Citando a Jonathan Heath en su cuenta de Twitter: “Para ser precisos, la estimación oportuna de la tasa de crecimiento del PIB para el segundo trimestre, respecto al inmediato anterior, es: -17.263893966365 por ciento. La tasa anualizada es -53.1 por ciento.” Comparando en términos anualizados, Estados Unidos tuvo una caída de -32.9 por ciento. Sin embargo, ya desde junio de 2018, se venía observando el desacoplamiento entre las dos economías: en forma consistente, Estados Unidos había estado teniendo crecimientos positivos relativamente modestos, pero México, a excepción del crecimiento del 1Q del 2019, ya había presentado una etapa de recesión y eso que más del 80 por ciento de las exportaciones -motor del desarrollo nacional- van a ese destino.
Antes, la economía mexicana venía creciendo a tasas que muchos consideraban la “nueva normalidad” de alrededor de un dos por ciento (antes de que este concepto se vaya a estar aplicando al período post-Covid 19, cuando quiera que se vaya a presentar). De acuerdo con estimaciones de Banxico, la tasa de crecimiento de largo plazo de la economía mexicana es de 2.0 por ciento, de acuerdo con la encuesta a abril 2020.
Aplicando un poco de matemáticas financieras, la tasa del crecimiento en un período no tan largo, digamos 25 años equivalentes a una generación- sería de un ¡64 por ciento!, es decir que, partiendo de un per-cápita de US$ 19 mil 900 (estimado al 2017), se llegaría a US$ 32 mil 648. Con ese monto, comparado con datos de economías actualmente, pasaríamos del lugar 90 al 62.
La economía no es una carrera de sprint, ni siquiera de obstáculos, es un maratón en el que el gran secreto -que no lo es- es la consistencia en el crecimiento. Eso haría necesario tener planeación de largo plazo para la economía. Pero para nosotros es algo así como “una galaxia, muy, muy lejana”. Cada sexenio es echar por la borda buena parte -o todo- lo que se ha venido construyendo porque la prioridad para los políticos no es México, sino su imagen y el como pasarán a la historia (la peor caída en la economía en este sexenio). Claro que ellos prometen cosas inalcanzables, pero mientras los mexicanos vivamos “confortablemente atontados” en medio de un realismo mágico, no del bueno como Cien años de soledad, sino del malo, como se da en México, simplemente los políticos lo aprovecharán.
A nivel estatal y por algo el título de esta columna hace referencia a ese estado, las cosas son diferentes para el resto. De acuerdo con el Indicador trimestral de la actividad económica estatal durante el primer trimestre de 2020, publicado el miércoles pasado, a Tabasco le fue excelentemente bien: tuvo un crecimiento del 7.7 por ciento, respecto al mismo trimestre del 2019. Los otros estados con cifras positivas fueron Colima con 2.7 por ciento; Sonora con 1.6 por ciento; Veracruz de Ignacio de la Llave (SIC) 1.4 por ciento; Chiapas y Campeche con 0.2 por ciento. Que bueno por ellos. Para nosotros, en Nuevo León, se presentó una caída del -1.2 por ciento.
De acuerdo con un estudio del IMCO, publicado en febrero de este año con datos a 2018 y en millones de pesos, el ExDF recaudó $58 mil 185; el Estado de México, $19 mil 572 y Nuevo León nueve mil 938; el siguiente estado es Puebla con cinco mil 111. Los estados que menos recaudaron fueron Colima con $770; Morelos con $611 y Tlaxcala con $536. Tabasco recaudó mil 675.
Dicho en otras palabras, se le deja de apoyar a los que generan impuestos y se apoya a quienes se les tuvieron que cancelar adeudos de $11 mil millones con la CFE, además de otorgarles tarifas de energía con cobros hasta 40 por ciento inferiores al resto del país. Eso sin contar con los sindicatos de maestros de los que prefieren dar clases de “desobediencia, resistencia y lucha”. A ver si les aprendemos algo porque estaríamos mejor.
Publicado originalmente en El Financiero.