"Estanflación" es una palabra malsonante, porque es una traducción literal de stagflation. Sin mucho rigor, pero con suficiente claridad, denota la desafortunada combinación de una actividad económica en recesión con una inflación significativa.
No es inapropiado aplicar ese calificativo a la situación actual de la economía mexicana. Creo que la gráfica avala lo dicho (Gráfica 1).
Vale notar que, para todo fin práctico, la actividad económica se estancó durante 2019, antes de sufrir los muy graves efectos negativos derivados de la (terrible) pandemia. A pesar de ello, la inflación ha permanecido por encima de la meta oficial de Banxico. (Superando "temporalmente", como se sabe, el 6% en la primera quincena de abril). Este hecho cuestiona la idea, muy extendida, de que la inflación se despresuriza cuando la actividad económica está lejos de su potencial.
INEGI informó el viernes pasado que el PIB real aumentó un poco (0.4%) entre el último trimestre de 2020 y el primero de este año. Considerando ese dato, resulta que el PIB del primer trimestre 2021 cayó 2.9%, si se le compara con el correspondiente al mismo periodo de 2020. Esto no fue del todo sorprendente, porque los datos previos del IGAE (Indicador Global de la Actividad Económica) y del IOAE (Indicador Oportuno de la Actividad Económica) ya permitían anticipar en general lo sucedido.
Para el resto de 2021, cabe conjeturar una mejoría relativa. Esto será consecuencia de la reapertura parcial de los negocios y de la mayor movilidad de la población, ambos factores dependientes de la incierta eficiencia de la vacunación. Además, en términos de cambios porcentuales anuales, las cifras serán positivas, conforme se comparen los niveles de este año con los niveles deprimidos de 2020, ya afectados por la pandemia. (Esto último es lo que quieren decir algunos comentaristas cuando escriben sobre "el efecto de base").
Para todo 2021, el Fondo Monetario Internacional pronostica que el PIB real de México aumentará 5%. Cité ese número en una plática reciente con un grupo de empresarios, y uno de ellos reaccionó diciendo que le parecía optimista. No me sorprendería que tuviera razón, a fin de cuentas, considerando su inmersión a la realidad. Como quiera, vale notar que aún si el 5% se realizara, el PIB real de este año será 4% menor que el correspondiente a 2019 (y que el referente a 2018). Se estará lejos todavía de una verdadera recuperación.
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Hace un par de meses, los pronosticadores de oficio pensaban que la economía de Estados Unidos crecería un poco más de 4.5% durante el primer trimestre de 2021. A la luz de la estimación oficial recién publicada, correspondiente al primer trimestre de este año, los augurios han cambiado para mejorar. Con dicho cambio, y si la combatida pandemia lo permite, el PIB real aumentará quizá 6.5% este año. El "repunte" estadounidense es visible, por ejemplo, en el inicio de construcción de viviendas, como se muestra en la ilustración (Gráfica 2).
Al mismo tiempo, la inflación continúa (y continuará, se dice) abajo del 2%. Desde luego, es cierto que han crecido las inquietudes sobre un resurgimiento eventual del problema. Si se confirmara, ello provocaría un aumento de las tasas de interés, dando fin a la época de crédito (muy) barato. Pero, mientras tanto, el "rebote" estadounidense es buena noticia para la economía mexicana.
Artículo publicado originalmente en Reforma.