La receta de largo plazo

No es que no trabajen más, sino que trabajen menos con mejores resultados

El modelo más simple para analizar la tendencia del crecimiento de una economía incluye dos grandes componentes: el crecimiento de los insumos laborales más el incremento en la productividad. A su vez, el crecimiento de la oferta laboral proviene del crecimiento del número de trabajadores (la demografía -el famoso bono demográfico- la migración, etc.) y de la tasa de participación en la fuerza laboral que, por ejemplo, el Banco Mundial la mide como el porcentaje del total de la población entre 15-64 años y que indica que México que tiene un 64.8 por ciento.

Pero no solo es cantidad de personas, sino que… pues que trabajen. Sin embargo, en los países que sí tienen crecimiento sostenido y su población aspira -sin resentimientos- no a que deje de haber ricos, sino a que no haya pobres, la tendencia no es que no trabajen más, sino a que trabajen menos con mejores resultados. En las gráficas de horas trabajadas de la OECD, Alemania esta hasta la izquierda -son quienes menos horas trabajan al año- y México está hasta el otro extremo como el país que más horas trabaja.

También se tiene que considerar la inversión, es decir, lo que se mide como la formación bruta de capital fijo y se puede medir como el capital invertido por trabajador: sí, se necesita que los trabajadores vayan de la mano con los empresarios para el bien común de alguien que se llama México. Además, hay algo más que no es del todo explicable y se conoce como la productividad total de los factores (TFP por sus siglas en inglés). Aquí se incluyen otros factores, como por ejemplo las decisiones gubernamentales. Esto nos da como resultado mayor productividad.

De acuerdo al INEGI, en promedio de 1991 a 2018, el valor de la producción, fue de 2.72 por ciento. Destaca que la contribución de los factores fue de 3.04 por ciento, -siendo el principal las inversiones de capital, con 1.31 por ciento, (sin incluir Tecnologías de la información)- pero la productividad total de los factores redujo ese resultado en 0.32 por ciento.

Si analizamos esos datos por sector, el sector terciario (servicios) contribuyo más, con un 3.47 por ciento y quien contribuyó más al decrecimiento en la productividad total de los factores, fueron los servicios profesionales, científicos y técnicos con un -3.89 por ciento.

Una idea del CFA que no tienen desperdicio: “La tasa de crecimiento de la tendencia en mercados maduros y desarrollados es generalmente bastante estable.” En efecto, el crecimiento de la economía no es equivalente a una carrera de 100 metros (con obstáculos) sino es más bien un maratón de 42 años en donde el “secreto” son tasas constantes de crecimiento económico. Se tiene que pensar en el beneficio de largo plazo del país y no del lucimiento del gobierno en turno. ¿Cuándo habremos de tener gobiernos que no echen por la ventana todo lo bueno que podía haber habido y que sobre esas bases mejoren lo que haya que mejorar? ¿Será antes de que se acabe el mundo?

Recapitulando, se necesita más fuerza laboral, que se incorporen al trabajo y que haya inversiones que potencien la productividad con buenas decisiones gubernamentales, piso parejo (no cobro de piso), cero corrupción (ni políticos corruptos, ni empresarios factureros) y sin impunidad. Realmente está fácil la receta, todo está en que nos lo propusiéramos como país.

Artículo originalmente publicado en El Financiero.

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