La progresiva vuelta del turismo supone una oportunidad de oro para muchos países, especialmente para México. El sector representa un 10.4% del PIB mundial y cerca del 7.0% del total de las exportaciones – poco más de $1.1 billones de dólares –, según datos de la Universidad de Harvard. Estas cifras son claramente codiciadas, y, si bien la derrama económica que genera el turismo se distribuye entre un sinnúmero de destinos, esta distribución no es necesariamente pareja y al final existen ganadores y perdedores en la competencia por atraer turistas.
México compite naturalmente con otros destinos de playa, principalmente del Caribe (República Dominicana, Jamaica o Costa Rica), pero también con destinos exclusivos de alto nivel como las Islas Vírgenes Británicas y las Islas Turcas y Caicos. Incluso podría tomar mercado de otros países que no forman parte de la región, como Tailandia o Malasia.
Las grandes riquezas naturales de México y su enorme litoral de más de 11,000 kilómetros son la envidia de países con marcados embates estacionales. Tenemos una riqueza incalculable y algunos de los ecosistemas más anhelados del mundo. ¿Pero cómo sacar el mejor provecho de ellos? ¿Qué podemos hacer para continuar siendo una potencia turística a nivel global? ¿Y cómo aprovechar este potencial para acelerar la recuperación económica sin sacrificar el valor futuro de nuestras riquezas naturales? La respuesta es el turismo sostenible.
El turismo sostenible integra factores ambientales, sociales y económicos de una forma armoniosa, tomando en cuenta los impactos y beneficios presentes y futuros, sin olvidar las necesidades de todos los interesados: no solo los visitantes y la industria, sino también las comunidades que participan de esta actividad y el medioambiente. Justamente la riqueza natural es la que genera el valor que podemos aprovechar con la derrama turística, es decir, es un canal de ida y vuelta.
Reactivar el turismo de forma sostenible requiere un nuevo entendimiento basado en aprovechar la mayor parte de valor que éste pueda generar, al tiempo que se conservan nuestras riquezas naturales. Cuatro objetivos podrían catalizar este nuevo paradigma del turismo:
Necesitamos afrontar este reto histórico con una mejor estrategia; lo que nos funcionaba antes, ya no funciona hoy. Si queremos asumir el liderazgo del turismo global, deberíamos apostar de forma urgente por la sostenibilidad del sector.
El autor es profesor de planta de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Mundo Ejecutivo.