El 23: claros y grises

Artículo publicado en la sección Glosas Marginales del periódico Reforma

Hay muchas maneras de calificar lo sucedido en la economía mexicana durante 2023. La trayectoria de cada una de las variables principales admite, al mismo tiempo, interpretaciones tanto tranquilizantes como inquietantes. Aquí va una tercia de ejemplos.

El PIB: aumento anual y rezago secular

En 2023, el PIB de México aumentó 3.1%, superando con mucho las previsiones del común de los analistas, publicadas allá por diciembre del año anterior. En términos per-cápita, la cifra correspondiente fue algo así como 2.5%. Si ese ritmo se mantuviera durante un cuarto de siglo, el PIB por persona casi se duplicaría. Una variación significativa, pero no muy probable.

Para apreciar el tema con una perspectiva histórica, cabe una comparación con lo sucedido en el vecino del norte. Véase la Gráfica 1.

El resultado no es muy halagüeño. En un poco más de treinta años, el PIB per-cápita de México se redujo unos diez puntos con respecto al de Estados Unidos.

En 2010, Sebastián Edwards publicó un libro con un título muy acertado: Left Behind. Se refería a Latinoamérica en general. Se aplica hoy, sin duda, a México.

La inflación: descenso insuficiente 

En diciembre del año pasado, la inflación (general) en México fue 4.7%, mucho más baja que la registrada en el mismo mes de cada uno de los dos años anteriores (7.9% y 7.1%). (En enero 2024 fue 4.9%, cifra también inferior a los datos correspondientes del bienio previo.) Una buena noticia, por supuesto, excepto porque la inflación ha aumentado durante tres meses consecutivos. Además, resulta que el número referido está por arriba del promedio anual de las dos décadas más recientes (indicado por la línea punteada) y todavía bastante lejos de la meta oficial de Banxico (3%). Véase la Gráfica 2.

Así pues, la defensa del poder adquisitivo del peso o, lo que es lo mismo, la reducción de la inflación, enfrenta aún un reto formidable. (La semana pasada, Banxico, razonablemente, no cambió su tasa de interés objetivo. Sin embargo, pareció sugerir una baja pronto. Esto es cuestionable. Ni la situación ni las tendencias de la inflación avalan su conveniencia.)

El empleo: más ocupación y más informalidad

Según el INEGI, en el tercer trimestre de 2023 la población ocupada en México fue 59.2 millones de personas. En un periodo igual, tres años antes - -en plena pandemia- - la cifra fue 50.8 millones; es decir, hubo en el lapso considerado un aumento de 8.4 millones. Ello significó un notable incremento promedio anual de 5.2%. Vale notar que casi toda la variación (7.8 millones) ocurrió en el segmento de trabajadores que ganan hasta un salario mínimo.

Por otro lado, de acuerdo con el propio INEGI, la "tasa de ocupación en el sector informal" es algo así como 28% de la población ocupada, lo que equivale a unos 17 millones. Como puede notarse en la Gráfica 3, dicha tasa se ha mantenido sin mucho cambio a lo largo de la década más reciente, si se excluye el descenso peculiar ocurrido durante la pandemia.

Por lo común, la informalidad se caracteriza como un problema económico y social, porque se asocia con poca productividad, bajos ingresos y falta de prestaciones. A mi juicio, se trata más de bien de un síntoma: el problema de veras consiste en la insuficiencia de la formación de capital físico y humano, y en la existencia de distorsiones en el mercado laboral, causadas, entre otros factores, por políticas públicas quizá bien intencionadas, pero ciertamente mal analizadas.
 

El autor es profesor de Economía en EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

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