Algunos comentaristas se han ocupado de destacar, por un lado, 1.- el incremento espectacular del monto de las remesas enviadas a México por parte de los migrantes en Estados Unidos; y, por el otro, 2.- la disminución de su valor denominado en pesos, dada la apreciación de la moneda nacional. Esto, lamentan, implica una pérdida para las familias receptoras, y es otro efecto negativo del "súper peso". Desde luego, literalmente hablando, tienen razón. Pero... el asunto tiene otras facetas. En lo que sigue, me referiré muy brevemente sólo a una de ellas: las importaciones de bienes de consumo, esto es, las compras al exterior de tales productos.
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A lo largo de los cuatro años más recientes, el valor de las importaciones de bienes de consumo ha crecido en forma notable, después de desplomarse al inicio de la pandemia. La trayectoria ha sido ascendente en general, aunque no sin altibajos. Así se ilustra en la Gráfica 1, con los números expresados en dólares.
Ahora bien, la reducción del tipo de cambio ha significado un abaratamiento de las importaciones de todo tipo, incluyendo desde luego a las de bienes de consumo. Así pues, con las cifras expresadas en pesos lo apuntado antes admite una interpretación distinta. Para el caso, conviene echar una ojeada a la Gráfica 2.
A primera vista, las dos gráficas parecen similares, pero claramente tienen una diferencia muy importante --destacada con la distinta inclinación de las flechas azules en cada ilustración--. Específicamente, durante el año pasado, en dólares, el valor de las importaciones creció en forma notable; pero, en pesos, varió mucho menos.
De "punta a punta", en el cuatrienio considerado, las importaciones en cuestión aumentaron 64%, valuadas en dólares. En el mismo periodo, valuadas en pesos, crecieron sólo 39%. El "súper peso" ha tenido beneficiados.
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Estadísticas aparte, el ejemplo previo conlleva quizás una tercia de lecciones:
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Reforma.