A raíz de las malas prácticas en los órganos directivos de las empresas, se reforzaron los marcos regulatorios en las empresas, tomando mayor relevancia el tema de gobierno corporativo y su aplicación en las compañías listadas en bolsa. Surgió la Ley Sarbanes Oxley que tuvo como uno de los pilares fortalecer los consejos de administración, este órgano que tiene como principales funciones diseñar la estrategia de negocio y vigilar su operación.
Dentro de las regulaciones de gobierno corporativo, se impulsó la participación de consejeros independientes en los consejos de administración, ya que, al no tener una relación comercial o familiar con la organización, su opinión podrá ser libre, objetiva y carente de conflicto de interés.
Para seleccionar un consejero independiente se debe considerar su experiencia, capacidad, liderazgo, prestigio profesional y solvencia moral. Tener consejeros con estas características representa para las empresas una mejor reputación, lo que también va vinculado con los estándares ESG que se están impulsando a nivel mundial. En México, la Ley del Mercado de Valores establece como máximo 21 consejeros, de los cuales –cuando menos— el 25% deberán ser independientes. Esta medida representa un avance, sin embargo, se queda corta frente a algunos países europeos donde se tiene más del 50%.
En las tendencias sobre la conformación de los consejos de administración, también se está promoviendo una mayor de participación de la mujer, ya que la diversidad –no solo de sexo, sino de cultura y etnia— son aspectos que aportan valor a las organizaciones y no considerarlos llevaría a tener limitada su visión de estrategia de negocio.
En el mundo, solo el 19.7% de los miembros de los consejos son mujeres –destacando Francia que tiene una representación del 43%–, de acuerdo con un estudio de Deloitte (Women in the boardroom: A global perspective, 2022) que cubre 51 países y más de 10,493 compañías. Esto refleja poco equilibrio y una limitación evidente a la aportación de las mujeres quienes tienen perspectivas diferentes a los hombres.
En México, la participación de mujeres es del 9.7%, cifra inferior a Chile (10.1%), Perú (13.2%), Colombia (15.2%) y en Brasil (10.4%). En Norteamérica, destaca Canadá, donde las mujeres alcanzan un 30% de representación en los consejos, porcentaje que se considera adecuado para poder tener incidencia.
Existe mucha evidencia de que las empresas con participación de mujeres en posiciones ejecutivas generan un mayor retorno en el mercado de valores, así como un mayor ingreso per cápita de hasta un 10%. Sin embargo, para poder incrementar la participación femenina, muchas opiniones se inclinan por establecer cuotas para que pueda darse un impulso.
La baja participación de la mujer en posiciones directivas afecta en la experiencia en la toma de decisiones en estos niveles, lo que influye al momento de hacer aportaciones sobre aspectos estratégicos de las organizaciones.
Cabe resaltar que para formar parte de un consejo es importante contar con una amplia experiencia, sólida preparación académica y participar en programas de formación de consejeros. El hecho de tener estos elementos robustecerá el perfil de los miembros del consejo, lo que les permitirá tener una mayor visión sobre las estrategias a detonar en las organizaciones en las que participan, con la finalidad de hacer frente a desafíos importantes en materia de innovación, transformación digital, regulación, riesgos, análisis de competencia, entre otros.
Un reto que se tiene en nuestro país es aumentar los consejeros independientes en los consejos y que más mujeres logren estas posiciones para tener mejores condiciones de equidad.
La autora es directora nacional de la Maestría en Finanzas en EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey.
Artículo publicado originalmente en el Blog de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).