Parafraseando a Shakespeare: ¿Recesión o No recesión? He ahí la pregunta, o más bien: ¿quién “decide” si hay o no recesión? Se dice que son dos trimestres consecutivos de decrecimiento económico lo que marca una recesión, pero eso es una simplificación: hay una entidad que nos da claridad al respecto.
Se trata del NBER (Buró Nacional de Investigación de Economía, por sus siglas en inglés) y precisamente por ese cuestionamiento se fundo en 1920, “en respuesta a las acaloradas controversias de la era progresista sobre la distribución del ingreso”. El cuestionamiento no es nada nuevo.
Fue fundado por Malcolm Rorty, ejecutivo de AT&T y Nachum Stone, activista sindical socialista Doctorado en economía de la Universidad de Columbia con ideas muy diferentes sobre política económica, pero, nos dice su sitio web, estaban de acuerdo en que había pocos datos para siquiera poder debatir.
Hay un comité que establece cuando empieza y cuando termina una recesión y mantiene el registro cronológico de dichos eventos. De acuerdo con el libro “Lo que indican los indicadores” que generosamente Jonathan Heath pone a disposición en la página de Banco de México, la definición del NBER de una recesión es “Una caída significativa de la actividad económica que se extiende por toda la economía en su conjunto, que dura más que unos pocos meses y que sea normalmente visible en el PIB real, el ingreso real, el empleo, la producción industrial y en las ventas al menudeo y mayoreo”.
Debe cumplir con tres criterios: profundidad, difusión y duración. Citando al mismo libro, “si medimos la tasa de crecimiento entre los puntos máximos y mínimos del índice coincidente, podemos aproximar la profundidad de cada crisis”. Hay indicadores para determinar el componente de difusión. El NBER incluye ingreso personal real menos apoyos del gobierno, empleo de la nómina no agrícola, consumo personal, ventas reales y producción industrial. En México tenemos al Índice de Confianza del Consumidor, así como la Encuesta Mensual de Opinión Empresarial.
En cuanto a la duración, efectivamente, el NBER considera seis meses y coincide con los dos trimestres. Se aclara que “no se cuantifica la actividad económica únicamente con el PIB real, sino con una serie de indicadores y que su enfoque está en términos mensuales, por lo que requiere de indicadores mensuales y la medición del PIB no está en esos términos”.
Entonces, con haber tenido estos dos últimos trimestres del PIB negativos no podemos concluir que estemos en recesión. Sin embargo, el solo hecho de ya estarse haciendo la pregunta y tener que justificar que no estamos en recesión debiera ser motivo, no de preocupación sino de alarma ya que el crecimiento económico se debiera ver como correr un maratón, no una carrera corta (sexenal). Cabe mencionar que “La expansión es el estado normal de la economía y que la mayoría de las recesiones son breves”.
El gobierno no crea riqueza, pero puede fomentar u obstaculizar su creación. En estos tiempos de resentimiento alimentado un día si y otro también, es claro que no se quiere la inversión nacional ni mucho menos extranjera. Sin inversión, no hay creación de trabajo (inserte aquí el trasnochado discurso en contra de los empresarios); sin empleo la gente no tiene ingreso (las dádivas gubernamentales que compran popularidad se llegan a agotar); sin ingreso no hay consumo; sin consumo no hay crecimiento económico. ¿Por qué ir en contra de la gente?
PS. Así como los terroristas se adoctrinan en las madrazas y emplearon aviones para asesinar inocentes, los normalistas región 4 se “preparan” para adoctrinar niños en las normales y usan tráileres.
El autor es profesor de Finanzas de EGADE Business School.
Publicado originalmente en El Financiero.