El Fed y Banxico: ¿A dónde va la política monetaria?
Artículo publicado en la sección “Glosas marginales” del periódico Reforma
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Las más recientes decisiones de política monetaria por parte del Fed (20/03/19) y de Banxico (28/03/19), se tradujeron en expectativas muy distintas entre los participantes en los mercados financieros. Las dos instituciones dejaron sin cambio sus respectivas tasas de interés objetivo, una en 2.25-2.50% y la otra en 8.25%. Sin embargo, al parecer, los comunicados de prensa correspondientes fueron interpretados como indicadores de una divergencia en el curso de las políticas monetarias.

La paciencia del Fed


En el caso del Fed, el Comité encargado de la decisión reiteró lo sabido: el mercado de trabajo continúa robusto; la inflación general ha descendido un poco, aunque la subyacente se mantiene cerca de la meta del 2%; y, el crecimiento económico se ha desacelerado como consecuencia de un menor dinamismo del consumo y de la inversión.

Para el futuro previsible (es un decir), el Fed imaginó, a la letra, “una expansión sostenida de la actividad económica, un mercado de trabajo fuerte y una inflación cercana al objetivo simétrico del 2% que plantea el Comité”. A ello, el comunicado agregó que “a la luz de la evolución económica y financiera global y de las disminuidas presiones inflacionarias, el Comité será paciente al determinar qué ajustes futuros de la tasa de interés serán apropiados”. (La palabra clave fue paciente).

¿A qué se refirió el Comité sobre la situación de la economía mundial? Seguramente, al hecho de que el crecimiento económico de Europa y de China se ha debilitado; y, a que el futuro del Brexit no termina de definirse.

Así pues, ante la combinación de una expansión interna menos vigorosa, una inflación despresurizada y un entorno internacional incierto, el Fed optó por cambiar su horizonte de política monetaria. En lugar de mantener la dirección hacia la "normalización", planteó una perspectiva indefinida de estabilidad en la tasa de interés (la famosa paciencia). Los mercados de valores respondieron con entusiasmo; el dólar se debilitó. (Lo sucedido agradó sin duda al presidente Trump).

El cambio de opinión resaltó de nuevo dos características innegables sobre el actuar del Fed: 1.-se trata de una institución enormemente (quizá excesivamente) poderosa; y, 2.-igual que todos los humanos, sus técnicos no conocen el futuro.

Las dudas de Banxico  

En cuanto a Banxico, cabe recordar que la Junta de Gobierno aumentó la tasa de interés en un cuarto de punto porcentual hacia el final de diciembre del ano pasado, llevándola a 8.25%. Al principio de febrero de 2019 la mantuvo sin cambio. Lo mismo hizo el pasado mes de marzo,arzo, como dije. En este último caso, en su comunicado de prensa, la Junta se refirió in extenso a algunos de los mismos factores señalados por el Fed una semana antes: la pérdida de vigor de la expansión mundial; la reducción de la inflación; etc. Además, por supuesto, aludió a la "paciencia" mencionada.

Respecto a la economía de México, Banxico admitió sin eufemismos la realidad: `la actividad económica ,.. continuó mostrando un bajo crecimiento", y el riesgo sigue "sesgado a la baja". (¿Así, o más claro? Sobre la inflación, Banxico destacó lo obvio: su disminución ha sido causada por "menores incrementos en los precios de los energéticos y de los productos agropecuarios". Como quiera, y, a fin de cuentas, la institución concluye que "aún persiste un balance de riesgos al alza para la inflación... en un entorno de marcada incertidumbre".

¿Qué le preocupa al Banco, específicamente? Su lista es impecable y larga: una eventual depreciación del peso; las presiones salariales; el deterioro de las finanzas públicas; la reversión de ciertos precios importantes; la resistencia a la baja de las expectativas de inflación de mediano plazo; etc.

En total, muchos analistas han concluido que Banxico bajará su tasa de interés en junio próximo. Este juicio se finca en la anticipada reducción del crecimiento del PIB, y en la prolongación de la desinflación. No es una predicción irrazonable, pero, en mi escéptica visión, se me antoja prematura.

Por cierto, durante el pasado reciente, el crédito vigente de la banca comercial al sector privado ha seguido creciendo a tasas anuales del orden de 10%. Esto no es precisamente una situación muy restrictiva.

Publicado originalmente en Reforma.

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Artículo publicado en la sección “Glosas marginales” del periódico Reforma
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Las más recientes decisiones de política monetaria por parte del Fed (20/03/19) y de Banxico (28/03/19), se tradujeron en expectativas muy distintas entre los participantes en los mercados financieros. Las dos instituciones dejaron sin cambio sus respectivas tasas de interés objetivo, una en 2.25-2.50% y la otra en 8.25%. Sin embargo, al parecer, los comunicados de prensa correspondientes fueron interpretados como indicadores de una divergencia en el curso de las políticas monetarias.

La paciencia del Fed


En el caso del Fed, el Comité encargado de la decisión reiteró lo sabido: el mercado de trabajo continúa robusto; la inflación general ha descendido un poco, aunque la subyacente se mantiene cerca de la meta del 2%; y, el crecimiento económico se ha desacelerado como consecuencia de un menor dinamismo del consumo y de la inversión.

Para el futuro previsible (es un decir), el Fed imaginó, a la letra, “una expansión sostenida de la actividad económica, un mercado de trabajo fuerte y una inflación cercana al objetivo simétrico del 2% que plantea el Comité”. A ello, el comunicado agregó que “a la luz de la evolución económica y financiera global y de las disminuidas presiones inflacionarias, el Comité será paciente al determinar qué ajustes futuros de la tasa de interés serán apropiados”. (La palabra clave fue paciente).

¿A qué se refirió el Comité sobre la situación de la economía mundial? Seguramente, al hecho de que el crecimiento económico de Europa y de China se ha debilitado; y, a que el futuro del Brexit no termina de definirse.

Así pues, ante la combinación de una expansión interna menos vigorosa, una inflación despresurizada y un entorno internacional incierto, el Fed optó por cambiar su horizonte de política monetaria. En lugar de mantener la dirección hacia la "normalización", planteó una perspectiva indefinida de estabilidad en la tasa de interés (la famosa paciencia). Los mercados de valores respondieron con entusiasmo; el dólar se debilitó. (Lo sucedido agradó sin duda al presidente Trump).

El cambio de opinión resaltó de nuevo dos características innegables sobre el actuar del Fed: 1.-se trata de una institución enormemente (quizá excesivamente) poderosa; y, 2.-igual que todos los humanos, sus técnicos no conocen el futuro.

Las dudas de Banxico  

En cuanto a Banxico, cabe recordar que la Junta de Gobierno aumentó la tasa de interés en un cuarto de punto porcentual hacia el final de diciembre del ano pasado, llevándola a 8.25%. Al principio de febrero de 2019 la mantuvo sin cambio. Lo mismo hizo el pasado mes de marzo,arzo, como dije. En este último caso, en su comunicado de prensa, la Junta se refirió in extenso a algunos de los mismos factores señalados por el Fed una semana antes: la pérdida de vigor de la expansión mundial; la reducción de la inflación; etc. Además, por supuesto, aludió a la "paciencia" mencionada.

Respecto a la economía de México, Banxico admitió sin eufemismos la realidad: `la actividad económica ,.. continuó mostrando un bajo crecimiento", y el riesgo sigue "sesgado a la baja". (¿Así, o más claro? Sobre la inflación, Banxico destacó lo obvio: su disminución ha sido causada por "menores incrementos en los precios de los energéticos y de los productos agropecuarios". Como quiera, y, a fin de cuentas, la institución concluye que "aún persiste un balance de riesgos al alza para la inflación... en un entorno de marcada incertidumbre".

¿Qué le preocupa al Banco, específicamente? Su lista es impecable y larga: una eventual depreciación del peso; las presiones salariales; el deterioro de las finanzas públicas; la reversión de ciertos precios importantes; la resistencia a la baja de las expectativas de inflación de mediano plazo; etc.

En total, muchos analistas han concluido que Banxico bajará su tasa de interés en junio próximo. Este juicio se finca en la anticipada reducción del crecimiento del PIB, y en la prolongación de la desinflación. No es una predicción irrazonable, pero, en mi escéptica visión, se me antoja prematura.

Por cierto, durante el pasado reciente, el crédito vigente de la banca comercial al sector privado ha seguido creciendo a tasas anuales del orden de 10%. Esto no es precisamente una situación muy restrictiva.

Publicado originalmente en Reforma.

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