El PIB, el bienestar, Nuevo León y Chiapas recuerdo bien, el Producto Interno Bruto (PIB) es un concepto inventado por los economistas allá por los años 40 del siglo pasado. Un diccionario de Economía lo define en los siguientes términos: "es una medida del valor de los bienes y servicios producidos en la economía de un país o de una región, durante un periodo dado -por lo común un año o un trimestre-; la valuación se hace a precios de mercado; por lógica, el cálculo excluye a las importaciones". Se trata, pues, de una idea estadística relativamente nueva, cuya elaboración en la práctica es extremadamente compleja.
El PIB se ha convertido en un término de uso común, al menos entre una parte del público. Ciertamente, aparece con mucha frecuencia en los medios de comunicación.. y en los discursos de los políticos. ;Por qué? Porque se interpreta como una forma fácil de dimensionar el tamaño de la actividad económica y también porque sirve para hacer comparaciones a lo largo del tiempo y entre países.
Así, por ejemplo, se afirma que el PIB de México creció un poco más de 3% en 2023, en relación con su tamaño en 2022. Rara vez se aclara que el 3% referido es un número ("real") que resulta de haber eliminado de las cifras originales ("nominales") el efecto estimado del aumento de los precios (la inflación). Y ésa es sólo una de las muchas complicaciones del asunto.
Con lo apuntado hasta aquí, el lector quizá puede imaginar las dificultades que conlleva tratar de comparar el PIB, digamos de China, con el de Estados Unidos.
(De paso, se dice que las estadísticas oficiales chinas son parte de la literatura fantástica oriental. Pero esa es otra historia).
Desde que "nació". el PIB ha sido criticado desde muchos puntos de vista. Aquí van sólo tres de ellos: 1.- No incluye el valor de las actividades que se realizan fuera del mercado, como las labores domésticas, 2.- No toma en cuenta el deterioro ambiental que genera la producción y, en fin, 3.- No mide la "felicidad" de las personas.
En principio, el PIB no se construyó con la intención de obtener un indicador adecuado de las condiciones de vida de la población. Sin embargo, se sigue utilizando como tal, por ejemplo, cuando se expresa en forma del PIB
real por habitante. La razón es persuasiva: es cierto que el PIB no mide de por sí el bienestar. A pesar de ello, está claro que su nivel está relacionado con aspectos clave de la existencia humana que contribuyen a una "buena vida", como el aumento de la esperanza de vida al nacer y la reducción de la mortalidad infantil.
A dicho respecto, basta quizás con una ilustración (casi) extrema: Corea del Sur tiene un PIB por persona 17 veces más alto que el de Haití. En el primer país, la esperanza de vida al nacer es de 83 años; en el segundo, es de sólo 64 años. Y esa relación es evidente en general, aunque no estrictamente.
Termino con otro ejemplo, esta vez a nivel estatal, en México. Nuevo León tiene un PIB por habitante que, en número redondos, equivale a cinco veces el de Chiapas; sin sorpresa, la esperanza de vida de los nuevoleoneses (cerca de 78) excede en casi cinco años la de los chiapanecos. ***** En 2008, siendo presidente de Francia, Nicolas Sarkozy encargó a una comisión de notables -que incluyó a dos premios Nobel- elaborar un indicador alternativo del PIB. Fue uno más de los muchos intentos (poco exitosos) por desarrollar un mejor índice del "progreso" material, del "bienestar" cabal, incluso de la elusiva "felicidad". Por cierto, la OECD prepara y publica un índice que llama Better Life Index, que está compuesto por...;11 elementos distintos! Muy informativo, sin duda, pero complicado.
No exagero si digo que, hasta ahora, el PIB sigue ocupando la posición dominante como "barómetro" económico.
El autor es profesor de Economía de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Reforma.