La realidad no es opcional

Artículo publicado en la sección Glosas Marginales del periódico Reforma

No sé de dónde tomé la frase que titula esta nota, pero se acomoda bien para describir un par de temas en el ámbito de las políticas públicas.

El maíz de la ira (perdón, John Steinbeck)

Durante los primeros cuatro meses de este año, las importaciones mexicanas de maíz blanco (harinero), destinadas al consumo humano, representaron sólo 3.6% de las importaciones totales de maíz. Como se aprecia en la gráfica histórica, México es prácticamente autosuficiente en dicho grano.

Así pues, el ruido relacionado con el conflicto entre México, Estados Unidos y Canadá, en lo que toca al comercio de maíces amarillos transgénicos, nada tiene que ver con la salud de los consumidores.

El 23 de junio, el gobierno federal decidió imponer un gravamen de 50% a la importación de maíz blanco. Presionará su precio interno al alza, en perjuicio de los consumidores.

El precio internacional del maíz amarillo ha caído 23% entre abril de 2022 y mayo de este año (FAO). La realidad no es opcional.

En lo que sigue me ocupo de un par de decisiones recientes en materia de política monetaria. Una es brasileña, la otra es mexicana. El tema ha sido muy comentando, pero sigue, y seguirá, vigente.

Restricción persistente (1)

El 21 de junio, el Banco do Brasil anunció que mantenía su tasa de interés de referencia en 13.75%. Así lo esperaban los analistas especializados. Me refiero al asunto porque la experiencia brasileña ha sido aleccionadora. Primero, un poco de historia reciente.

Allá por los primeros pandémicos meses de 2020, la inflación en Brasil fue sólo 1.9%. Dos años después, alcanzó un "pico" de 12.1%, en medio de una ola inflacionaria mundial. La meta formal del banco central es una inflación de 3.25%, acompañada de lo que llama un (amplio) "intervalo de tolerancia": entre 1.75% y 4.75%.

Frente al brusco ascenso de la inflación, el BdoB hizo lo lógico: aumentó su tasa de interés. Al inicio de 2021, la tasa en cuestión era sólo 2%. Un año y medio más tarde, después de una serie de aumentos significativos, la situó en 13.75%, exactamente donde está todavía. Ello, a pesar de que la inflación ha descendido abruptamente, hasta sólo 3.9% el pasado mes de mayo.

¿Cómo justificó el BdoB la permanencia de su (muy) alta tasa de interés? Apelando a varias razones de peso. El contexto, dijo, está caracterizado por un proceso desinflacionario que tiende a ser más lento, en un entorno de expectativas inflacionarias "desancladas" (es decir, incompatibles con un eventual acercamiento a la meta oficial). Ello requiere, agregó el banco, de "cautela y parsimonia". El escenario actual -enfatizó el órgano encargado de la política, denominado Copom- "demanda paciencia y serenidad". (Cito a la letra los términos empleados porque me parece que no son usuales en el lenguaje de los bancos centrales). El BdoB concluyó que la estrategia de mantener elevada la tasa de interés ha sido la adecuada para asegurar la convergencia de la inflación hacia la meta, en un futuro no especificado, pero (creo) que abarcará el 2024.

Moraleja: para controlar de veras la inflación, se necesita convicción.

Restricción persistente (2)

El jueves 22, la Junta de Gobierno de Banxico decidió mantener en 11.25% su tasa de interés objetivo. El hecho confirmó lo esperado por los mercados financieros. Como quiera, la Junta advirtió que, a pesar de la reducción observada en la inflación, "el balance de riesgos" continúa "sesgado al alza". En comparación con sus respectivas "crestas" recientes, la inflación general para la primera quincena de junio ha bajado notoriamente (3.5 puntos porcentuales), pero no así la inflación subyacente (1.9 p.p.). Esto último resulta un motivo de preocupación especial.

Según su propio texto, la Junta contempla un horizonte "complejo", "complicado" e "incierto". En consecuencia, "considera necesario mantener la tasa... en su nivel actual durante un periodo prolongado". No hubo novedad alguna en esta prevención, que es congruente con lo conocido y con lo que es dable anticipar. La realidad no es opcional.

En mi opinión, es razonable suponer que el citado "periodo prolongado" cubrirá cuando menos lo que queda de este año.
 

El autor es profesor de Economía de EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

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