Los ciclos del populismo

El mundo se está moviendo del elitismo al populismo

He sido admirador de los ciclos económicos y sociales por mucho tiempo. Al ver su evidente y constante aparición, esta afiliación se ha acrecentado. En la política ocurren también: Cuando un país -o el mundo- ha residido en un régimen por algún tiempo, signos de fastidio aparecen poco a poco y se produce de pronto, el anhelo de acariciar la solución que ofrece el régimen contrario; incluso, a veces, a cualquier costo.

El estudio de las ideologías políticas es complejo, y ofrezco aquí una explicación modesta, que emana del estudio y no de la práctica. La mayoría de los gobiernos de naciones independientes, se identifican ya sea con la izquierda (todo lo suave, todo lo tierno) o la derecha (todo lo duro, todo lo frío), pero esos son sólo los contrarios de un eje, esto es, las actitudes en lo sociocultural. Se requiere otro eje más, que presente los contrarios en cuanto a la libertad o esclavitud económica. Así, tenemos la derecha y la izquierda en el primer eje y el lado autoritario y el libertario en el segundo eje. Esto a su vez quiere decir, que ocurren en ese gran mapa infinitas combinaciones (pueden delinearse gobiernos de izquierda y autoritarios o de izquierda y libertarios).

De acuerdo a esta explicación, la más difundida entre los expertos, un gobierno de izquierda, en el eje sociocultural, puede moverse desde el centro de un segundo eje económico, hacia un extremo libertario e incluso hasta llegar al anarquismo o bien, en la dirección contraria (con pobre libertad económica), hacia un núcleo demócrata y más aún hacia el socialismo o incluso, hasta el extremo del comunismo.

A un gobierno de derecha le pasa igual: En su transición desde el centro, puede dirigirse hacia el conservadurismo y viajar más hacia un contenido republicano y luego en el extremo, el fascismo (con total libertad económica) o el totalitarismo en el extremo contrario (con nula libertad económica).

El mundo es una gran paleta que contiene gran diversidad de filosofías de gobierno y, todas las clasificaciones anteriores -en alguno de sus grados- tienen un ejemplo vivo en un país soberano. No obstante lo anterior, desde la década de los 90´s, la mayoría de los países del mundo cultivaban una forma de comunicar y de operar su régimen de gobierno (que podía ser tanto de derecha como de izquierda, autoritario o libertario) al que los expertos llaman “elitismo”, es decir, un movimiento que distingue entre “el pueblo” (una turba sin educación) y la “élite” (un grupo con educación y recursos, y que con tecnócratas como subgrupo, deberían gobernar a solas). Lo contrario al elitismo, es el populismo (que también divide a la población en dos campos, el pueblo noble y una élite corrupta), y sostiene que la política debería ser la expresión de la voluntad del pueblo en su forma más pura.

Con lo anterior, concluyo que el mundo no se está moviendo a la derecha o a la izquierda o, del libertarianismo al autoritarismo necesariamente, pues hay corrientes de ambos en todas las regiones del planeta. Lo que sí es claro, es que se está moviendo del elitismo al populismo y la razón son los ciclos. Después de la segunda guerra mundial, el nuevo orden requirió que las élites coordinaran la reorganización de la economía y el pueblo agradeció que les consiguieran hospitales, casas y escuelas para sus hijos. Luego en los 60´s explotó el descontento con los abusos que la élite perpetró y una época de populismo ejerció el poder en gran parte del mundo en los 70´s (Echeverría en México, por ejemplo). Al caer el muro de Berlín, volvió el elitismo con el capitalismo de mercado y los abusos, al parecer, han colmado a la noble ralea que escoge hoy, a cualquier costo, el extremo contrario de lo que tuvo (Brasil hacia la extrema derecha, después de 15 años de izquierda, como ejemplo).

Efectivamente AMLO, Trump y Brexit no son fenómenos aislados, sino un síntoma de este abuso de las élites. ¿Pero, este abuso es real? Pienso que sí, pues no solo tenemos la prueba en las urnas y en el crimen (los que roban a ricos para darle a los pobres), sino que casi todas las mediciones de desigualdad marcan un deterioro a lo largo y ancho del planeta. México tendrá un presidente populista, de izquierda al parecer. Nos preguntábamos si sería más libertario que autoritario y este pasado fin de semana aparece la posible respuesta. Esta combinación no es la ideología con la que las élites siguen ganando y si pierden -ya se ha visto esa película en tantos ejemplos de la historia- pierde también el pueblo y la nación. Los inversionistas extranjeros bien lo saben y las calificadoras también. Dentro de unos pocos lustros, el péndulo cambiará de nuevo, pero estaremos aquí hasta entonces.

 

Publicado originalmente en Reforma.

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