“Las guerras se hacen por motivos económicos”. Las cruzadas, además de liberar a Jerusalén del control islámico, aseguraban el acceso del comercio con Asia; en otros casos, buscan expansión territorial o control de materias primas. Una “razón” de la invasión rusa a Ucrania es su “desnazificación” (insulta la inteligencia).
El férreo bloque soviético de la postguerra organizó el COMECON (tratado comercial) en 1949 y el Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua o Pacto de Varsovia en 1955 para su “defensa”. Por el contrario, el plan Marshall -recuperación económica de Europa- nace en 1948 y la OTAN en 1949 -respuesta a la guerra fría y luego por la invasión de Corea-. El track record ruso muestra sus ínfulas expansionistas: Hungría en 1956, Checoslovaquia en 1968, Afganistán en 1979. La Unión de Republicas Soviéticas Socialistas se desintegra en 1991 por la quiebra de su modelo económico -quimera que, a pesar de la evidencia, todavía encanta a crédulos-. Georgia, Chechenia y Crimea se suman a la lista de invasiones post-bloque soviético.
No ha habido respuesta no-militar tan contundente y organizada contra una invasión como hasta ahora. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos, “apunta a la infraestructura central del sistema financiero ruso … afectando a casi el 80% de los activos bancarios y con un efecto duradero … busca minar la capacidad de Rusia para proyectar poder (OJO) y amenazar la paz y la estabilidad de Europa”.
Van contra las dos instituciones financieras más grandes: Sberbank of Russia (en forma parcial) y VTB Bank, segundo banco mas grande con 20% de los activos bancarios, en forma total (se estima que diariamente, las instituciones financieras rusas realizan transacciones con divisas valoradas en unos US$46 billones a nivel mundial con 80% de ellas en dólares estadounidenses). Hay prohibiciones de contratar deuda mayor a 14 días o nuevo capital para empresas estatales rusas. Otras entidades objetivo son Gazprom (la gasera más grande del mundo); Russian Agricultural Bank (quinta financiera más grande); Transneft (oleoductos); Rostelecom (telecomunicaciones); RusHydro, electricidad; Alrosa la minera de diamantes más grande del mundo con 28% a nivel mundial; Sovcomflot la naviera más grande y Russian Railways. También se incluyen a las familias oligarcas cercanas a Putin.
Se imponen sanciones al Fondo de Inversión Directa de Rusia, creado para épocas de vacas flacas con que Moscú contaba para la invasión. Hay restricciones en semiconductores, telecomunicaciones, tecnología de cifrado, láseres, sensores, navegación, aviónica y tecnologías marítimas.
Las excepciones: transacciones de entidades internacionales; contratos de derivados; productos agrícolas y médicos; aterrizajes de emergencia y, desde luego, energía.
Se lanzó la “bomba nuclear financiera”: Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y Canadá excluyeron a bancos rusos del SWIFT (comunicación entre 11,000 instituciones financieras en 200 países). Además, restringieron al Banco Central Ruso de utilizar sus reservas.
Alemania detuvo la certificación del gasoducto Nord Stream 2. Francia irá por los bienes de lujo de rusos sancionados. Japón congela activos y prohíbe exportaciones militares. Australia prohíbe viajes y sanciona a ocho miembros del Consejo de Seguridad Ruso. Nueva Zelanda prohíbe la exportación de bienes militares. Europa limita la emisión de “pasaportes dorados” a rusos ricos para obtener la ciudadanía a cambio de inversiones. ¡Suiza, históricamente neutral, se suma y congela activos de individuos rusos!
La respuesta esta subiendo de tono: “no le afecta a Putin porque es austero” (¿?); El Kremlin: “Occidente se comporta como bandido”. Putin: “las sanciones occidentales son similares a una declaración de guerra”. Su expresión en fotos recientes muestra la afectación.
Las sanciones económico-financiero tradicionalmente no eran efectivas. Esta vez, parece ser diferente.
El autor es profesor de Finanzas de EGADE Business School.
Publicado originalmente en El Financiero.