Dos precisiones cambiarias, un recuento breve y una digresión

Artículo publicado en la sección Glosas Marginales del periódico Reforma

Quién es quién en la política cambiaria

Apenas en marzo pasado me ocupé en este espacio de aclarar cómo se toman las decisiones en materia de política cambiaria. Quizás es oportuno repetir lo básico apuntado entonces, dada la proliferación de comentarios provocados por la reciente volatilidad de la cotización peso/dólar. En resumen, la política cambiaria es facultad, en última instancia, del Ejecutivo Federal.

La actuación de Banxico en lo que toca al mercado de cambios está determinada por la Comisión de Cambios (CC). La CC está integrada por seis miembros, tres de la SHCP y tres de Banxico. La CC está presidida por el secretario de la SHCP, y sus resoluciones se toman por mayoría de votos, pero "siendo necesario, en todo caso, el voto favorable de por lo menos uno de los representantes" de la secretaría. (sic, Art. 21, Ley del Banco de México). Así pues, el Banco de México es sólo el operador.

Banxico no está en el mercado

A lo largo de los seis años pasados, Banxico ha sido un comprador neto de divisas, por un total cercano a los 11,000 millones de dólares. Ello, como consecuencia de las transacciones en moneda extranjera del Gobierno Federal y de Pemex. Durante el mismo periodo, no hubo intervenciones directas por parte de Banxico en el mercado cambiario (lo que el Banco llama Operaciones de Mercado). De paso, es oportuno aclarar que el enorme flujo de divisas producto de las remesas familiares se negocia por completo entre particulares.

La semana pasada Banxico informó, a la letra: "La variación semanal en la reserva internacional de 455 millones de dólares fue resultado principalmente del cambio en la valuación de los activos internacionales...". Así ha sido durante años. (Gráfico)

El crecimiento pendiente

De acuerdo con las estimaciones de los expertos, el PIB de México, en términos reales, crecerá en 2024 probablemente 2.1%. En consecuencia, su aumento acumulado durante el sexenio no llegará a 6%, esto es, menos de 1% en promedio anual. Como ese último porcentaje corresponde, grosso modo, al crecimiento anual de la población, el resultado será un estancamiento del producto por habitante. No se trata precisamente de una herencia encomiable.

La inflación persistente

Si los augures tienen razón, entre diciembre del 2018 y el mismo mes de este año los precios al consumidor habrán aumentado algo así como 34%. Esto quiere decir que, en dicho lapso, el poder adquisitivo del peso se habrá reducido en 25%, en números redondos. Según Banxico, la inflación se situará en 3% allá por el final de 2025, cuando el número más reciente es 4.7%. Se ha avanzado en el control del problema, sin duda, pero la tarea está lejos de su término: la elusiva meta es 3%.

Claroscuros laborales

En abril de este año, la tasa de desocupación abierta llegó a sólo 2.6%, una cifra extraordinariamente baja, lo que indica la robustez actual del mercado de trabajo. Sin embargo, al primer trimestre de 2024, la llamada tasa de subocupación se situó todavía en 7.2%, un dato incluso superior al registrado en el último trimestre de 2018. Al mismo tiempo, conviene notar que la ocupación informal representa 27.9% de la población ocupada, un porcentaje prácticamente igual al correspondiente al último trimestre de 2018. La crisis provocada por el Covid-19 quedó atrás, pero es obvio que subsisten problemas estructurales.

Stiglitz, politólogo accidental

En una nota reciente, dice J. Stiglitz: "Today's threats to freedom -stemming from authoritarian populism- arise from governments doing too little, not too much".

Y lo peor es que lo dice en serio, a pesar de que conoce Venezuela... y de que alguna vez elogió a Chávez.
 

El autor es profesor de Economía de EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

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