Considerando todas las cosas que están pasando en México, EE. UU. y el mundo entero, pareciera que algo se nos escapa.
El ciclo económico acaba en algunos países -como el nuestro-, pero en otros comienza, como en China -o reacelera como en EE. UU. - sin que nada de eso difiera del proceso típico en la economía global.
Hay conflictos aislados, como siempre, en varios puntos del globo, pero nos preguntamos si esta ocasión es distinta otras o son las usuales disputas por etnia y territorio.
En paralelo, hay un desbocado optimismo que comenzó con la llegada de AI, con promesas de una vida más eficiente, más productiva, más saludable, más próspera, más pronto.
Los creyentes (Musk sería el campeón del entusiasmo) sostienen que la vida del hombre será un antes después con esta tecnología y sus derivados; los escépticos, como el nuevo premio Nobel (Acemouglu), creen que todo esto tardará y que trigo y cizaña crecerán juntos por muchos años (esto es, que los efectos dañinos tanto en cuanto a crimen como al alto consumo de electricidad pronto pondrán en jaque los reguladores en todo el mundo).
Mi padre me introdujo a H. G. Wells y juntos fuimos a ver la película basada en su libro The Time Machine. Menos conocido, también escribió The Outline of History en 1920, un compendio con la historia humana en ocho tomos. Con gran optimismo, termina diciendo sobre el futuro: "all that is and has been is but the twilight of the dawn; humanity which began in cave will end if it works reasonably, in the attainment of the stars..." Antes de morir en 1949, después de presenciar las dos guerras mundiales, escribió en la versión revisada: "man's powers of destruction are too great, and wisdom shown in using them too small for us to have any confidence". Julio Verne, aunque un gran optimista en todas sus novelas sobre avances tecnológicos y aventuras, termina su vida hablando del "París del Siglo XX" con una visión sombría, en una sociedad deshumanizada materialista.
Seríamos ingenuos al no considerar posible que una tercera guerra mundial esté en camino. Hace unos días, el Washington Post publicó una columna bajo ese título (George Will, octubre 16). Argumenta que ni Harris ni Trump han mostrado conciencia de la creciente conflagración global, además, con sincronía de intereses y paquetes de apoyo entre China, Rusia, Irán y Corea del Norte. The Economist ha bautizado este grupo como "El Cuarteto del Caos" dice que no había ocurrido un "gathering storm" de esta magnitud desde la guerra fría de los 80's. La WWII, dice el Post, empezó en realidad con la ocupación de Japón en Manchuria, en 1931, se estuvo fermentando hasta que en 1939 Alemania invade Polonia, dos conflictos aparentemente desconectados. El mundo y los americanos no le llamaron WWII sino hasta que, por lo obvio, Japón atacó Pearl Harbor en diciembre de 1941: docenas de eventos "conflictos focalizados" se dieron durante toda la década anterior. Hoy vemos oscuras similitudes.
El punto aqui es preguntarnos si un hombre como Trump tendrá la frialdad, el temple, la sensatez y el dominio para manejar las decisiones ante un escenario como éste (para cualquier caso, ¿lo tendría Harris?). Alguien que niega los resultados de las elecciones, que desafía los límites del Poder Ejecutivo, que presume sus planes de venganza contra sus enemigos que mantiene afinidades con Putin, sus ardides. Nos preguntamos también qué rol le tocaría a nuestro país en todo esto.
En esta época, las cafeterías sacan las bebidas con espuma de sabores como calabaza y canela y sí, la economía global mejora paulatinamente al medir el 2T24, las utilidades, las ventas las bolsas dando resultados y retornos muy buenos, las tasas de interés bajando con la inflación y el optimismo sobre el futuro tecnológico vuela como un episodio de los Jetsons.
Debajo, no obstante, hay un expreso doble, líquido amargo difícil de pasar solo. No suele "Riesgo y Valor" entregar contenido amargo, pero las coincidencias de la historia son demasiado claras para descartar. Tenga, estimado lector, este escenario en su paleta, esperando que todo siga como siempre.
EI autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Reforma.