La mejor forma de mitigar el cambio climático es a través de la descarbonización económica, que no solo mejora el balance de la huella ecológica, sino también la capacidad de regeneración de los recursos renovables del planeta. Y es que, con los niveles de emisiones prepandemia habíamos llegado a un punto insostenible. Esto medido a través del exceso en la demanda del consumo humano -emisiones de CO2- y la capacidad de reemplazo de los ecosistemas de la Tierra. En el 2019, este exceso representó la necesidad de tener 1.7 Tierras, pero solamente tenemos un planeta.
La pandemia sanitaria desaceleró este desacoplamiento, pero aún no es suficiente. La tendencia actual puede ser revertida a través de medidas estratégicas que pueden llevar a los negocios a un mejor desempeño en el largo plazo. La estrategia es clara y se rige por tres elementos principales: mercados regulados por un incremento en la expectativa del cliente hacia productos y servicios transparentes, menor exposición en la reducción de recursos ecológicos con precios volátiles y aseguramiento y protección de activos y su financiamiento en el largo plazo. Estos tres pilares sustentan la transición energética sustentable, que cumple la doble función de acelerar el desarrollo económico y salvaguardar los recursos del planeta.
Las energías limpias ofrecen una propuesta de valor más eficiente y barata, al mismo tiempo que es menos riesgosa que la dependencia de los combustibles fósiles. De acuerdo con BloombergNEF, la energía eólica y solar son las fuentes de energía limpias más baratas en más de dos terceras partes del mundo. Pero, como en cualquier modelo de negocios, existen riegos. Alinear la estrategia de transición de las empresas puede comportar riesgos asociados a estas nuevas tecnologías. Estos riesgos se materializan al depender de un mercado que todavía no alcanza su máximo potencial.
De acuerdo con el reporte del panorama energético de la Agencia Internacional de Energía (IEA), en el escenario esperado, la recuperación económica será lenta. Para el año 2023, se estima que la demanda energética regresará al escenario prepandemia en la mayoría de los países. Sin embargo, la disparidad entre economías desarrolladas y emergentes es mayor, ya que los impactos negativos en el crecimiento y consumo energético se catalizan en países de menores ingresos donde los gobiernos han priorizado las necesidades de la población, al mismo tiempo que han retrasado la incorporación de metas sustentables como el acceso de la población a energía limpia y asequible.
La recuperación económica está marcando un cambio en la mezcla energética, donde se ha demostrado que las fuentes renovables ocupan un lugar preponderante. Estas fuentes incluyen energía solar, eólica, hidráulica y biocombustibles y representan la estrategia de transición a un sistema energético más sustentable y de menor intensidad en la quema de carbono. La reducción en costos, así como los avances en las tecnologías digitales son el marco de oportunidades estratégicas en la transición energética.
En 2040, la generación energética será liderada por Asia, con una producción de energía renovable de 13,197 Twh[1], seguido por Europa con 3,817 Twh y, por último, por Norteamérica con 3,984 Twh (Reporte “Panorama económico 2019”, IEA). En 2019, el crecimiento real en la generación energética limpia fue del 6%, dentro del cual el 64% proviene de energía solar y eólica. A pesar de que este crecimiento representa el 27% de la mezcla energética, se necesita una expansión significativa para alcanzar los objetivos de desarrollo sustentable.
Alcanzar un futuro con “cero emisiones de carbono” requiere de esfuerzos significativos y la coordinación del sector público y privado. El compromiso de las empresas por la divulgación de estándares de ecoeficiencia y sustentabilidad, así como políticas y regulaciones que reduzcan las emisiones de efecto invernadero son elementos esenciales de planeación a largo plazo que nos garantizan un mejor futuro.
La crisis actual de COVID-19 nos ha mostrado el potencial en la escala de respuesta que tanto países, empresas e individuos, hemos realizado. La combinación de la movilización política, la reducción en costos de la tecnología en energía y la visión a largo plazo sobre el futuro de nuestro planeta representa la fórmula mágica para superar los obstáculos que enfrenta la humanidad.
Artículo publicado originalmente en Alto Nivel.
[1] Unidad de energía expresado en unidades de potencia por tiempo en horas. Cantidad de energía producida con cierta potencia durante un periodo de tiempo en horas.