Desde hace días ha dado la vuelta al mundo que Claudia Goldin, economista laboral y profesora de la Universidad de Harvard, ha sido galardonada con el Premio Nobel de Economía. Conocida por su amplia y profunda contribución a la economía laboral y de género, su trabajo se centra en entender las disparidades de género en el mercado laboral y cómo las políticas y las instituciones influyen en estas desigualdades.
Sus investigaciones, en algunos casos, incluyeron datos de la historia laboral de Estados Unidos que se remontan hasta 200 años. Este galardón es emblemático no solamente por la relevancia de su investigación, sino porque Goldin es la tercera mujer en recibir esta distinción y la primera en recibirla sola.
Una de sus investigaciones más influyentes se refiere a la brecha de género en la educación, contribuyendo a una comprensión más profunda de la participación laboral de las mujeres y su impacto en la economía. Otro campo en el que Goldin ha dejado una marca significativa es en la economía de la familia. Su investigación ha arrojado luz sobre cómo las decisiones familiares y la división del trabajo en el hogar afectan a la elección de carrera y las trayectorias profesionales de las mujeres.
Goldin también ha investigado la persistente brecha salarial de género, mostrando que gran parte de esta brecha no se debe a la discriminación directa, sino a diferencias en la elección ocupacional y la flexibilidad en el trabajo. Su investigación también ha resaltado la importancia de la política pública en la promoción de la igualdad de género en el trabajo.
A pesar de las diferencias en las dinámicas laborales y las políticas públicas entre países, la situación de desigualdad salarial y ocupacional de género en México no están siquiera al nivel de otros lugares, sino muchas veces peor.
Uno de los hallazgos clave de la investigación de Goldin prevalece en México: las mujeres a menudo enfrentan todavía presiones y expectativas sociales que influyen en sus elecciones de carrera. Esto puede llevar a que se concentren en industrias o ocupaciones que históricamente han ofrecido salarios más bajos, contribuyendo así a la brecha salarial. Esto se puede solventar con políticas y esfuerzos para fomentar una mayor diversidad en campos laborales y empoderar a las mujeres en sus elecciones profesionales.
El factor educativo, presente en la investigación de Goldin, es fundamental para cerrar la brecha salarial de género. En México, el acceso a una educación de calidad y oportunidades de capacitación influye significativamente en las perspectivas de empleo y las tasas de pago. Éste sigue siendo un tema pendiente de atender con enormes rezagos y complejidades históricas.
Por otra parte, también son necesarias políticas de cuidado infantil y licencia parental. Goldin ha resaltado la relevancia de las políticas de cuidado infantil y la licencia parental en la promoción de la igualdad de género en el trabajo. En México, como en otros países, la falta de acceso a servicios de cuidado infantil asequibles y de calidad puede dificultar que las mujeres se integren plenamente en la fuerza laboral o avancen en sus carreras. Políticas que apoyen a las familias con opciones de cuidado infantil y licencia parental pueden ayudar a reducir las desigualdades de género en el empleo y la paga.
La investigación de Goldin destaca la importancia de atender las normas culturales y las expectativas de género en la sociedad. En México, as normas tradicionales de género influyen en la división del trabajo en el hogar y en la percepción de las mujeres en el lugar de trabajo. La promoción de un cambio cultural hacia la igualdad de género es un componente esencial en la lucha contra la inequidad salarial. Esto es algo que debiera también entenderse, pero que a diferencia de otros temas va más allá de la política pública, ya que toca el tejido cultural de la sociedad y puede tomar mucho tiempo.
El trabajo de Claudia Goldin ofrece valiosas lecciones sobre cómo abordar la inequidad de género en la paga y el entorno laboral, siendo extremadamente relevante para México. Las políticas de igualdad de género en educación, elección ocupacional, cuidado infantil y licencia parental, junto con esfuerzos para cambiar las normas culturales, son esenciales para lograr una mayor equidad salarial en el país.
El autor es profesor investigador de la EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Forbes México.