La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 24 de noviembre una nueva mutación del coronavirus con origen en Sudáfrica. Esta nueva variante también fue identificada en Botswana, Bélgica, Hong Kong e Israel. De nombre Ómicron, existe evidencia de que esta variante genere un mayor riesgo de reinfección. Este evento causó una alarma mundial en donde se implementaron medidas inmediatas como el cierre de vuelos a Sudáfrica, colocando al país en la lista roja. Los mercados de ambos lados del Atlántico sufrieron las mayores caídas en más de un año.
Dentro del mercado de acciones el primer sector en sufrir el mayor impacto fueron las aerolíneas: United Airlines (-9.57%) , Delta Airlines (-8.34%) y American Airlines(-8.79%), empresas de cruceros: Carnival Crop (-10.96%), Royal Caribbean Cruises (-13.22%) y Norwegian Cruise Line (-11.36%), el sector hotelero. En su conjunto estos sectores se contrajeron en un 12 por ciento aproximadamente, uno de los mayores golpes en el año cuando ya se vislumbraba algo de recuperación. Otro elemento a notar en esta turbulencia fue el precio del petróleo el cuál retrocedió aproximadamente $10 dólares por barril (-13.06%).
A pesar de que la variante Delta del Covid19 no ha terminado, el mercado alcista que teníamos hasta este 24 de noviembre, estaba a “todo vapor” porque existe evidencia científica sobre el efecto positivo de las vacunas y el regreso económico a la normalidad. Sin embargo, un mayor riesgo existe al no saber casi nada de Ómicron y la posibilidad de que pueda eliminar el efecto de la vacunación. Este es un riesgo potencial mayoritariamente destructivo. No quiero sonar fatalista, pero es lo que hasta el momento se conoce tomando como fuente la OMS.
¿Y los mercados? Pues la cosa estuvo peor a nivel mundial. El Dow Jones Industrial (-2.53%), Nasdaq Composite Index (2-23%), S&P 500 (-2.27%), FTSE 100 Index (-3.64%) y el Nikkei 225 Index (-2-53%). Relativamente parecen bajos los porcentajes, pero estamos hablando de miles de millones de dólares de impacto y un verdadero “Black Friday” para los mercados. Pudimos ver un movimiento del dinero que “huyó” del mercado de acciones, también de bonos corporativos, commodities y divisas en mercados emergentes. ¿A dónde se fue? Mayoritariamente a instrumentos seguros como deuda gubernamental, oro y divisas como el franco suizo y el yen japonés.
Otro elemento a considerar es el fin de año., por lo general en estas épocas los inversionistas tienden a vender activos con bajo desempeño por motivos fiscales y comprar “dips”, que en otras palabras significa comprar un activo cuando el mercado baja. Este efecto por lo generar detona en enero, pero podría ser antes y podría magnificar la venta anticipada por parte de los inversionistas al sopesar el riesgo adicional ocasionado por el Ómicron.
¿Qué otros factores hay en juego? Muchísimas, por ejemplo., sabemos que la economía global se está sobrecalentando, las cadenas de suministro siguen tensas lo cual ha conllevado a la preocupación sobre la inflación y altas tasas de interés - que, por cierto, en México la inflación tocó el 7.03% al 27 de noviembre-. Ante todo esto, también sabemos que el mercado laboral se está recuperando y la actividad económica. Pero todo esto puede cambiar en comparación con eventos inciertos que el mundo enfrenta: cambio en el comportamiento del consumidor, la eliminación de estímulos fiscales de algunos gobiernos vistos como ya no necesarios, video llamadas que reemplazan viajes de negocio y por supuesto, las nuevas variantes del Covid.
¿Qué harán los Bancos Centrales? Creo que está difícil ya que la idea de incrementar las tasas para bajar la inflación sonaba bien antes del viernes, pero ahora suena algo más complicado. De acuerdo con CME Group, existía una probabilidad del 69% el pasado miércoles de que la Reserva Federal hiciera movimientos versus un 89 por ciento este viernes 24 de noviembre, en donde ahora se opina que la Reserva permanecerá en “hold”. Para los economistas creo que es una decisión de momento: la inflación ya está presente y tienes que actuar. Para mí -contadora financiera fan de los mercados bursátiles- creo que me esperaría.
En resumen, creo que no existe un efecto a corto plazo. Sin embargo, creo que de nuevo el sector tecnológico es una buena opción, no tanto así el sector de la banca y aerolíneas. Como dato adicional y solo para reflexionar el Bitcoin aumentó en un 2.22%. Lo maravilloso de los mercados es que están en un cambio continuo, dejándonos saber que el sobrecalentamiento económico no es lo peor que pudiera pasar. Hasta aquí las cosas.
La autora es directora del programa de Licenciado en Contaduría Pública y Finanzas y profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
Artículo originalmente publicado en El Financiero.