La economía bien, pero ¿y los mercados?

Artículo publicado en la sección Riesgo y Valor del periódico Reforma

La economía mexicana crece en lo que va del 2024 apenas por encima del 1.5% y se nota una desaceleración contra el 2023, especialmente de la actividad secundaria, misma que, de hecho, está en recesión en los Estados Unidos desde hace más de 18 meses.

En su conjunto, no obstante, los americanos están creciendo mejor que México, pero también en desaceleración y muchos indicadores preocupan a los analistas económicos, que se han divido como siempre, al menos en dos campos: los que temen que la recesión se haya ya instalado y los que piensan que puede llegar hasta dentro de 18 meses o más en el futuro.

Un ciclo económico se define como un vaivén de la economía en cuatro fases: contracción, recuperación inicial y enérgica, expansión y cima y desaceleración, misma que da entrada a una nueva contracción, pero que a veces se puede dilatar en llegar, por el comportamiento de las tasas de interés y una inflación controlada.

Todo indica que nos encontramos ahora en esa última fase, es decir, una desaceleración después de haber llegado a la cima -quizás en el verano del 2023- y nos dirigimos a una recesión, si bien no tan drástica como en otras ocasiones, o por contraste, una reaceleración -por virtud de los recortes de tasa- que pueda llevar a la economía americana (y esto mismo dé algo de gasolina a la nuestra) a crecer por otros 12-18 meses más.
En lo que va del año y en cuanto a los mercados, las bolsas han otorgado un retorno extraordinario, después de la corrección de octubre del 2023.

Las americanas, en torno al 20% en términos de USD, y el mundo entero un 15%, con la mayoría de las economías de Europa y Asia ofreciendo retornos muy positivos.

En el fondo, con retornos muy negativos, están Brasil y México (-10% y -18%), explicado, en gran parte, por la incertidumbre política y la depreciación de la moneda.

Los bonos han ido muy bien también, en especial los de baja madurez, con retornos totales cercanos al 5% y algunas clases como "High Yield", Corporativos y Emergentes ofreciendo en lo que va del año réditos desde 7% hasta 11% en dólares.

En contraste, los materiales básicos han sufrido mucho, con pérdidas en casi todas las clases (crudo, metales, agrícolas, etc..) debido a la reducida demanda de China y su guerra comercial con los EE. UU.; el oro, es el único commodity que ha ganado arriba de 20%, quizás en parte por el temor de los inversionistas.

Al ver estos resultados, surge esta pregunta: ¿Es un mercado financiero como éste el que precede a una recesión? A simple vista, parece que no, pero hay muchos detalles que deben analizarse de manera mucho más fina.

Se tienen a la mano récords sobre varias decenas de episodios recesivos. Esto permite tratar de encontrar rasgos en común, aunque siempre considerando lo que hubo detrás de cada historia.

Se sabe, por ejemplo, que en promedio las expansiones duran 5 o 6 años y las recesiones entre 4 y 6 trimestres; que casi siempre a una recesión le precede una corrección mayor del mercado, entre 9 y 12 meses antes, aunque hay varios bear markets que no condujeron a una recesión.

Se sabe que los aumentos de las tasas de la Fed casi siempre han llevado a recesiones y se sabe que una variable que ayuda a encontrar las debilidades del resto de la economía es el empleo (que en hoy por hoy muestra fracturas en muchos frentes).

Los mercados tienen valuaciones muy elevadas, pero esto rara vez ha sido el detonador de problemas -lo único es que si complica la confianza de que pueda seguir subiendo-.

El crédito también se comporta favorablemente, sin graves restricciones en este punto. Las ventas minoristas han respondido bien hasta ahora, reflejando un consumidor resiliente.

Lo más probable (aunque por poco margen) será un aterrizaje suave y que la volatilidad reciente sea sólo un susto, a menos que el consumidor se repliegue o se aceleren los despidos, pero esto por desgracia, muestra sus dientes de un día para otro.

Aun así, todo indica que los mercados están subestimando un escenario de recesión; lo más prudente sería continuar invirtiendo, pero con suficiente parque para aprovechar oportunidades si surgieran.


El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
 

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