La enfermedad mexicana

Artículo publicado en la columna Valor y Riesgo del periódico Reforma

Le llaman enfermedad holandesa (Dutch Disease término acuñado por la revista The Economist, cuando Holanda descubrió vastos depósitos de gas en el mar del norte en 1959; el guilder se apreció y el desempleo e inversión sufrieron por años) al fenómeno en el que una nación sufre por su propia super moneda y es asociado típicamente con el descubrimiento de un insumo valioso, como hidrocarburos, metales, etc. Es una paradoja del estudio económico, pues una buena noticia como esa puede al final dañar la economía como un todo.

El proceso en el que esto ocurre es así: Viene un flujo externo de dinero -para explotar el insumo descubierto- que inunda la economía y, si no se esteriliza (emitir más bonos de gobierno a mayores tasas, para comprar la divisa que llegó) causa inflación. La moneda se aprecia y caen las exportaciones y suben las importaciones (pues una moneda cara desincentiva las ventas hacia afuera e incentiva las compras externas), gestando un endeudamiento externo. También contribuye a desempleo en la manufactura pues todos los recursos de la economía son absorbidos con celo por el sector en boga (el insumo descubierto) que por su éxito, paga mejor por maquinaria, tierra y mano de obra que cualquier otro, haciéndolos -a los otros- además, obsoletos.

En forma aún más amplia, al subir el ingreso del país por el éxito del insumo, vuelca la demanda hacia servicios vs manufacturas (que ahora se importan) y la economía se "desindustrializa". En la actualidad, ocurrió algo aparentemente inverso en el mundo entero debido a la pandemia y es que el gasto de los gobiernos hizo aumentar el ingreso de los hogares, pero al encerrarse en casa, el gasto se enfocó a bienes (los comprados por internet, los insumos que éstos llevan, los semiconductores en la cadena de producción) y no en servicios, pues nadie salía a comer, a viajar o a hospedarse.

Si esto continúa por un tiempo, la inflación en bienes persistirá (los bancos centrales se han vuelto "papá bonachón" desde la crisis 2008, permitiendo más inflación de la justa y perdiendo credibilidad) pero pudiera darse un giro hacia la re-industrialización, lo cual es muy positivo para aquellos países que tienen esa vocación (México entre los primeros). La inversión podría fluir de nuevo al sector (que en nuestro país pesa un 16% del PIB, pero más construcción y minería pesan juntas 28%) y los sueldos mejorar y con ellos el ingreso.

Añadido a esto está la guerra. Los efectos serán otra vuelta de inflación, pero seguramente la creación de dos "bandos geopolíticos": OECD vs Rusia-China. Esto significará que se incrementará la diversificación geográfica de las cadenas de valor y los proveedores de insumos, en otras palabras, una desglobalización que, aunque costará al PIB mundial, beneficiará a los receptores del "near-shoring", es decir países que pueden recibir la inversión en manufacturas que se retrae del bloque bélico.

Y México, nuestro querido México, ¿cómo queda? Pues queda a ganar, dejándonos a los abrumados mexicanos llorando...o bien de alegría (con serias dudas) o de frustración (por la 4T) o simplemente por la ironía de toda la novela global e interna.

Sip. Aunque parezca mentira y a pesar de todo el daño que ha procurado infringir nuestro gobierno, México está a ganar del escenario global en el medio plazo. EEUU con su poderío en innovación tecnológica buscará siempre una alianza sana en nosotros, su partner en manufactura; además, la manufactura está a ganar por el efecto inverso del Dutch Disease y la re-industrialización que la pandemia trajo y encima de todo, la guerra rusa trae una desglobalización que promueve el near-shoring lo que da otro empujón a la inversión extranjera en el país (que ya se empieza a ver en el norte de México). Ahora bien, que todo sería aún más positivo sin la 4T es indudable, pero el punto es que, a pesar de ella, tenemos la oportunidad de salir parcialmente de la enfermedad mexicana.

El autor es Profesor y Director del Think Tank Financiero de EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

Ir a opinión
EGADE Ideas
in your inbox