¿Omni-emprendedor?

El omni-emprendimiento es una receta para vidas más potentes, flexibles ante los cambios e interiormente plenas.

Si el término emprendedor se antoja en ocasiones trillado, ¿qué opinar de omni-emprendedor, que suena a derivación potenciada de lo mismo? Sin embargo, tiene su razón de ser: un mundo laboral de cambios frecuentes, de oportunidades profesionales --y de participación en la sociedad-- cada vez más variadas, y de necesarias reinvenciones, exige individuos capaces de ser proactivos, de saberse vender a las organizaciones, ejercer el autoempleo en ocasiones, convocar a otros para realizar actividades valiosas para la sociedad... y estudiar, leer y aprender toda la vida.

No describo un mundo sencillo y dista mucho de la vida laboral “de 9:00 a 5:00” que les tocó a otras generaciones. Pero sí es, el nuestro, un mundo más interesante y con más posibilidades para una vida expansiva, de nuevos retos y aprendizajes, con más anécdotas, más ideas llevadas a la práctica y potencialmente más impacto en el mundo.

Los individuos más capaces de prosperar en este nuevo terreno son aquellos que crean y refuerzan una marca personal o intelectual: los que comparten sus pasiones e intereses con el mundo, quienes profundizan en su conocimiento y habilidades en algún tema --al grado de ser capaces de “dar clase” sobre él-- y que, al ver su CV, es fácil identificar una o varias líneas de expertise con las cuales asociarlos. Son personas que pueden tomar una postura sobre algo de importancia en su industria, expresarla claramente a los demás y aterrizar sus ideas en diferentes formas: dentro de una empresa, como emprendedores, como freelancers de alto valor agregado, como profesores o conferencistas, o como escritores, YouTubers o colaboradores en algún medio de comunicación. Y muchas de las anteriores, al mismo tiempo.

El omni-emprendimiento es eso: la proactividad en el ejercicio de nuestras capacidades y conocimientos en todos los ámbitos a nuestro alcance. Y, por ese motivo, no es algo que ocurra automáticamente al llegar a un cierto nivel jerárquico. Muchos dueños de empresa y directivos pueden ser expertos en un tema y líderes al interior de sus firmas, pero no han desarrollado aún una voz personal ante el mundo o la voluntad de compartirla. O bien han optado por no llevar su talento y experiencia a ámbitos distintos al laboral, ya sea en el plano comunitario, académico o extracurricular. Es una lástima.

En EGADE Business School del Tec de Monterrey recibimos a muchos directivos y altos profesionistas que deciden compartir su conocimiento con nuestros alumnos, ya sea como conferencistas, profesores invitados --dentro de alguna asignatura--, profesores de cátedra o dentro del magnífico programa Leadership Voices, donde empresarios, emprendedores y directivos de la talla de Xavier López Ancona --de Kidzania--, Carlos Slim Domit --de Grupo Carso--, Elías Ayub --de Uno TV-- o María Ariza --de BIVA-- vienen al Tec a impartir una clase.

Por otra parte, he conocido a muchos expertos que son enormes entusiastas de algún tema y buenos voceros de su conocimiento, pero que no han desarrollado aún su capacidad para llevar sus ideas a la práctica, ya sea como empleados o creadores de empresa. Son personas perpetuamente llenas de ideas pero que no consiguen aterrizarlas, o bien cuyo aterrizaje es efímero. Ser omni-emprendedor significa trabajar en nuestra capacidad para operar exitosamente en la realidad. Es decir, poder generar recursos económicos o bien un proyecto real y sostenible con nuestras ideas.

En su libro Antifrágil, el célebre ensayista Nassim Taleb argumenta que las estructuras y organizaciones más resilientes son aquellas que tienen más puntos de apoyo, más fuentes de conexión con la realidad y una mayor flexibilidad. Incluso afirma --controversialmente-- que lo deseable es no limitarse a apuestas de riesgo medio, sino combinar estrategias conservadoras con arriesgadas, y así beneficiarse de los dos extremos. Sin duda, mucho de lo que señala sobre la fragilidad aplica a nuestras vidas personales y profesionales: el omni-emprendimiento es una receta para vidas más potentes, flexibles ante los cambios y, sospecho, interiormente plenas. Nada mal para un chispazo semántico.

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