Ante un evento de altísimo riesgo político, como el que hemos vivido los mexicanos en días recientes, cabe imaginar los peores escenarios (aunque éste sea recurso no confiable para tomar decisiones de portafolio sea familiar o de empresa). Lo que conviene más bien es hacer un recuento de la historia reciente y probar escenarios educados alrededor de su tendencia.
A continuación, "Riesgo y Valor" emprenderá una narrativa estadística -como ocurre aquí dos tres veces al año- con miras a responder las preguntas: "cuánto habrías ganado (o de ganar) si hubieses invertido 100 USD en tal y tal". El relato será granular y seco como un martini a medio vermut, por lo que se avisa, estimado lector: brace for numbers.
La inversión por excelencia para un mexicano es el índice de la Bolsa, el cual ha dado rendimientos nada buenos los últimos años, en especial debido al precio del dólar, que ha ganado contra el peso un 10% acumulado los últimos 9 años. Si uno
hubiera invertido el equivalente 100 dólares en este índice un poco antes de que el miedo de la llegada de Trump se asentara por completo (en mayo 2016) liquidara su inversión el último día de agosto de 2024, tendría 134 USD o bien, un
retorno anual promedio de un poco menos de 4%. En la Bolsa de EE. UU. habría sacado 285 USD o un 14% anual.
Acciones en particular dejan atrás estos resultados: GMéxico habría producido 292 USD y Apple 875 USD. Para aquellos que buscan un riesgo más mesurado, están las opciones de deuda, como papel gubernamental en México o EE. UU. Haciendo una inversión en Cetes 28, por la misma cantidad, mismo tiempo y traducido a dólares también, para poder
comparar, habría generado 184.5 USD, Cetes 91, 188 Bono M10, 196 USD o hasta 252 USD si se "juega la curva" con él. En T-Bills de 3 meses hubiera ganado 122.5 USD. La sola inflación genero 139.6 USD (comprar bienes y venderlos en dólares 9 años después, sin pensar en la depreciación).
Otras alternativas que uno tiene es el Oro (hubiera sacado 185 USD) o una Sofom de las que son sólidas (aunque aun ellas tienen el riesgo de crédito y carecen de protección al ahorrador) en donde, si reinvirtieran los intereses con disciplina, sacarían entre 400 y 500 USD en este ejercicio.
Aquí se ve que es una falacia "sacar uno su dinero de México, pues en un periodo de poca estabilidad política y económica no ganará uno nada": Es verdad que la Bolsa no generó muchas ganancias, pero ciertas acciones sí y, además, la deuda gubernamental mexicana produjo mejor retorno que el Oro en ese periodo no tan lejos de la Bolsa americana (claro, todo esto a crédito del peso, que se mantuvo estable e incluso ganando valor por temporadas).
Ahora bien, ¿qué nos espera en estos próximos 6 años y cómo habría uno de ganar si tomara estas alternativas de inversión? La respuesta depende mucho del peso y sus tasas. Si la depreciación es mesurada y en 2030 llegamos sólo a 21.5 MXN/USD un Cete 28 generará 154 USD por los mismos 100 USD invertidos hoy, 157 USD por el Cete 91; pero si el peso se va 25, a 28 o 35 MXN/USD, obtienes por Cetes 28, 129, 116 o 93 USD al final, es decir, retornos mucho menores o incluso negativos como ese último. De hecho, con un peso 132.5 por dólar saca uno exactamente 0% de retorno.
Los resultados de la Bolsa en México, si el retorno promedio anual fuera de 8% en USD (como lo tuvo de 1995 a 2024) en vez de 4%, ganarías 160 USD en 2030 con el peso 21.5 y134,120 y 96, si el peso se fuera a 25, 28 o 35 MXN/USD. Otra vez, buena parte del resultado depende del peso.
Como se ve, estamos apostando México y tiene que depreciarse 70% el peso para borrar toda ganancia. No deben faltar las acciones americanas, eso esta claro y, algo de oro y papel T-Bills también, pero una posición en pesos, ya sea en bolsa, Cetes y bien raíz, es la apuesta que nos toca como mexicanos, pues en el pasado no ha sido malo y puede sorprender a los decaídos de hoy (desde 1995 hasta hoy, los retornos de bolsa, Cetes y otros papeles mexicanos, expresados en USD no han sido nada despreciables, mejores al oro y a muchas bolsas de Asia y Europa y mucho mejores que un T-Bill).
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Reforma.