Las bodas del Che

Artículo publicado en la sección “Riesgos y Valores” del periódico Reforma.

Hace poco en una boda, los novios guiaban delirantes de alegría una fila con docenas de eslabones arrastrándolos en arreboles entre las mesas. Con enormes lentes de plástico y antenas de marciano, los bailantes ponían todo su peso sobre una pierna y luego uno, dos, y todo su peso en la otra. "Y yo que te deseo a moriiir.. coreaban cara a cara las parejas...y luego, "como una flooor, tanto amoor.." cantaban, entre movimientos como los de un gusano de tierra, bajando en cuclillas primero y luego explotando hacia arriba después.

No obstante, y en medio de todo esto pensé si, ¿habría en realidad verdaderas razones para tanta alegría? Para los novios sí, pues comienza una vida nueva, pero camino al coche, todos los demás íbamos pensativos, de regreso a las cosas que nos estrechan. Un hombre sabio escribió hace miles de años: "Hasta de reírse duele el corazón, y al final, la alegría acaba en llanto".

Periodos como éste, en el que cuatro, cinco o hasta más eventos que fueron decisiones de hombres nos aguijan, son raros, pues por lo general son dos o tres en cada ciclo. Sin embargo, ahora, encima de sufrir el mero cálculo de las posibles consecuencias de las decisiones del Presidente Trump, debemos añadir lo que Brexit dejará a su paso, más la terminación del ciclo económico en EEUU, más la caída en el dinamismo de la economía China, más el posible arribo de la inflación y con ella, otra ronda de alzas en tasas con el ajuste de los mercados que les sigue. Por si faltaran endechas, México tiene ahora un romántico al frente, casi con la visión que tenía el Che Guevara y con él, los que miramos más allá del momento sublime que aún nos reviste, se acabó la música. En silencio caminamos hacia el coche, adelantando el cálculo de las facturas que nos llegarán muy pronto, en un ejercicio de predicción muy simple: El que se suena fuerte la nariz, sacará sangre.

De la misma manera, excluyendo a la iniciativa privada de tu estrategia, solo lograrás que ellos mismos busquen otros destinos para depositar su confianza y su inversión. Sí, hay corrupción, pero no debe cortarse la espiga sino hasta que el fruto esta listo, para que, decía el Nazareno, separes y quemes la cizaña hasta el final.

Se acerca un periodo de corrección en el valor de todas las cosas, y la principal razón es llanamente el vaivén natural del sentimiento económico: Nace el brío, va creciendo con flujo propio, pero luego, para aprovechar la ola, con dinero ajeno; luego hace cumbre, decaen los ánimos, se dificulta cumplir con las deudas, quedan muchas cosas bajo el agua y hace fondo, y de ahí, comienza otra vez. Temblamos ya frente al aciago indicador de la curva de tasas invertida (retornos de largo plazo que son iguales a los de corto, aludiendo a un pesimismo estructural del inversionista), pero ese es sólo uno de entre muchos más —como las bajas tasas de desempleo— que se adelantan en cada ciclo a definir una recesión, que suele ser precedida por un crash de bolsa y sucedida por una caída de utilidades corporativas, que se contraen a su vez por aumentos en sueldos y, por una caída en la dinámica de ventas a nivel global.

La deuda de muchos países se encuentra ya en una fase abultada y el dólar, tiene más agravantes que atenuantes. En México, el escenario más probable es una degradación de calificación, con consecuencias negativas para la inversión y las anclas de la economía y quizás antes que el propio EEUU, una recesión económica, siendo que, aunque en el guion de un Gobierno de izquierda hay gasto social, en el guión de AMLO hay recorte al gasto, con lo cual, la fuerza que contrarresta a la caída en actividad, no esta presente en esta ocasión.

Pero entonces, ¿es este un tiempo luctuoso, o vivaz? Pues es ambas, para distintos actores yes además parte de la vida económica, la misma que acarrea tanto trigo como cizaña. Warren Buffett ha dicho que la ganancia esta en la compra, así que no hay mejor tiempo para encontrar buenas oportunidades de inversión, que cuando todo se acomoda para comprar barato, sobre todo aquello que tiene gran potencial de generar valor, tanto en la bolsa como en la economía real. Si tuvieras poca deuda y te preparas para buscar en tu industria y aledañas, aquello que quizás por abandono esta a buen precio, pero que puede crecer pronto en tus manos, tú también bailarías como una novia.

Publicado originalmente en Reforma.

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