Allá por el año 2002, A la Junta de Gobierno del Banco de México estableció 3% como meta para la inflación. El número se refiere a la tasa anual de variación del Indice Nacional de Precios al Consumidor, en su versión “general”, no en su acepción “subyacente”. La meta es puntual, pero se acompaña de un “intervalo de variabilidad” de un punto porcentual arriba y abajo del 3%. Esto último tuvo —y tiene— como propósito reconocer que, en la realidad, pueden presentarse factores fuera del control del banco central, que desvían temporalmente la inflación del curso deseado.
En mi opinión, conviene interpretar la meta del 3% en los siguientes términos: “la intención consiste en que la inflación fluctúe la mayor parte del tiempo alrededor del 3%”. Creo que dicha expresión es un fraseo —no sé si distorsionado— de un concepto expresado alguna vez por el Banco Central de Chile. Puede objetarse, con razón, que el planteamiento no es muy preciso. Por ejemplo, ¿qué tan amplia puede ser la fluctuación mencionada.. y seguir siendo aceptable?; ¿qué quiere decir “la mayor parte del tiempo”? Aun así, me parece que la definición tiene suficiente claridad y bastante sentido común.
Con lo anterior en mente, es útil echar una ojeada a lo sucedido a lo largo de las dos décadas más recientes. Para facilitar el entendimiento del comentario posterior, va una gráfica ilustrativa. (Nota: Las líneas punteadas marcan los límites superior e inferior del “intervalo de variabilidad”). (Gráfico)
A simple vista, está claro que la meta de 3% ha sido muy “elusiva”, como dice el título de esta nota: la inmensa mayoría de los puntos que integran la línea roja ha estado arriba de esa cifra la mayor parte del tiempo. El dato referente a noviembre de este año fue 4.3%.
Si nos remontamos más atrás en la historia, está claro que ha habido avances muy considerables en la desinflación. Sin embargo, la estabilidad de los precios, definida en los propios términos del banco central, es una tarea pendiente.
El 29 de noviembre, Banxico publicó su Informe Trimestral correspondiente a julio-septiembre 2023. En la p. 112 se presentaron los pronósticos de inflación de la institución. Entre otros números interesantes, vale destacar los siguientes:
En palabras llanas, durante los próximos dos años la meta oficial continuará siendo inasible --o casi--.
Dado lo apuntado, y considerando la situación y perspectivas de la economía claramente en expansión-cierro con una inmodesta cita propia, a falta de una conclusión “dura”. La publiqué en X (Twitter): “En mi ortodoxa opinión --escribí-una reducción de la tasa (de interés) objetivo de Banxico en el primer trimestre del 2024 sería prematura. Sin embargo, parece que estoy de lado de la minoría. No lo discuto”. Por ahora, como dice Borges en Los Justos, prefiero “que los otros tengan razón”: su previsión es más benigna.
El autor es profesor de Economía de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Reforma.