El fisco: hechos y márgenes reo que está generalizada la opinión de que, en materia de finanzas públicas, a lo largo de los seis años más recientes se tomaron decisiones y se realizaron operaciones muy cuestionables.
Aquí van algunos ejemplos, con una disculpa por su obviedad:
A ello se agrega lo que está sucediendo durante el año en curso. Me refiero, por supuesto, al señalamiento repetido de un aumento extraordinario del déficit del sector público, el cual con toda probabilidad se ubicará alrededor del 6% del PIB. El consenso entre los analistas consiste en la necesidad de reducirlo, pronto y en forma significativa. No está nada claro que la nueva administración tenga suficientes espacios de maniobra para llevarlo a la práctica. Hay al menos dos razones para ello: rigidez de los componentes principales del gasto público y la ya franca desaceleración de la actividad económica -que se acentuará si, como se "prevé", la economía de Estados Unidos se debilita. Hay quienes califican como "sólida" la situación de las finanzas públicas, pero, al mismo tiempo, plantean la urgencia de un aumento de impuestos, el saneamiento de Pemex la reestructuración del gasto.
En todo caso, en 2025, la política fiscal no podrá ser expansiva, mientras que, en contraposición, la política monetaria seguramente alargará el proceso de aflojamiento que ya se inició. De ello me ocupo en lo que sigue.
El 26 de septiembre, la Junta de Gobierno de Banxico decidió bajar en 25 puntos base su tasa de interés objetivo, considerando que "es adecuado reducir el grado de apretamiento monetario" Esto coincidió con la expectativa del grueso de los analistas. Los argumentos en que se apoyó la medida, expresados en el comunicado oficial, son discutibles. Específicamente, me referiré sólo a algunos de ellos. (Recuerdo que, en marzo, consideré prematura la primera rebaja. No he cambiado de opinión).
Banxico reconoció que las expectativas de inflación referentes al corto plazo han aumentado. En cuanto al "balance de riesgos" de la inflación, dijo, "en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza". Y, sin embargo, concluyó que "se sigue esperando que la inflación general converja a la meta en el cuarto trimestre de 2025". ¿Por qué? Básicamente, porque Banxico confía en que seguirán desvaneciéndose los efectos de los "choques" de oferta que impulsaron al alza un conjunto de precios específicos. Al respecto, hay que señalar que el crecimiento de la cantidad de dinero en circulación permitió en su momento que los "choques" en cuestión se tradujeran en un aumento general de precios.
El 28 de septiembre 2023, Banxico pronosticó que la inflación se situaría, respectivamente, en 4.0% y 3.7% en los trimestres segundo y tercero de este año; de hecho, ya sabemos que fue 4.8% en el segundo trimestre y que se calcula que será 5.1% en el tercero. ("En toda profecía hay un riesgo", J.L. Borges).
Por último, resulta cuando menos curioso notar que, según el pronóstico de inflación del banco central, la meta de 3% se alcanzará al final de 2025 y, durante el año siguiente, trimestre tras trimestre, invariablemente, se quedará en ese número.
El autor es profesor de Economía de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Reforma.