El mundo es rico... y será más rico

"El mundo es más rico de lo que ha sido nunca. Es probable que continúe enriqueciéndose en el futuro previsible". Así se inicia el último capítulo de un excelente libro de reciente publicación: How the World Became Rich -The Historical Origins of Economic Growth-. (Polity Press, 2022). Sus autores son dos economistas, profesores universitarios: Mark Koyama (MK) y Jared Rubin (JR).

Se trata de un texto bien escrito, riguroso. Es accesible no sólo para los especialistas, sino para el público en general. Alguna vez, el filósofo escocés Thomas Carlyle calificó a la economía como "ciencia lúgubre". Se equivocó: la economía es una ciencia que ofrece no sólo diagnósticos realistas, sino también soluciones a los más agudos problemas sociales. La obra de MK y JR es optimista, pero no ingenua. Su intención es entender cómo se generó la prosperidad del mundo actual, sin paralelo histórico, para derivar de ahí políticas encaminadas a reducir la pobreza.

El libro tiene 225 páginas de texto apretado, y es imposible hacerle justicia en este breve espacio. En consecuencia, escogí para consideración unos cuantos temas, los que me parecieron más relevantes. Todas las ideas son de los autores, pero entremezclé sin pena algunos (pocos) apuntes míos. Las comillas señalan citas literales.

-Para empezar, MK y JR reiteran lo que se ha afirmado con frecuencia, pero que no sobra reiterar: a lo largo de los pasados doscientos años, la proporción de la población mundial en condiciones de pobreza extrema ha descendido en forma impresionante. Aunque usted no lo crea, alguna vez fue 90%; ahora es menos de 10%. Sin ir tan atrás en el tiempo, hace 40 años, el 44% de la población mundial vivía en la pobreza; en 2019 fue sólo un poco más de 8%. (Banco Mundial). Una cosa es reconocer que existen todavía condiciones deplorables de privación económica en varias regiones del globo y, otra, muy distinta, es negar el progreso logrado. Desde luego, la pandemia acarreó un retroceso.

-El crecimiento económico ha sido acompañado de mejoras admirables en varios aspectos clave para una vida plena: reducción de la mortalidad infantil; aumento de la esperanza de vida al nacimiento; menor analfabetismo; acceso al agua potable; libertad de movimiento; educación superior masiva; protección de grupos vulnerables; etc. Todos esos elementos positivos han sido posibles gracias a la enorme disponibilidad de recursos generados por el crecimiento extraordinario y sostenido de la producción.

-MK y JR reconocen el hecho de que el proceso no es una panacea: puede ser acompañado por la degradación ambiental y por la desigualdad, para mencionar dos problemas obvios. Pero ni uno ni otro son imposibles de corregir, dados los conocimientos disponibles. Desde luego, la solución no es sólo científica; más bien, depende de la voluntad política.

-La primera revolución industrial (1750-1830) no tuvo como base la ciencia, sino la mecanización de métodos conocidos. En contraste, la segunda revolución (1870-1914) tuvo como característica la retroalimentación constante entre ciencia y tecnología, que es "el paradigma hasta hoy".

-Por razones obvias, "la causa próxima del éxito de la segunda ola de industrialización fue la educación". El siglo XX fue el siglo de la creación de capital humano.

-Las instituciones son simplemente los aspectos legales, políticos y culturales de una sociedad, que determinan "las reglas del juego" económico. Algunas instituciones son propicias al crecimiento, como la igualdad ante la ley; el respeto a los derechos de propiedad; ciertas inversiones públicas; etc. Reconocer esto, sin embargo, deja una pregunta difícil de responder: ¿cuál es el origen de las "instituciones buenas"?

-Una parte de la respuesta tiene que ver con la cultura, "el lente a través del cual vemos al mundo... el conjunto de reglas de conducta aprendidas". No hay duda de que ciertas culturas son favorables al crecimiento económico y otras son inhibidoras. Las normas culturales cambian despacio y, por tanto, las sociedades pueden no estar en posición de aprovechar las oportunidades de desarrollo.

-"No hay remedio mágico (silver bullet). Conocemos lo que ha funcionado en varios contextos históricos. Pero trasplantar meramente a las sociedades pobres lo que funcionó en otras partes no es la solución. El contexto importa. La cultura y la historia importan. También la geografía y la demografía".

El autor es profesor de Economía de EGADE, Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

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