La necesaria estrategia de capital humano en el ecosistema emprendedor

El talento es el camino al crecimiento y la trascendencia de nuestra startup

El ecosistema de emprendimiento no deja de evolucionar en nuestro país. La integración de los diferentes actores –universidades, organizaciones, gobiernos, asociaciones y aceleradoras— para apoyar la creación de organizaciones desafía el statu quo y fuerza a las grandes corporaciones a incorporar este ecosistema en su interior. A su vez, las grandes corporaciones retan a las startups a generar modelos de negocios que ofrezcan una propuesta de valor sostenible de negocio y talento a largo plazo, cuidando la estructura de costos e ingresos, los recursos claves, los canales de distribución y las relaciones con los distintos segmentos de clientes, entre otros elementos.

Hoy los emprendedores tienen más claro el camino y método a seguir, sin embargo, a menudo dejan de lado –por la imperiosa necesidad de concentrar todos los recursos en la supervivencia de su startup– la estrategia de la gestión de talento. En las primeras etapas de una startup se espera que sólo se operen algunos aspectos de capital humano, como pueden ser aquellos procesos transaccionales que de alguna manera se pueden subcontratar. Pero si no se genera una planeación adecuada, esto puede llegar a impactar el ambiente laboral y el liderazgo de los emprendimientos.

Me gustaría hacer dos reflexiones relacionadas con el momento de generar el modelo de negocio de un emprendimiento, sirviéndome de una analogía del espíritu, el cuerpo y el alma en las organizaciones:

  1. Toda organización es un ente vivo que requiere de un espíritu que la haga moverse y la impulse a alcanzar un propósito superior para lograr trascendencia y dejar un legado. Por ello, es de suma relevancia que al momento de generar un emprendimiento se conecte la propuesta de valor con ese propósito, ya que, posiblemente, como fundadores de la organización lo entendemos y lo vivimos, pero como líderes, cuando pasemos de 10 a 10,000 empleados, éste será el motor para que todos los colaboradores también vivan el propósito y cumplan con la propuesta de valor que nos hemos planteado para atender a nuestros clientes. De lo contrario, existe el riesgo de que solo seamos una operación de autómatas sin generar esa conexión que nos hará trascender como organización. La construcción de una cultura fuerte iniciará con la conexión de un ser de la organización más trascendente y ontológico.
  2. Una vez que hayamos conectado con la definición de este espíritu, podremos conectar con la creación del alma y cuerpo de nuestro emprendimiento definiendo el esqueleto (organigrama) de nuestra organización. Este esqueleto es parte de la realidad física de nuestra compañía (el cuerpo) y las interacciones e interrelaciones de esta estructura serán el alma de nuestro emprendimiento, que estará en sintonía con la trascendencia sobre el espíritu que hemos dado al mismo.

Así pues, si mantenemos el equilibrio de nuestro modelo de negocio conectado con nuestra estrategia de talento en las diferentes fases de crecimiento de nuestra startup podremos llevar de manera más ordenada los retos a los que se enfrenta nuestra organización. Tendremos así la capacidad de atraer, retener y desarrollar talento por la perfecta combinación de un propósito superior conservando el orden de estructura y procesos en las diferentes interrelaciones que, generará líderes comprometidos con el desarrollo del negocio sin olvidar el desarrollo del talento para continuar con el crecimiento del emprendimiento.

 

 

 

 

 

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