Lunes 27
E1 "precio justo" es una noción que mezcla conceptos de economía y de moral. Se sabe que se originó en la antigüedad y que lo afinó Santo Tomás de Aquino, allá por el Medioevo. Para algunos, un "precio justo" debe corresponder en cierta forma al costo de producción. Según otros, es aquél que se apega a un vago estándar ético de "equidad". La teoría económica moderna no se ocupa del asunto. El término ni siquiera aparece en el índice de un texto típico de microeconomía. El precio "correcto" es el de equilibrio entre la oferta y la demanda, en un mercado competitivo. Eso es todo.
El concepto de "utilidad razonable" mezcla también nociones de economía y de moral. Así, su discusión es muy difícil, para decir lo menos. De nuevo, uno revisa en vano un libro de economía en busca de la definición Los financieros tienen algunas ideas al respecto. La utilidad de una empresa depende de las condiciones de competencia en el sector donde opera Juzgarla con criterios normativos vaporosos no es muy esclarecedor.
***
Hoy, hace 264 años, nació W.A. Mozart, genio sin par que elevó la música a lo excelso.
Durante 2019, el renglón llamado "activos internacionales netos", en las cuentas de Banxico, aumentó unos 6,600 millones de dólares. Una ojeada a los flujos que determinaron el incremento, permite notar varios aspectos importantes: 1) Banxico no compró ni vendió dólares en el mercado; 2) el grueso de las variaciones se originó en operaciones del Gobierno federal; 3) las transacciones netas de Pemex fueron poco significativas; y, 4) el resto se debió a cambios en partidas diversas. Las cuantiosas remesas de los trabajadores mexicanos en el extranjero se canalizan al mercado de divisas privado; Banxico las contabiliza, pero no las adquiere y, en consecuencia, no tienen efecto sobre sus reservas de divisas (aunque los legos digan otra cosa).
Fiel a la idea mercantilista de que exportar es "bueno" e importar es "malo", una parte de los medios de comunicación celebró el hecho de que la balanza comercial de México presentó un superávit en 2019. Aclaro que algunos notaron, con acierto, que el superávit en cuestión resultó de una caída de las compras al exterior, asociada con la evidente debilidad de la actividad económica nacional. Lo más preocupante de esto ha sido el desplome de la importación de bienes de capital, lo cual, como señalé alguna vez, es congruente con la retracción de la inversión, privada y pública.
Hace cinco años, un dignatario eclesiástico nos advirtió, con dureza, que "el dinero es el excremento del diablo", citando a los Padres de la Iglesia. Hoy, un gobernante lo ha calificado como "la mamá y el papá del diablo" --lo que mejora un poco el estatus del objeto denigrado--. En mi opinión, ninguno de los dos personajes está pensando en el dinero como lo definimos los economistas, sino más bien en la riqueza. Ahora bien, no hay duda de que el afán desordenado de enriquecimiento puede conducir a conductas aberrantes, individual y socialmente.
Sin embargo, como observador casual de la Historia, me atrevo a pensar que el deseo enfermizo de poder político ha conducido a peores excesos. Sin mucha investigación, los ejemplos irrebatibles de ello, en la época moderna, son Stalin, Hitler, Mao, Castro, Maduro...
Ya sabemos numéricamente lo que era previsible: la economía mexicana se contrajo en 2019. Frente a ello, se ha anunciado la creación de un gabinete de fomento a las inversiones y al crecimiento económico. Su propósito loable es "facilitar las condiciones para que los empresarios inviertan, y se acelere la economía". A mi juicio, su tarea es sencilla Todo lo que el flamante gabinete necesita lograr es: 1) la vigencia (de veras) del Estado de Derecho; 2) la existencia de mercados mayormente libres; y, 3) el establecimiento de "reglas del juego" claras y estables.
Publicado originalmente en Reforma.