En días pasados tuve la oportunidad de presentar algunos puntos de vista sobre la economía mexicana en una reunión privada. Entre otras cosas, dije ahí:
Eso provocó al menos un par de reacciones cuestionadoras, que quizás son comunes. Este artículo se ocupa de los dos temas aludidos, y tiene pretensiones aclaratorias. Desde luego, resultará sabido de sobra para los enterados.
Según la información más reciente dada conocer por Banxico al final del año pasado, en noviembre 2024 el crédito total concedido por la banca comercial al sector privado aumentó 8% en términos reales, con respecto al saldo del mismo mes un año antes (4.9% en 2022 6.0% en 2023). El canalizado al consumo creció casi 13%, el destinado a las empresas 8.4%. Así pues, está claro que, el alza de la tasa de interés por parte de Banxico, que se inició la mitad de 2021 y llegó su máximo dos años después, no ha tenido un efecto restrictivo de significación, al menos en lo que toca al flujo de crédito bancario a los particulares. En otras palabras, más técnicas, el mecanismo de transmisión de la política monetaria llamado "canal del crédito", no ha funcionado.
No obstante lo apuntado, hay analistas que piensan que la política monetaria, ahora en una fase clara de reducción de la tasa de interés, podría ser un factor que contribuiría al debilitamiento en curso de la actividad económica. Tal noción es cuestionable.
Un concepto que los economistas llaman "ilusión monetaria" consiste en tomar como real un cambio que sólo es monetario. Aquí va un ejemplo obvio y (aceptadamente) gastado: si el salario de alguien aumenta 10% durante un periodo dado y, al mismo tiempo, los precios crecen 15%, el asalariado sufrirá de ilusión monetaria si piensa que su situación real ha mejorado. Algo similar ocurre en el caso del ahorro, pero no es tan patente.
"María Santiago" es una viuda que vive principalmente de los intereses que rinde un pequeño capital que le dejó su marido. El ingreso apenas le basta para cubrir sus necesidades. En consecuencia, lo gasta en su totalidad. No se da cuenta de que, en realidad, año con año, está consumiendo parte de su patrimonio.
Supongamos que en diciembre 2008 la aludida Sra. Santiago invirtió su capital ($1,000,000) a un año, en un Certificado de Depósito (CD) que pagaba entonces 8% de interés nominal. Al venci miento del CD. doce meses después, su patrimonio aumento a $1,080,000. La Sra. creyó, comprensiblemente, que podía gastar los $80,000 adicionales sin mermar su capital original. Así lo hizo, pero sufrió de ilusión monetaria. ¿Por qué? Porque sucedió que durante 2009 los precios aumentaron 4%. En consecuencia, la tasa de interés real (la tasa de interés nominal, 8%, menos la tasa de inflación, 4%) fue sólo 4%. (Y eso, imaginando la existencia de un mundo sin ISR). Así pues, literalmente, la Sra. Tamez consumió parte de la herencia de su marido. Moraleja general: lo prudente es "consumir" sólo el interés real: en el ejemplo supuesto, $40,000.
Al ojear los datos correspondientes al periodo 2007-2024, usando las tasas de interés correspondientes a Cetes un año, y la inflación medida por las variaciones del Indice Nacional de Precios al Consumidor, resulta que de 2009 a 2016, año tras año, la tasa de interés real fue prácticamente cero quizá incluso negativa, después de impuestos. En tales circunstancias, no es aventurado suponer que muchos ahorradores sucumbieron la tentación de la ilusión monetaria.
El autor es profesor de Economía de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Reforma.