Reposicionamientos en el tablero comercial global

La nueva realidad exige una nueva estructura de la gobernanza del comercio e inversión global

Reposicionamientos en el tablero comercial global

Las estructuras socioeconómicas, incluyendo los tipos de gobierno y los mercados, las instituciones económicas, políticas y sociales y las cadenas de producción y distribución de bienes y servicios, se van formando por las presiones de los actores económicos y políticos, por las megatendencias y por los cambios tecnológicos. A lo largo de la historia aparecen sucesos que de una forma casi inmediata promueven un cambio o respuesta de la actividad económica global y regional, como ha sido la pandemia por COVID-19.

La globalización o desglobalización, como la queramos enfocar, seguirá presente, pero ahora el reto de los líderes es entender cuál será la nueva configuración de las grandes cadenas de valor y de la conectividad e intercambio de recursos, personas e información resultante del shock económico causado por la pandemia.

Los líderes en el comercio internacional han existido y seguirán existiendo. Es claro que el mundo tendrá una nueva consideración hacia China, EE. UU. y Alemania, por mencionar algunos países hasta ahora líderes en sus regiones en términos del comercio exterior. Al interior de todos los países convivirán, por un lado, fuerzas que promueven una mayor eficiencia de la producción y distribución –lo que implica forzosamente intercambiar bienes y servicios—y, por el otro, fuerzas que promoverán y favorecerán la producción y consumo de bienes nacionales.

Producir bienes y servicios eficientemente obliga a seguir aprovechando las ventajas comparativas y competitivas de cada país e incorporar partes y componentes con mayor costo/beneficio, pero al mismo tiempo habrá sectores que promuevan y privilegien en cambio la producción y uso de bienes y servicios nacionales (como los afectados por el nuevo T-MEC). Es poco probable que un país pueda subsistir con sus propios recursos. Muy posiblemente durante un tiempo veamos como la gobernanza del comercio e inversión global se redefine, esto posiblemente tarde un año o poco más, y posteriormente con el nuevo esquema de instituciones formales y marco regulatorio que provean la nueva certidumbre, se podrá definir el volumen y flujos comerciales globales.

Después de los cuestionamientos que ha tenido la Organización Mundial de la Salud, el Fondo Monetario Internacional y la Organización de los Estados Americanos, entre otros, los organismos multilaterales deberán ser sujetos a un escrutinio muy importante. Las organizaciones crean enormes burocracias que se mueven lentamente y no necesariamente responden con agilidad a los cambios paulatinos o repentinos en la sociedad. Estos organismos corren el riesgo de pensar en sí mismos como un fin, y no como un medio. Deberán necesariamente ser mucho más eficaces y transparentes, involucrar a la sociedad y los gobiernos, y mucho menos costosos. Su supervivencia dependerá, como cualquier otra organización, de su capacidad de ser parte de la solución y no parte del problema.

Todos los bloques comerciales son el resultado de muchos años de negociación entre los países. La situación post-COVID-19 seguramente forzará a los países agrupados en bloques a revisar diferentes partes o secciones de los acuerdos y compromisos adquiridos previos y, dada la nueva realidad y capacidad económica de los países, se iniciará un diálogo y posiblemente un replanteamiento de algunas cláusulas de acuerdo los propios mecanismos definidos en los acuerdos.

En esta etapa de redefinición, los acuerdos bilaterales de inversión y las organizaciones y mecanismos de protección y garantías de las inversiones globales se enfrentarán igualmente al escrutinio de la nueva realidad, y seguramente será necesario a la revisión de estos esquemas de promoción, regulación y protección de las inversiones globales.

Por otro lado, los países necesitados de inversión extranjera –como México— deben replantear su propia oferta comparativa de valor, y los mecanismos de atracción de inversión directa. Todos los países deben diseñar nuevos programas que promuevan diferentes ventajas comparativas de sus sectores, tanto estratégicos como tradicionales.

Artículo publicado originalmente en Dinero en Imagen.

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