La identidad que construimos los seres humanos se ve influenciada por los acontecimientos y nuestras propias experiencias a lo largo del tiempo.
Podemos pensar que una época es mejor que otra, dependiendo en cual nos ha tocado vivir; y ya sea que lleguemos a acuerdos o que resulte imposible de coincidir, lo cierto es que cada historia, cada etapa, cada década, ofrece múltiples posibilidades de trascender. ¿Qué tan diferentes somos entonces las generaciones que compartimos los espacios en un período determinado de la historia?
En esta ocasión quisiera invitar a reflexionar sobre el valor de la complementariedad para construir una visión que propicie la trascendencia colectiva y de gran significado, más allá de pensar con cierta añoranza lo que hubiese sido si las nuevas generaciones entendieran mejor a sus antecesores y así sucesivamente.
Una de las preocupaciones más recurrentes en la mente de las familias empresarias que aspiran a construir el plan de continuidad de sus legados, es la incorporación exitosa de las siguientes generaciones al proyecto familiar. Y justo por poner el énfasis en las diferencias, y no en las complementariedades, es que dejamos pasar las oportunidades de generar valor para transformar. Es evidente que las generaciones que lideran las empresas familiares han sufrido tropiezos, que al salir adelante estimulan el “músculo” de la resiliencia, característica diferenciadora de aquellas personas que aprenden y acumulan experiencia. Por otro lado, las nuevas generaciones tienen un camino por recorrer y es fundamental que, además de prepararse para ejercer con responsabilidad un determinado rol en la empresa o proyecto familiar, proponer ideas nuevas y construir su propia identidad, sean capaces de desarrollar la empatía como virtud.
Cuando somos pequeños, tenemos sueños que no siempre compartimos con nuestros padres; ya sea porque no se promovían los espacios conversacionales al interior del seno familiar, o porque se asumían supuestos que no eran cuestionados, o simplemente nuestra personalidad se manifestaba reservada, incluso hacia nuestra propia familia. Pero vamos creciendo y despertando a nuevas realidades que son influenciadas por muchos factores sociales, culturales, emocionales, económicos, entre otros; nos convertimos en jóvenes dispuestos a conquistar mundos. Observamos comportamientos y, de manera selectiva, vamos incorporando aquellos que con el tiempo conforman parte de nuestra identidad como seres humanos únicos. El respeto por la identidad del otro y la voluntad de ser más con el otro, provocará que cada lazo familiar se aproveche para construir una gran red que sostenga los sueños de todos sus miembros.
A menudo escucho historias de familias que han construido esta red de manera consciente y paciente. No es fácil conciliar cuando se trata de incorporar las distintas perspectivas por un bien mayor al individual; lo último resultará menos complicado, pero también menos trascendente. Nuestro estudio más reciente sobre perspectivas generacionales en la familia empresaria (https://ifem.tec.mx/es/estudio-generacional-tec), reveló que las nuevas generaciones están dispuestas a preparase para los retos actuales y futuros; con la expectativa, por supuesto, de que las generaciones actuales estén dispuestas a escuchar con apertura nuevas ideas y aceptar que existen nuevas formas de aprender y navegar el mundo empresarial. Con este estudio también pudimos validar que existe más conciencia y deseo de construir un propósito de trascendencia en las generaciones líderes como también en las que se preparan para continuar con el legado familiar.
¿Qué hacer entonces para asegurar la continuidad de un proyecto familiar de largo plazo? No hay fórmulas mágicas, pero sí hay buenas prácticas que dan luz en este camino de la continuidad.
· Si eres miembro de la generación actual (currentGen), asegúrate de conocer las aspiraciones de la siguiente generación (nextGen); mientras tanto, como miembro de la nextGen, no asumas historias y conoce las expectativas de tu rol en el proyecto familiar.
· Identifica y reconoce las habilidades y talentos de cada miembro familiar; asegúrate de mantener viva la curiosidad por aprender de otros.
· Con intencionalidad y responsabilidad, como miembro de la generación actual, pregunta y escucha cómo se sienten al formar parte del proyecto familiar; nextGen, no estás sola o sólo, solicita ayuda con humildad.
· Prepara el espacio para comunicar tus temores lo mismo que tus logros; es importante ejercer un liderazgo humano y vulnerable con los más amados; para ti que recibirás la estafeta, al aportar tus ideas asegúrate de escuchar también su viabilidad, si es necesario, se paciente y persevera.
La autora es Directora del Instituto de Familias Empresarias del Tecnológico de Monterrey.
Artículo originalmente publicado en El Financiero.