Agenda de Davos 2022: Unidad para enfrentar la complejidad mundial

La agenda mundial requiere una visión integral y acciones estratégicas, a tomar coordinadamente desde organizaciones tanto públicas como privadas

El pasado enero se llevaron a cabo algunas actividades virtuales de la Agenda de Davos de 2022 del Foro Económico Mundial, a la espera de retomar el evento de forma presencial cuando la pandemia lo permita. Con la participación de expertos, lideres de opinión, políticos y académicos, el encuentro promovió una reflexión grupal sobre la situación actual del mundo. Las conversaciones destacaron varios aspectos a tener en cuenta este año:

  • Los impactos de la pandemia de Covid-19 y las diferentes respuestas de gobiernos y organizaciones
  • Formas de recuperación económica global desde una perspectiva sustentable e incluyente
  • Entendimiento y compromisos reales y más eficaces para combatir el cambio climático
  • La importancia de la innovación tecnológica y la inclusión digital
  • Los diversos mecanismos de cooperación global que fomenten una nueva relación social más justa y equitativa

La Agenda de Davos sintetiza en gran medida las grandes preocupaciones de gobiernos y organizaciones públicas y privadas sobre el complicado estado del mundo actual. Demanda a las organizaciones y sus líderes a tener una visión amplia e inclusiva: un desarrollo global más equitativo no es un problema exclusivo de los gobiernos y organismos internacionales, en realidad es problema de todos.

Los retos que afectan al escenario global no deben ser considerados y enfrentados aisladamente, sino que forman parte de una enmarañada red de situaciones y problemáticas que no tiene un origen, causa y solución independiente. Por el contrario, cualquier esfuerzo de análisis y planteamiento estratégico debe ser de forma integral y con un esfuerzo de liderazgo coordinado.

Pero, ¿cómo abordamos y asumimos desde las organizaciones nuestro rol y responsabilidad en la solución y avance de esta complejidad mundial?

En mi experiencia, no hay una ruta única, ni fácil. Pero algunas recomendaciones pueden ser útiles para todo tipo de organizaciones:

  1. Definir claramente una visión estratégica: Es importante para analizar, entender y prever el impacto de las megatendencias económicas, políticas, sociales, ambientales y tecnológicas.  Existen diversos marcos analíticos para plantear los escenarios futuros posibles, algunos más cuantitativos y otros más cualitativos. Nos permiten identificar los drivers o disparadores, tanto del surgimiento como del cambio de rumbo de una megatendencia. Estos drivers se encuentran dentro de la sociedad misma y pueden surgir de cualquier parte, ya sea por alguna política gubernamental, algún nuevo descubrimiento o innovación tecnológica, cambios en los patrones demográficos o de consumo, o la propia evolución generacional.
     
  2. Entender los arreglos institucionales: Tiene que ver con el constante cambio en las reglas formales e informales y en la estructura, postura y poder de los actores económicos, sociales, tecnológicos y políticos de los países. Si bien antiguamente se hablada de identificar los voids (vacíos) institucionales, es decir, las fallas en la intermediación en los mercados, ahora surgen innumerables vacíos digitales. Con ellos surgen nuevos esquemas de riesgos, pero también de oportunidades.
     
  3. Asumir que cada organización tiene una carga (burden) diferente: Es decir, la propia estructura de cada organización implica una capacidad financiera y un conjunto de habilidades directivas y operativas distintas. Por ejemplo, muchas organizaciones enfrentan, por un lado, las complejas cadenas de suministro globales, que en estos momentos se encuentran bajo un gran estrés, y, por otro, deben construir nuevas redes de valor.

 

  1. Replantear el modelo de negocio: La gran evolución tecnológica y digital presiona a todas las organizaciones, tanto tradicionales como las de reciente creación, a plantear nuevos conceptos de generación, apropiación y distribución de valor, no solo económico, pero de diversas índoles. La mentalidad (mindset) que hace décadas privilegiaba la creación de valor económico, ha dado paso a una creciente visión compartida de la generación y distribución de valor. Con ello viene el reto del replanteamiento tanto del modelo de negocio y, consecuentemente, el modelo o arquitectura organizacional. Es decir, el qué y el cómo se genera ese valor compartido.
     
  2. Diseñar estrategias de negocio incluyentes: En la actualidad, las estrategias deben estar fundamentadas en principios incluyentes, que definan e incorporen objetivos, acciones e indicadores que de una forma tangible y real evidencien que las organizaciones no solo están preocupadas y entienden la gran problemática mundial, sino que actúan en consecuencia; que no solo asumen su parte de responsabilidad, sino que aportan a la solución de estas problemáticas globales.

No hay tiempo que perder,  los retos se acumulan. Como plantea el Foro Económico Mundial, se necesitan respuestas globales, y el curso de la pandemia, así como una variedad de otros desafíos globales, seguirá siendo inmanejable a menos de que los líderes ejecuten soluciones conjuntas. Ahora más que nunca, el mundo necesita unirse.

El autor es director del programa ejecutivo Global Leadership de EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Forbes.

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