Los hechos asesinos

Artículo publicado en la columna Glosas Marginales del periódico Reforma

"La gran tragedia de la ciencia - -decía, según recuerdo, Thomas Huxley- - es que un hecho feo puede dar muerte a una bella hipótesis". Así es, en efecto. De paso, tal es proceso que determina el avance del conocimiento. Los ejemplos abundan.

En lo económico, la hipótesis inicial sobre la inflación en curso era que se originaba en varios "choques" temporales y que, por tanto, sería transitoria. Una idea sencilla y reconfortante. La tragedia es que resultó falsa, y fue contundentemente desacreditada por el "feo" hecho de la persistencia del alza generalizada de los precios.

Desde luego, en el episodio aludido la verdadera tragedia consistió, y consiste, en que la inflación afecta más a la población en los estratos de ingreso bajos. La responsabilidad al respecto debe atribuirse a los encargados de las políticas públicas, quienes equivocaron el diagnóstico. Para sustentar lo apuntado, basta quizás una referencia histórica.

En diciembre 2021, el Fed describió la situación en los siguientes términos literales (traducidos): "Desbalances de oferta y demanda relacionados con la pandemia y la reapertura de la economía han continuado contribuyendo a niveles elevados de inflación". Las políticas superexpansivas vigentes, tanto en lo fiscal como en lo monetario, no merecieron mención alguna. Para ese entonces, la inflación era 7.2%, y venía creciendo desde mayo del año anterior. Aunque el banco reconoció que la inflación había excedido su meta de 2% en el largo plazo (!), decidió mantener su tasa de interés de referencia entre 0.00 y 0.25%. El Fed aumentó la tasa en cuestión, por primera vez en el ciclo alcista actual, en marzo 2022. ("Too little, too late"). La inflación llegó a su máximo, 8.9%, en junio de ese año.

En febrero 2023, para todo fin práctico, la inflación todavía se sitúa en 6%. La cifra es algo así como el triple de la meta oficial. El Fed ha llevado su tasa de interés a un intervalo entre 4.75 y 5.00%, doce meses después de haber iniciado su tendencia restrictiva. La (quizás) minicrisis bancaria tendrá posiblemente un efecto debilitante sobre la concesión de crédito, aminorando la demanda de bienes y servicios, lo que favorecerá la lucha antiinflacionaria. Sin embargo, eso no ocurrirá de súbito. El problema va para largo... y sus perjuicios también.

En México, la inflación siguió descendiendo, pero en marzo todavía resultó 6.9% en su medición general, y 8.1% en la llamada subyacente (que excluye los precios de los alimentos y de los energéticos). A este respecto, caben dos comentarios breves: 1.- la meta formal, 3%, está muy lejos, en un horizonte poco definido; y, 2.- la inflación de los precios de los servicios (que continúa subiendo), vs. la registrada en los precios de las mercancías (que quizás ya pasó su "pico") indica la existencia de presiones de demanda interna. La hipótesis de que la inflación era importada, muy conveniente, ha sufrido graves heridas a lo largo del tiempo, infligidas por los golpes implacables de los "feos" hechos. (Gráfica)

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La frase de Huxley, citada con más o menos fidelidad al principio de esta nota, encuentra sus ilustraciones más dramáticas en el ámbito político. Específicamente, son comunes las promesas gubernamentales, de todos los colores, de crear una sociedad próspera, libre e igualitaria. Dichas ofertas se fincan en hipótesis muy lindas, pero terminan desvirtuadas, no por uno sino por muchos, hechos "feos".

En particular, la historia no ha sido muy caritativa con los resultados de los experimentos con una economía centralmente planificada, donde casi desaparecieron la propiedad privada y los mercados libres. Se establecieron en algunos países de Europa, de Asia y de África. El poder político irrestricto consecuente tuvo efectos económicos desastrosos. En ninguno se logró lo prometido. En América Latina, sobra aludir al conocido, deplorable y añejo caso cubano; en cambio, vale mantener en mente el deterioro espectacular provocado por el (modestamente denominado) "Socialismo del Siglo XXI" en tierras bolivarianas.

El autor es profesor de Economía de EGADE, Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

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