El crecimiento global se encuentra sano, así como las utilidades -quitando a China- no obstante, a pesar de que los bancos centrales del G4 inyectarán 1.4 trillones de dólares en los próximos dos trimestres, no hay un sentimiento muy favorable para equities ya en este punto, por lo que deberá rotarse el portafolio hacia prudent yield en algún grado. Esto incluye bonos high yield, bonos de tasa flotante, acciones con un dividendo preferente y bonos de países emergentes.
Los precios de los bienes y servicios intermedios relacionados a transporte marítimo y a las cadenas de suministro parecen haber llegado a su cenit en agosto, pero habrá que estar al pendiente de su comportamiento durante la época navideña. De todas formas, regresar al punto que tenía la mayoría de los precios de esa industria antes de la pandemia tomará cuando menos un año más.
Esto -junto con otros factores dentro del índice de precios al productor- ha llevado a que la inflación se haya incrementado sensiblemente en la mayoría de los países emergentes por lo pronto en sus componentes transitorios, pero se pueden ver indicios de rastros importantes también en algunos componentes cíclicos, los cuales, suelen ser al menos en cierto grado permanentes.
En cuanto a los eventos recientes en China, el affair en Evergrande es mucho más importante que lo que los mercados han descontado hasta este punto, más bien parece como una bola de nieve que caerá sobre un número mayor de desarrolladores chinos y con ello puede darse también un efecto dominó sobre el sector bancario expuesto, especialmente en Taiwán, Hong Kong, Inglaterra, Estados Unidos y Australia. Por esta razón no es aún momento de comprar el piso en el mercado accionario chino.
Más del 70% del ahorro de la población china ha sido forzadamente dirigido hacia la vivienda, con un porcentaje grande de inversionistas chinos incluso teniendo dos, tres o más casas. Parte de esto se debe a la regulación draconiana para invertir en el extranjero, a la alta volatilidad de la Bolsa de Shanghái y del pobre sistema de seguridad social chino.
Estos hechos contextualizan lo grave que una debacle en bienes raíces sería para la economía más grande del Este. Hasta el día de hoy no ha habido un contagio en el sector de high yields global, del aumento importante en el spread que ha ocurrido en China en esta clase de activo, pero no se descarta que la correlación que los dos han llevado hasta el 2020 por 10 años de casi 90% se acabe respetando y si se observe el contagio.
En Estados Unidos pudiéramos estar entrando -al considerar toda la evidencia de las variables económicas- a la última etapa de esta expansión y contrario a los temores recientes, los analistas no esperan una estanflación, muy al contrario, la economía parece estar muy bien posicionada para soportar una inflación por las siguientes razones: la inequidad ha hecho que los ricos gasten menos, aunque hayan sido los que más ayuda recibieran.
La globalización sigue presionando los precios a la baja, tampoco hay presiones por el lado de la oferta laboral. El petróleo cada vez pesa menos en los costos. El gasto en infraestructura será más pequeño de lo pensado y, por último, todo el mundo habla de la inflación, la cual ya no asusta tanto.
En los años 70’s hubo un periodo similar de aumento de tasas y de inflación en donde algunas clases de activos se beneficiaron más que otros: los commodities en primer lugar, los sectores industrial, tecnológico y materiales, los bancos, y los mercados emergentes, por lo que un portafolio debería estar expuesto a estos tipos de activos también en esta ocasión.
En conclusión, previo a estos cambios en el ciclo económico debido a la fuerte recuperación post-pandemia y a la debacle china, había un sentimiento en el primer y segundo trimestre de este año de montar el equity momentum a cualquier precio, pero esto ya no es así, pues se rompió en agosto pasado la cuarta racha más larga, sin que hubiese un ajuste de 5% dentro de un bull market, desde hace 50 años.
Esta racha estuvo alimentada por la Fed, pero ahora ellos están mucho más hawkish, por lo que el impulso sería mucho menor también a las bolsas. En cuanto a México, la percepción de riesgo político ha aumentado significativamente, a partir de propuestas parlamentarias relacionadas al sector energético, las cuales afectarían la competitividad mexicana frente a otros destinos de la inversión.
No obstante, el mercado cambiario ha reflejado más bien una volatilidad mesurada, toda vez que los factores de riesgo que canalizan flujos de divisas hacia México se encuentran en mejor posición, por el incremento de la actividad exportadora y el diferencial de tasas vs Estados Unidos, que se mantendrá en los próximos trimestres, asegurando un techo para la moneda, con tal de que la reforma se quede en el Congreso, al menos en su forma más dañina.
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Publicado originalmente en Expansión.