Con información de Statista (altamente recomendable como fuente de información), “Entre 2012 y 2022, el PIB por hora trabajada ha aumentado sobre todo en Irlanda y Turquía, así como también en Colombia y Chile, según datos de la OCDE. En España, el crecimiento de la productividad se estancó e incluso llegó a ser negativo en México (¡Ouch!) y Grecia.
Según el organismo, el PIB por hora trabajada es una medida de la productividad laboral que mide “qué tan eficientemente se combina el trabajo aportado con otros factores de producción”. Además, hay que tener en cuenta que la productividad del trabajo refleja sólo “parcialmente la productividad del trabajo en términos de las capacidades personales de los trabajadores o la intensidad de su esfuerzo. La relación entre la medida del producto y el trabajo aportado depende ampliamente de la presencia y/o uso de otros insumos (por ejemplo, capital, insumos intermedios, cambios técnicos, organizativos y de eficiencia, economías de escala)”.
Según el organismo, “la productividad se considera un motor fundamental del crecimiento económico a largo plazo y del nivel de vida”. El Ouch es mío, pero debería de ser de todos.
Esos fueron referencias para países, pero para las empresas, el CFA nos dice que: “Una empresa que se rezaga con respecto al mercado en términos de productividad … se vuelve menos competitiva, y al mismo tiempo se enfrenta a la erosión de los beneficios y al deterioro de la riqueza de los accionistas”. Pero, no solo es benéfico para los accionistas, “Los beneficios del aumento de la productividad [incluyen] … aumentos en los beneficios para los trabajadores, lo que motiva a un mayor aumento de la productividad de la mano de obra.” ¡Círculo virtuoso!
Desafortunadamente, México ha tenido una serie de oportunidades a lo largo de su historia, particularmente en la segunda mitad del siglo pasado, e inclusive en los primeros años de este siglo, pero las dejamos pasar ya sea por las malditas rencillas políticas o por simple estulticia.
Increíblemente, cuando estamos frente a una más de las oportunidades de oro, el nearshoring, ¡sale el recuento de la productividad negativa! De acuerdo con la página de la Casa Blanca, “La frontera entre Estados Unidos y México … es la más transitada del mundo. Cada año, esta frontera permite el paso de más de 300 millones de personas, aproximadamente 90 millones de automóviles y 4.3 millones de camiones. Desde la implementación del TLCAN, el número de vehículos comerciales que cruzan la frontera ha aumentado un 41%. El comercio bilateral casi se ha triplicado y el comercio transfronterizo promedia más de 650 millones de dólares al día, dos tercios de los cuales llegan a través de los puertos de entrada de Texas”.
¿Qué darían tantos países del mundo de tener una frontera, no digo de los 3,145 kilómetros, equivalente a la distancia de Barcelona a Moscú, sino de unos cuantos metros para comerciar con la economía más prospera en la actualidad?
Ps1. ¿Después de aventar los trastos se pide confianza? Esa se gana y no se dilapida. Ya no.
Ps2. “30 millones de personas escogieron a López Obrador como su amo. Son sus perros”, dicen los diputados. Hablen por ustedes, la gente sí tenemos dignidad.
Ps3. Kristallnacht. De acuerdo con History: “La noche del 9 de Noviembre de 1938 fue un pogromo (linchamiento multitudinario …) ocurrido en Alemania y Austria … dirigido contra ciudadanos judíos en todo el país y es para muchos observadores el paso previo hacia el inicio del Holocausto”. Sigue vigente el nazismo, no solo por los terroristas sin alma, sino que increíblemente tienen aplaudidores.
El autor es profesor de Finanzas de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en El Financiero.