Incoherencias Económicas Variadas
Artículo publicado en la sección “Glosas marginales” del periódico Reforma.
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En lo que respecta a las políticas macroeconómicas principales (fiscal, monetaria y comercial) es casi imposible encontrar unanimidad de opiniones. Pero, con demasiada frecuencia, la falta de uniformidad se basa en la ignorancia de algunos hechos o, de plano, en una incongruencia intelectual. Aquí van unos cuantos ejemplos palmarios, tomados de la actualidad.

Donald Trump ha amenazado con establecer impuestos cada vez más altos sobre las exportaciones de México a los Estados Unidos. ¿Por qué? Porque, a su juicio, el Gobierno mexicano no ha hecho nada significativo para detener el flujo masivo de migrantes provenientes de América Central. Muchos formadores de opinión" declararon de inmediato, con razón, que la medida dañaría a los consumidores estadounidenses y a los productores mexicanos. Hasta este punto, están en lo correcto. El problema es que, al mismo tiempo, muchos de ellos sugirieron que, en represalia, México debería responder de la misma manera. En consecuencia, están proponiendo dañar a los consumidores mexicanos y a los productores estadounidenses. La incoherencia es patente.

AMLO no ha incurrido en dicho error, pero en lo referente a la migración, su posición es inadecuada hay que desarrollar y pacificar las regiones donde se origina el movimiento, dice. Eso es lo lógico, pero para ello se necesitarían décadas de éxitos, y la crisis es ahora.

Los críticos del llamado "neoliberalismo" no se cansan de afirmar que los diversos males que aquejan a la humanidad son consecuencia del lundamentalismo de mercado". Esto último quiere decir, según su punto de vista, la aplicación en la práctica de la noción de que los mercados libres de interferencias gubernamentales conducen a la eficiencia y al bienestar para todos. La única falla que presenta esta "argumentación" es que el alegado "fundamentalismo' no se encuentra por ningún lado. En todas partes del mundo, yen todos los órdenes de la vida social, el Gobierno es un protagonista no sólo influyente, sino incluso determinante.

Para no aburrir mucho al lector, quizá baste con señalar que los "ingresos del Gobierno general", en los países miembros de la OECD, representaron en 2015, en promedio, 42% del PIB, y, en algunos de ellos, estaban cerca del 60 por ciento. En Estados Unidos, hacia 1970, el Código de Regulaciones Federales tenía menos de 60,000 páginas. En la época actual, tiene cerca de 190,000 (!). Los números anteriores dan una idea del volumen de regulaciones que se aplican a los consumidores, los trabajadores, las empresas y a otras entidades. (Regulatory Studies Center, George Washington University). ¿Mercados libres?

En México, entre 2007 y 2017 el Gobierno federal aumentó su recaudación en 5 puntos porcentuales del PIB; y, la deuda del sector público creció 20 puntos porcentuales. Curioso "neoliberalismo".

A raíz de la Gran Recesión Mundial de 2008-2009, los bancos centrales de las economías más importantes del mundo desplomaron artificialmente las tasas de interés hasta llevarlas a cero o, incluso, tornarlas negativas. Además, adoptaron una serie de medidas heterodoxas, con el pudoroso nombre de "no convencionales". Básicamente, los dos tipos de decisiones no son otra cosa que distorsiones gubernamentales de los mercados de dinero y de capitales. Del final de 2015 a la fecha, el Fed ha disminuido en algo su influencia en las variables financieras; el Banco Central Europeo y el Banco de Japón la han mantenido. ¿Cuál "fundamentalismo”?

En México, según Banxico, en abril de este año la cartera de crédito vigente al sector privado, por parte de la banca comercial, creció 5.8% en términos reales, con respecto al mismo mes de 2018. El crédito hipotecario aumentó 5.6 por ciento; el correspondiente a las empresas, 7.4 por ciento. Esto, cuando la actividad económica prácticamente se estancó. Aun frente a tales datos, hay quienes sostienen que la economía sufre de una restricción monetaria excesiva o, cuando menos, innecesariamente prudente. Por supuesto, cabe la discusión sobre lo adecuado (o no) de la postura monetaria de Banxico. Sin embargo, lo cierto es que la inflación está muy lejos de la meta oficial, y que el encargo constitucional del banco central es la estabilidad de los precios. En fin, quizá otros hechos avalan otras visiones.

Publicado originalmente en Reforma.

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Artículo publicado en la sección “Glosas marginales” del periódico Reforma.
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En lo que respecta a las políticas macroeconómicas principales (fiscal, monetaria y comercial) es casi imposible encontrar unanimidad de opiniones. Pero, con demasiada frecuencia, la falta de uniformidad se basa en la ignorancia de algunos hechos o, de plano, en una incongruencia intelectual. Aquí van unos cuantos ejemplos palmarios, tomados de la actualidad.

Donald Trump ha amenazado con establecer impuestos cada vez más altos sobre las exportaciones de México a los Estados Unidos. ¿Por qué? Porque, a su juicio, el Gobierno mexicano no ha hecho nada significativo para detener el flujo masivo de migrantes provenientes de América Central. Muchos formadores de opinión" declararon de inmediato, con razón, que la medida dañaría a los consumidores estadounidenses y a los productores mexicanos. Hasta este punto, están en lo correcto. El problema es que, al mismo tiempo, muchos de ellos sugirieron que, en represalia, México debería responder de la misma manera. En consecuencia, están proponiendo dañar a los consumidores mexicanos y a los productores estadounidenses. La incoherencia es patente.

AMLO no ha incurrido en dicho error, pero en lo referente a la migración, su posición es inadecuada hay que desarrollar y pacificar las regiones donde se origina el movimiento, dice. Eso es lo lógico, pero para ello se necesitarían décadas de éxitos, y la crisis es ahora.

Los críticos del llamado "neoliberalismo" no se cansan de afirmar que los diversos males que aquejan a la humanidad son consecuencia del lundamentalismo de mercado". Esto último quiere decir, según su punto de vista, la aplicación en la práctica de la noción de que los mercados libres de interferencias gubernamentales conducen a la eficiencia y al bienestar para todos. La única falla que presenta esta "argumentación" es que el alegado "fundamentalismo' no se encuentra por ningún lado. En todas partes del mundo, yen todos los órdenes de la vida social, el Gobierno es un protagonista no sólo influyente, sino incluso determinante.

Para no aburrir mucho al lector, quizá baste con señalar que los "ingresos del Gobierno general", en los países miembros de la OECD, representaron en 2015, en promedio, 42% del PIB, y, en algunos de ellos, estaban cerca del 60 por ciento. En Estados Unidos, hacia 1970, el Código de Regulaciones Federales tenía menos de 60,000 páginas. En la época actual, tiene cerca de 190,000 (!). Los números anteriores dan una idea del volumen de regulaciones que se aplican a los consumidores, los trabajadores, las empresas y a otras entidades. (Regulatory Studies Center, George Washington University). ¿Mercados libres?

En México, entre 2007 y 2017 el Gobierno federal aumentó su recaudación en 5 puntos porcentuales del PIB; y, la deuda del sector público creció 20 puntos porcentuales. Curioso "neoliberalismo".

A raíz de la Gran Recesión Mundial de 2008-2009, los bancos centrales de las economías más importantes del mundo desplomaron artificialmente las tasas de interés hasta llevarlas a cero o, incluso, tornarlas negativas. Además, adoptaron una serie de medidas heterodoxas, con el pudoroso nombre de "no convencionales". Básicamente, los dos tipos de decisiones no son otra cosa que distorsiones gubernamentales de los mercados de dinero y de capitales. Del final de 2015 a la fecha, el Fed ha disminuido en algo su influencia en las variables financieras; el Banco Central Europeo y el Banco de Japón la han mantenido. ¿Cuál "fundamentalismo”?

En México, según Banxico, en abril de este año la cartera de crédito vigente al sector privado, por parte de la banca comercial, creció 5.8% en términos reales, con respecto al mismo mes de 2018. El crédito hipotecario aumentó 5.6 por ciento; el correspondiente a las empresas, 7.4 por ciento. Esto, cuando la actividad económica prácticamente se estancó. Aun frente a tales datos, hay quienes sostienen que la economía sufre de una restricción monetaria excesiva o, cuando menos, innecesariamente prudente. Por supuesto, cabe la discusión sobre lo adecuado (o no) de la postura monetaria de Banxico. Sin embargo, lo cierto es que la inflación está muy lejos de la meta oficial, y que el encargo constitucional del banco central es la estabilidad de los precios. En fin, quizá otros hechos avalan otras visiones.

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