¿Gastar y ganar?

Artículo publicado en la columna Glosas Marginales del periódico Reforma.

Varios estudiosos (algunos académicos) han mostrado preocupación por un posible problema: la creciente desigualdad en la distribución del ingreso y de la riqueza, como una amenaza para la democracia. ¿Por qué? El argumento consiste en que "los ricos" pueden influir en exceso en los procesos electorales, usando distintos medios, específicamente el financiamiento de las campañas. En Estados Unidos, en el ámbito partidista, entiendo que los Demócratas (Dems) han querido caracterizar a los Republicanos (Reps) como beneficiarios de tal posibilidad; y, entonces...

Yo no soy un conocedor del sistema político estadounidense, pero el tema me interesa no sólo por razones económicas, sino también por simple curiosidad. En consecuencia, uno de estos días confinados, dediqué algo de tiempo al examen de un conjunto de estadísticas referentes a los cuarenta años más recientes. Los comentarios que siguen   no tienen pretensión científica alguna. Más bien, intentan ser puramente ilustrativos. En específico, corresponden a las elecciones presidenciales.

1.-Para empezar, resulta que los Reps han ocupado la presidencia durante 24 años, y los Dems, obviamente, los restantes 16. Durante ese periodo, R. Reagan y G. Bush II  ganaron la reelección, por parte de los Reps. Por el lado de los Dems, lo mismo sucedió con W. Clinton y B. Obama. Así pues, ha habido 4 presidentes Reps y sólo 2 Dems.

2.-En tales desenlaces, los datos no permiten detectar con claridad la influencia de "el dinero". Me explico: a) para el caso, revisé, en cada evento electoral, los gastos en campaña ejercidos a lo largo de los 24 meses previos a la elección; y, b) la comparación atañe exclusivamente a las erogaciones de los dos candidatos finales. (Esta es una limitación significativa porque, por ejemplo, M. Bloomberg gastó más de mil millones dólares como precandidato en la carrera interna más reciente de los propios Dems, y perdió frente a J. Biden).

3.-El cuadro que sigue resume aspectos quizás relevantes:

4.-Sin mayor análisis, resulta que en cinco de las diez elecciones listadas el candidato de los Dems gastó más que el de los Reps. Por ejemplo, en la más reciente, Hillary Clinton gastó 71 por ciento más que Donald Trump (la última línea del cuadro). Así pues, en este aspecto, los dos partidos han estado equilibrados.

5.-Sin embargo, destaca también que en siete de las diez elecciones el candidato que gastó más, ganó la presidencia: Reagan; Bush I; Bush II, dos veces; Clinton; y, Obama, dos veces.

6.-Otro aspecto notable es que el candidato que enfrenta a un presidente que busca la reelección, gasta más que el incumbente, por obvias razones: estar en la Oficina Oval tiene sus ventajas.

Dos puntos finales:

7.-Parece que disponer de cantidades desproporcionadas de recursos no garantiza un resultado electoral. Como quiera, no hay duda que tiene una influencia significativa, en un entorno de medios masivos (y caros) de comunicación.

8.-Además, descalificaciones retóricas aparte, según un profesor de la Universidad de Princeton, la evidencia empírica indica que ninguno de los dos partidos está particularmente interesado en los pobres (Martin Gilens, Affluence and Influence: Inequality and Political Power in America, 2012).

Publicado originalmente en Reforma.

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