Estrategia financiera 2023

Artículo publicado en la columna Valor y Riesgo de Reforma

Los elementos de la estrategia financiera desembocan en las decisiones de cuatro tareas principales: la asignación de activos, la selección de instrumentos, la cobertura de riesgos y la temporalidad de todo esto. La primera de éstas suele ser la clave y las decisiones que se derivan de ella, son cinco a su vez: En qué clase de activo invertir, en qué países, en qué sectores, en qué monedas y a qué estilo de gestión dirigir el portafolio.

Sujeto a esto, hay ingredientes macroeconómicos torales que influyen en las decisiones de esta primera tarea (la de asset allocation como se le llama en inglés), como por ejemplo: en qué momento del ciclo se encuentran las economías; en qué régimen de inflación y de desempleo están; en qué tendencia aparecen las tasas de interés en las previsiones del Banco Central y algunas otras que son tributarias a éstas, como el valor de la divisa, el nivel sostenible de la deuda pública, la valuación de los activos de bolsa y de los bienes raíces, entre otros.

Para 2023, contestar estas preguntas clave es más complejo que para otros años, porque por ejemplo la primera (el momento del ciclo económico) ha mandado señales mixtas desde hace más de un año, algunas indican la llegada de la recesión, pero otras tantas indican su tardanza. La inflación igualmente ha mostrado pistas inusuales de reducción después de haber llegado con fuertes señales de estadía.

Al momento de publicar esta nota, estos -a continuación- son los elementos básicos que deberían alimentar la estrategia de inversión para 2023.

Lo primero que hay que contabilizar es la presencia -y la persistencia- de la inflación, la ausencia de la productividad y la resistencia del desempleo a subir a niveles consistentes con la lucha contra la primera (pues si hay presión en sueldos, no se puede vencer la inflación).

En ese respecto, y tocando una por una, la inflación llegó hace unos tres años por tres vías: la desaceleración de China (lo que reduce la oferta de bienes global), la guerra rusa en Ucrania (lo que escala los precios de la energía) y la escasez de mano de obra por efectos combinados de la pandemia, las olas generacionales y otros efectos de la tecnología. Un régimen inflacionario, dicen los expertos, no se disipa en un par de años, sino suele ser duradero y para luchar contra él hay que causar una recesión subiendo las tasas de interés.

La productividad permite reducir la demanda de empleo, porque cada trabajador hace más producción por hora y por ello se requieren menos. La autoridad puede empujar más fácil el desempleo y así luchar contra la inflación. En EE UU. (y el mundo entero) la productividad está cayendo por diversas razones, por lo que para que caiga el PIB y haya recesión tiene que caer el empleo, pero si hubiera productividad creciente podría aumentar el desempleo (y contener así la inflación) sin que cayera el PIB (y así librar la recesión). Esto, de nuevo, es imposible ahora, por lo que deberemos planear para un portafolio de inversión que soporte una recesión quizá moderada, con inflaciones por al menos un par de años más.

El tercer elemento es el desempleo. Elementos sociales, de salud, retiros prematuros y elementos culturales (como el deseo de los jóvenes de ver un mundo mejor) se han combinado para que aumenten las renuncias, bajen los recortes, sea más difícil reclutar, baje la tasa de participación laboral y el tiempo de trabajo por empleado; todo esto, haciendo más difícil la labor de la autoridad para elevar el desempleo y por ello para forzar la recesión (quizá por esto este tardando en llegar).

¿Cómo formar entonces un portafolio a prueba de estas fuerzas? Debe reducirse la posición en bolsa, más no eliminarla, dejando acciones de alta calidad y alto dividendo, defensivas en su estilo y sanas en sus finanzas. Añadiendo bonos de corto y medio plazo y bonos a tasas flotantes de buen riesgo crediticio. Tener activos que ganan con inflación como energéticos, bienes durables y de capital, transporte y hardware. Siendo pacientes para navegar la incertidumbre.

El autor es profesor y director del Think Tank Financiero de EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

Articles of Finanzas
Ir a opinión
EGADE Ideas
in your inbox