Guía económica para extraviados (8)

Artículo publicado originalmente en la sección de Glosas Marginales del periódico Reforma.

Creo que fue a fines de los setenta del siglo pasado cuando José Fuentes Mares, un distinguido historiador chihuahuense, publicó un librito titulado Nueva Guía de Descarriados. El propósito central de la obra, de unas doscientas páginas, era invitar al despistado a tomar la senda correcta del buen comer y del buen beber. Un noble objetivo, sin duda.

Toda proporción guardada, la intención de mis artículos "guía" es ayudar a esclarecer ciertos temas económicos, ámbito en donde es frecuente extraviarse. ¿Por qué hacerlo repetidamente? Porque los equívocos en nuestro medio son abundantes y recurrentes, y porque tienen consecuencias negativas significativas.

Mis notas no están destinadas a los economistas - -aunque a algunos no les vendrían mal- -.

Otras comparaciones

La semana pasada presenté en estas páginas una comparación del PIB per cápita de México con el de otras economías. Un lector me sugirió que ampliara "la muestra" (que calificó de "sesgada") incluyendo en ella algún país de América Latina. Escogí a Chile por varias razones, pero la principal quedará de manifiesto con sólo ojear la Gráfica 1.

En suma: hace 40 años, el PIB per cápita de México era muy superior al de Chile; el año pasado, representó apenas el 65%. Algo han hecho bien los chilenos en materia de política económica.

De paso, en términos numéricos y con referencia al 2021, pueden ser de interés tres datos adicionales: el PIB per cápita de México es 22% del alemán; 35% del español; y, 10% del irlandés (el asombroso Tigre Celta).

Hay otras formas de realizar las comparaciones, pero no cambian lo sustantivo.

Asimetría

En plena época inflacionaria, varios distinguidos economistas extranjeros (entre ellos, desde luego, P. Krugman, pero también D. Diamond), han creído conveniente advertir a los bancos centrales sobre los peligros de elevar en forma "excesiva" las tasas de interés reales. Por supuesto, tienen razón: pueden catalizar una recesión. (So, what else is new?)

Sin embargo, a ese respecto se me ocurren dos comentarios que juzgo pertinentes:

1.-Mientras persista la inflación, no está claro a qué nivel específico de la tasa de interés se le puede aplicar el adjetivo de "excesiva".

2.-No recuerdo que los preocupados aludidos hayan mostrado celo alguno en sus advertencias cuando, durante largos años, los bancos centrales mantuvieron tasas de interés reales negativas, que expropiaron el patrimonio de los ahorradores y distorsionaron el cálculo de la rentabilidad de las inversiones, financieras y físicas.

¿Qué explica la asimetría señalada? El apegarse, creo, al dictum de J.M. Keynes: "... it is worse...to provoke unemployment than to disappoint the rentier". En otras palabras, ¡es mejor tolerar la inflación!

¿Más carga?

Varios pre-precandidatos a la presidencia de la república, y no pocos reformadores sociales, han planteado la conveniencia de aumentar la carga tributaria en México, para "hacer frente a los retos sociales y económicos".

Lo cierto es que la carga en cuestión aumentó cinco puntos porcentuales del PIB entre 2012 y 2016 (Gráfica 2), y ha vuelto a crecer recientemente, sin que ello se haya traducido en resultados positivos perceptibles en el crecimiento económico y en la provisión de los bienes públicos básicos (i.e., seguridad pública; administración de la justicia).

La eficiencia del gobierno es más importante que su tamaño.

El autor es profesor de Economía de EGADE, Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

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