Dos rebotes desiguales

Artículo publicado en la columna Glosas Marginales del periódico Reforma

El Banco de la Reserva Federal de Filadelfia (el Philly Fed) publica trimestralmente el resultado de una encuesta entre pronosticadores profesionales. Dicha encuesta es la más antigua de su género en Estados Unidos. No sé si ha sido la más acertada. La he seguido durante mucho tiempo y, en términos generales, sus predicciones son tan confiables (?) como las de cualquiera de las muchas disponibles. Pero tienen una ventaja: son gratis para el usuario.

Fuere como haya sido, el 14 de mayo pasado el Banco dio a conocer la síntesis de los pronósticos combinados de 36 especialistas de las principales variables económicas. Vale destacar un par de ellas.

  1. En lo que toca al crecimiento del PIB real para 2021, se estima que será 6.3%. En la encuesta del trimestre anterior el pronóstico era sólo 4.5%. ¿Por qué un cambio tan favorable? Lo más importante, a mi juicio, ha sido la reapertura de la economía, fincada a su vez en la disponibilidad creciente de vacunas contra el Covid-19. Para 2022, la expectativa es de un crecimiento de 4.3%, vs. el 3.7% previo.
  2. En lo referente a la tasa de desempleo, las variaciones son también optimistas, aunque no tan marcadas. Este año se calcula que será 5.5% (5.9% antes). Para 2022 se prevé que bajará a sólo 4.4% (en lugar de 4.8%). Esta última cifra es muy importante porque, de confirmarse, significará una situación de pleno empleo, para todo fin práctico.

Los números citados, y otros muy similares, representan buenas noticias para la economía de México --un ámbito donde las buenas nuevas son bastante escasas--. Tanto así, que han dado lugar a una revisión generalizada de los pronósticos correspondientes al PIB de México. La OCDE, por ejemplo, acaba de elevar su predicción de 4.5% a 5%, citando como razón principal el impulso originado en las exportaciones a Estados Unidos.

En todo caso, quizá sea útil revisar lo sucedido a lo largo de los quince años más recientes, tal como se intenta en la gráfica.

La ilustración sugiere algunas observaciones relevantes:

  1. Por razones obvias, ha existido una fuerte correlación entre la trayectoria de la producción en las dos economías. Desde luego, no es aventurado plantear: a) que la causalidad corre, geográficamente, de norte a sur; y, b) que se manifiesta en los cambios en las exportaciones.
  2. En el periodo cubierto ocurrieron dos recesiones agudas: a) la primera en 2009, como resultado de una crisis financiera mundial, cuyo centro fue Estados Unidos; y, b) la segunda, más grave, el año pasado, causada por las reacciones gubernamentales a la pandemia.
  3. En las dos ocasiones señaladas, la contracción del PIB en México ha sido mucho más pronunciada que la observada en Estados Unidos. Esto puede atribuirse a dos factores: a) las transacciones comerciales con el exterior, con respecto al total de la economía, son más importantes en México (78% en 2020) que en Estados Unidos (24%); y, b) las políticas contra-cíclicas han sido más efectivas allende el Bravo.

En fin, lo comentado se refiere al evidente "rebote" que se observará muy probablemente en el PIB de ambas economías, y que será más vigoroso en el caso estadounidense.

Sin embargo, en México, la verdadera recuperación, la sostenida, la incluyente, estará lastrada por la penuria de la inversión, sobre todo de la privada. Esto, que ya se ha dicho innumerables veces sin eco oficial, será consecuencia de la fragilidad del Estado de Derecho, lo que mina la confianza empresarial. En ello consiste el problema de fondo. Y está inducido por políticas públicas erróneas.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

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