. El excedente de alimentos afecta directamente a la distribución desigual de los alimentos. Es poco probable que los ciudadanos de los países ricos pasen hambre durante una crisis alimentaria, ya que solo gastan una cantidad relativamente pequeña de sus ingresos en alimentos, pero muchas familias en los países pobres gastan hasta el 80% de sus ingresos en alimentos. Si los precios de ciertos alimentos se duplican, estas familias ya no pueden comprar alimentos. Por tanto, generar una conciencia sobre el consumo responsable contribuye a reducir el aumento de precios.

Además, el modelo de “Amor a Mar” también apoya el ODS número 8 de Trabajo Decente y Crecimiento Económico, asegurando condiciones más favorables para los pescadores locales. Se asegura que los salarios se paguen a tiempo, que sean justos y que el mar sea tratado con las estrategias correctas para evitar pescar o dañar otras especies en el hábitat marino, contribuyendo asimismo al Objetivo 14 de velar por la Vida Submarina.

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Una app para el consumo responsable de pescado y mariscos
Abstract
‘Amor a Mar’ pretende cambiar los hábitos de consumo para reducir la pesca masiva y mejorar la vida de los pescadores
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