El título de esta nota es una variación inepta de una espléndida frase de Borges: "Afinidad con el abismo". No
copié la original para reducir el riesgo de ser tachado de catastrofista.
La aprobada reforma del poder judicial, junto con otras de menor significación relativa, tendrá inequívocamente graves efectos negativos. Los daños serán la derivación inevitable del aumento de la incertidumbre y de la pérdida de confianza. En específico, se elevará la percepción del riesgo, lo que causará una reducción de la inversión y, por tanto, un deterioro del potencial de crecimiento del PIB. Y ello, en una situación que de por sí distaba mucho de ser satisfactoria. Veamos.
Según calculan en general los analistas económicos, la economía mexicana crecerá este año sólo 1.5%. Unos pocos, los más más optimistas, sitúan el número en 2%. Para 2025, los augures estiman una tasa de apenas 1.4%.
En lo que respecta a 2024, la cifra, además de modesta, es peculiar porque, en otras épocas, el fin de un sexenio típicamente se distinguía por una aceleración del ritmo de la actividad económica.
En cuanto al 2025, hay quienes atribuyen el debilitamiento "previsto" para el próximo año a la esperada pérdida de vigor de la economía de Estados Unidos. Sobre esto último, los resultados recientes de una encuesta prestigiada (del Philly Fed) son de consideración: el PIB crecerá quizás 2.6% este año, y 1.9% en 2025. Otros, agregan a lo apuntado un elemento interno: la (casi) obligada "corrección" de las expandidas finanzas públicas.
A ese contexto frágil se agregará ahora el impacto del marcado deterioro del Estado de Derecho, para decirlo de una vez. Los números citados se ajustarán a la baja, sin duda. Una recesión no es descartable. Y eso será apenas la reacción de corto plazo. El perjuicio de veras se manifestará en la prolongación de la mediocridad económica por tiempo indefinido... en el mejor de los casos.
Dije antes que lo sucedido desalentará la inversión. Para poner eso en el contexto histórico, conviene una ojeada al curso de esa variable según las cuentas nacionales. (El dato anual más reciente corresponde a 2023). Para ello sirve la gráfica.
La ilustración sugiere varias observaciones sumarias: 1.-en general, está clara la falta de dinamismo de la
inversión total, que apenas fue 11% más alta en 2023 que la correspondiente a 2018; 2.-todo el magro aumento aludido ha sido generado por el sector privado; 3.-la inversión privada se recuperó con rapidez después de la pandemia, y se fortaleció con la expectativa creada por la relocalización internacional de empresas; 4.-lo más probable es que su tendencia próxima será a la baja; ¿por qué?; porque desafortunadamente, la Inversión Extranjera Directa esperada como consecuencia del llamado nearshoring no se materializó hasta ahora... y, dados los acontecimientos recientes, es más que dudoso si llegará alguna vez. 5.-en el mismo periodo referido, la inversión pública cayó 1.4%; en consecuencia, su participación en la total ha descendido; las celebradas "obras prioritarias" apenas si han alterado la tendencia. (Gráfico)
Reflexión final: el populismo es con frecuencia un éxito político... y es siempre un fracaso económico. ¿Pruebas? Abundan en América Latina, increíblemente repetidas.
El autor es profesor de Economía de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Reforma.