¿Penuria fiscal? Hace algunos años (muchos, de hecho), cuando uno de mis intereses profesionales eran las finanzas públicas, aprendí, gracias a un excelente libro de Richard Musgrave (Fiscal Systems), que las comparaciones internacionales tienen cierto valor analítico, pero no siempre normativo. En otras palabras, ilustran, pero no necesariamente conllevan una recomendación.
Por ejemplo, está de moda sugerir una "consolidación fiscal' para México, es decir, para ser francos, un aumento de impuestos.
A este respecto, se usa como argumento, entre otras cosas, el hecho de que la "recaudación tributaria" en México (algo así como 17% del PIB), es muy baja en comparación con el promedio de los países de América Latina, ya no digamos de la OCDE (So what?). Para empezar, conviene recordar los datos de la propia SHCP. En 2023, los "ingresos presupuestales" representaron 22.2% del PIB (lo que incluyó casi 8 puntos porcentuales de ingresos no tributarios). En contraste, el "gasto presupuestario" significó 25.6% del PIB, dando lugar al conocido déficit de 3.4%. Este año, se estima que la última cifra citada se elevará a 6%. El ascenso no tendrá mucho de "estructural": será consecuencia de las erogaciones terminales de las cuestionadas "inversiones" consentidas. Y ello sin olvidar las enormes transferencias de fondos a las empresas públicas. Así pues, está claro que, contra lo que se dice, hay margen para reducir y optimizar el gasto público.
Es cierto que el gobierno federal ha adquirido compromisos de gasto (i.e. pensiones) para los que no se cuenta con las partidas de ingresos correspondientes. Esto se hubiera evitado si las decisiones se hubieran apegado lo dispuesto en la Ley -como he señalado en otras ocasiones-. El problema no es de estructura, es de desinterés por las consecuencias.
Volviendo al tema de las comparaciones internacionales, quizá resulte útil acudir a un ejemplo ajeno: en términos de carga (estrictamente) tributaria, el caso de Brasil (33% del PIB) no es muy distinto del de Corea del Sur (32%).
Pero ahí terminan las similitudes. En cuanto al PIB por habitante, Corea del Sur es una economía de ingreso alto y Brasil es una de ingreso medio; la pobreza extrema ha desaparecido en el primero, pero todavía afecta al 3.5% de la población en el segundo, y la distribución del ingreso (Gini) es mucho más desigual en Brasil que en Corea del Sur. Todo lo anterior, sin mencionar la diferencia más importante: la disparidad del crecimiento económico entre los dos países, lo largo del pasado medio siglo.
¿Hay una lección en lo apuntado? Quizás que aumentar el tamaño relativo de la carga impositiva no es garantía de mejora económica, ni social. "Pronósticos" electorales...y otros cuentos. La inmensa mayoría de las encuestas y de las "predicciones" sobre el resultado de la elección presidencial en Estados Unidos anticipaban una contienda muy cerrada. "La moneda está en el aire" fue una expresión usada con mucha frecuencia para describir la situación. En realidad. no hubo tal cosa: Trump ganó los votos electorales con una muy amplia ventaja y ganó también el voto popular. El papel potencial asignado a los llamados "estados bisagra" (un nombre muy feo) resultó infundado.
Hace no mucho cité en estas páginas una espléndida frase de Borges. La repito aquí sin pena: "Traficar en consejos y en profecías es peligroso, cuando no impertinente". En el caso que menciono, los "profetas" de ayer están hoy muy ocupados en encontrar explicaciones (justificaciones) a su error garrafal. Está bien que pasen por un periodo de expiación.
Es obvio que tanto los "enterados" como el Partido Demócrata leyeron mal, o quisieron leer mal el sentir y las preferencias del electorado.
Nota: Tomaré unos días de descanso. Regresaré a estas páginas el día 25.
El autor es profesor de Economía de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Reforma.