Una matriz de riesgos

Artículo publicado en la columna Glosas Marginales del periódico Reforma

Hace unos días participé en una reunión de trabajo con empresarios. El organizador me encargó la presentación de los rasgos generales del entorno económico de México. La intención era proveer un marco de referencia para la planeación corporativa. No fue una tarea sencilla, dada la cantidad de interrogantes que caracteriza a la situación actual, ya no digamos a la futura.

A fin de cuentas, les ofrecí el conjunto de indicadores, tendencias, explicaciones y dudas que el lector de esta columna seguramente conoce. Es posible que haya agregado algún valor al mostrarlo en una forma integrada y sintética.

En todo caso, para cerrar la sesión, me pareció relevante añadir un cuadro que titulé pretenciosamente "Matriz de Riesgos". Aquí va.

Cada una de las frases que ocupan las celdas de la matriz merece un comentario detallado, pero ello va mucho más allá de los límites de un artículo breve. [Desde luego, es seguro suponer que otros opinadores tienen su propia versión de un (discutible) esquema como el anterior]. Como quiera, un par de apuntes quizá no sobra.

Por ejemplo, en la primera celda del lado izquierdo del cuadro se lee "Inflación agravada". Y así está ocurriendo. La inflación ha sido un problema recurrente en México, pero en los tiempos actuales se ha transformado en crítico. Las encuestas más recientes entre economistas revelan un deterioro muy significativo de sus expectativas sobre la cuestión. Es comprensible. Las tendencias detectables a partir de los datos, y la conjunción de diversos factores negativos, internos y externos, avalan dicha predisposición sombría. Parece que ya nadie cree en la noción de un control razonable de la inflación en el futuro próximo. Alcanzar la meta oficial de 3% se sitúa por ahora, según mi percepción, en un porvenir indeterminado.

Lo anterior es muy preocupante por muchas razones riesgosas, pero una de ellas es de veras lamentable y conocida de sobra: la inflación es un impuesto regresivo; esto es, afecta más a las familias situadas en los estratos de ingreso más bajos.

En ese contexto, resultó perfectamente justificable el aumento de ½ punto porcentual de la tasa de interés objetivo del Banco de México, realizado el jueves pasado. Y no será el final de la historia.

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También en el lado izquierdo, pero en la segunda celda, se dice "Fragilidad institucional persistente". ¿Qué quiere decir eso, en lenguaje llano? Simplemente, que "las reglas del juego económico" (las instituciones) no son confiables en cuanto a su vigencia y congruencia.

Una ilustración de ello está a la mano. Me refiero a la propuesta de reforma de la Ley de la Industria Eléctrica (LIE). Si llega a aplicarse, a pesar de las sólidas objeciones expresadas no sólo por empresarios mexicanos y extranjeros, sino incluso por la COFECE, la reforma implicaría un cambio radical en el mercado actual de la generación y distribución de la energía eléctrica. Esa alteración, a juicio de los expertos y de los afectados, conllevaría una pérdida de valor en ciertos contratos vigentes; una discriminación no justificada entre proveedores del servicio; y, lo más importante, una demolición del horizonte de planeación original. Está claro por qué todo ello califica como un riesgo.

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Es obvio que las otras contingencias señaladas son todas significativas. Trataré de examinarlas en otra ocasión.

El autor es profesor de Economía de EGADE, Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

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