Los modelos sustentables de deuda se generalizan

El volumen total de la deuda sustentable emitida en el mundo alcanzó el trillón de dólares durante la primera mitad de 2021

Existe un camino hacia las emisiones cero. Durante la COP26, las empresas se pusieron como meta principal reducir sus emisiones de gases con efecto invernadero, ofreciendo una promesa valorada en trillones de dólares de inversiones sustentables. Activistas, clientes, proveedores, sociedad y accionistas demandan más que nunca transparencia y decisión sobre esas promesas.

La mayoría de las empresas más grandes y representativas de cada sector, provenientes de Estados Unidos, la Unión Europea y Australia, se han fijado metas agresivas de reducción o eliminación de emisiones, de acuerdo con el reporte del S&P Global Market Intelligence (2021). Muchas de ellas tienen planes ambiciosos para tener un efecto cero en emisiones, ¿pero qué modelo pueden seguir para que no se queden solo en palabras?

Uno de los modelos más robustos para el financiamiento de proyectos verdes ha sido desarrollado por IDB invest, miembro del Banco Interamericano de Desarrollo (IDB Group) e inversor en empresas y proyectos sustentables. Sus indicadores están orientados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, al proponer esquemas que detonan la innovación, la integración económica en regiones marginadas, equidad de género, diversidad y por supuesto, cambio climático y sustentabilidad ambiental.

Este modelo consiste en regular instrumentos de deuda enfocados a temáticas ambientales en diferentes formatos como notas estructuradas, bonos a mediano y largo plazo, colocaciones públicas y privadas. Estos se clasifican en instrumentos de deuda verdes, sociales y sustentables. El marco conceptual, por cada categoría, evalúa el proyecto, el sector de impacto, los proyectos potenciales elegibles, la población objetivo y la contribución potencial a los ODS.

Algo verdaderamente interesante es la lista de exclusión que el modelo maneja. El IDB no financiará de ninguna forma, directa o indirectamente, actividades relacionadas con pesticidas, herbicidas, materiales radioactivos, tabaco, armas, pesca con redes de más de 2.5 kilómetros de longitud, así como otras actividades que son inconsistentes con los objetivos sustentables.

Durante la primera mitad de 2021, el volumen total de la deuda sustentable emitida en el mundo alcanzó el trillón de dólares (USD 496.1bn). Esta cantidad representa el 59% del crecimiento anual equivalente al mismo periodo de 2020. Las acciones de los bancos centrales se hicieron notar al promover más inversiones verdes. Un ejemplo es el Banco Central de Bangladesh, cuya legislación establece el destinar un mínimo del 2% de financiamiento a proyectos sustentables. China no se ha quedado atrás, ya que propuso un plan agresivo para incorporar en su política monetaria temas relacionados al cambio climático y un modelo para promover créditos relacionados con emisiones bajas de carbono a través de tasas de interés preferenciales.

En Reino Unido, el Banco de Inglaterra anunció un cambio en su visión al incluir elementos de transición a cero emisiones. Su programa de compra de bonos incluye ahora bonos verdes en su estructura, alineado con los objetivos del país. Por su parte, el Banco Central Europeo revisó su estrategia y propuso cambios significativos sobre la forma en que los instrumentos de política monetaria son utilizados para administrar los riesgos climáticos, además integrar como parte de su política de riesgo climático a científicos.

Durante la COP26, el gobierno chino prometió reducir el consumo energético en 13.5% y las emisiones de carbono en 18% (ambas por unidad del producto interno bruto) hasta 2025. Quiere volverse una nación cero emisiones en 2060. Los EE. UU. actualizaron sus NDC (Nationally Determined Contributions) estableciendo una reducción a la mitad de las emisiones a 2030, fortaleciendo el sector energético zero-carbon para 2035 y con la meta de tener una economía net-zero para 2050. Todos estos cambios han generado un gran interés en el espacio de las finanzas sustentables, sobre todo por el potencial incremento en la emisión de bonos sustentables.

En la primera mitad del 2021 la emisión de bonos verdes alcanzó un máximo histórico. Las emisiones de instrumentos financieros verdes alcanzaron un total de USD 450 bn, acumulando en total USD 1.3 tn, y la perspectiva es que los instrumentos de deuda superen el trillón de dólares hacia 2023. La contribución por país es más representativa en los países desarrollados, contribuyendo un 76% sobre la emisión de esquemas de deuda sustentable, mientras que en los emergentes es de 18%.

Para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París y llegar más allá del 2050, los bonos sustentables representan el mejor camino para generar una transición a economías “cero-emisiones”, ya que al tener dentro de sus objetivos el apoyar con financiamiento proyectos sociales y sustentables, están al mismo tiempo detonando crecimiento regional. La evaluación, aseguramiento y divulgación de la información generada sobre estos proyectos fortalece la implementación de nuevos mecanismos de inclusión financiera. Sin duda, estos instrumentos contribuyen a la conservación de nuestro planeta y la humanidad.

La autora es profesora adjunta de EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey.

Artículo publicado originalmente en Alto Nivel.

Articles of Sostenibilidad + Finanzas
Ir a opinión
EGADE Ideas
in your inbox