Me gusta la celebración del año nuevo porque representa 365 nuevas oportunidades de ser mejores y para hacer las cosas mejor.
Mientras arrancamos entonces este 2023, propongo encontrar inspiración para definir los objetivos organizacionales en la filosofía de negocios conscientes y los temas prioritarios en sostenibilidad. Como se ha expuesto anteriormente en esta columna, la sostenibilidad, al igual que la perspectiva de negocios conscientes, trasciende el enfoque en la generación de ganancia y conlleva la persecución simultánea de impacto positivo en el planeta, la sociedad, sin olvidar la rentabilidad para asegurar también la viabilidad económica-financiera del negocio. No se puede concebir una dimensión sin la otra.
Un buen punto de partida para este año lo encontramos en el propósito superior que define aquella necesidad profunda que la organización busca satisfacer. No se refiere sólo a gustos o anhelos, sino que implica trascendencia.
Por ejemplo, el propósito superior Nestlé es el de “liberar el poder de la comida para mejorar la calidad de vida de las personas, hoy y para las siguientes generaciones”, ellos no solamente producen y comercializan alimentos, mejoran sus fórmulas para brindar mayores beneficios en la salud y lo hacen por medio de prácticas sostenibles para que futuras generaciones tengan esa misma capacidad.
Si tenemos un enunciado de propósito es hora de revisarlo a nivel personal y con todos en la empresa para renovar la motivación y tener clara la guía para la toma de decisiones. Si todavía no contamos con esta declaración, es buen momento para buscar en la historia de la empresa misma, en los líderes y sus “stakeholders”, aquello que constituye su esencia y la diferencia que quiere marcar en el mundo.
Encontrar el punto de convergencia entre lo económico, lo social y lo medio ambiental no es un asunto sencillo. En el proceso de planeación de este 2023, aunado a análisis específicos para la empresa o la industria, propongo explorar los riesgos identificados en el reporte del Foro Económico Mundial publicado esta semana como otro punto de referencia para encontrar posibles áreas de intersección.
El año pasado tres riesgos relacionados con el cambio climático, ocuparon los primeros 5 puestos en cuanto a su probabilidad e impacto y otros en el top 10 trataron problemáticas sociales como la creciente polarización. Atender estos riesgos no solamente nos permite seguir siendo viables financieramente, sino también generar bienestar en la sociedad y el planeta.
Para el 2023, dependiendo del horizonte que tengamos en mente, la configuración de la lista de riesgos globales varía un poco. Para los siguientes años resalta “la crisis del costo de vida” en el primer puesto entre los riesgos con mayor impacto potencial. No es desconocido para los lectores que, con la imparable inflación, el costo de vida ha aumentado de manera generalizada y que, aunque el impacto mayor siempre llega a los sectores más vulnerables, aquellos que viven en la anhelada clase media también ven diluir los frutos de sus esfuerzos.
En el top 10 para el corto plazo y largo plazo se mantienen vigentes en el reporte de 2023 riesgos como la falla de la acción climática, clima extremo y pérdida de la biodiversidad, y figuran en estos primeros lugares riesgos nuevos como la crisis de los recursos naturales. Incluso, algunos de ellos se reordenan para ocupar los primeros 4 puestos en un término de 10 años. Para atenderlos será necesario asegurar primero un entendimiento del tema, para que, de una forma informada y con la consciencia del rol que juegan las empresas en la sociedad, podamos establecer la agenda climática y la ruta hacia la descarbonización.
Para evitar que los propósitos del año se desvanezcan como ideas en el aire, sugiero recurrir a un enfoque pragmático, acercando la problemática seleccionada como prioritaria a la esencia del negocio y también procurando alianzas para lograr las metas propuestas.
Por ejemplo, para abordar el riesgo del impacto en el costo de la vida y apoyar a los colaboradores de la empresa a sortear esta situación, ofrecerles educación en finanzas personales pudiera darles herramientas para tomar mejores decisiones y planear para el futuro. Este tipo de iniciativa podría combinarse con programas de voluntariado y con pocos recursos generar impacto.
Finalmente, para encontrar soluciones a riesgos como el de la crisis de recursos naturales, será necesario repensar la forma en que comercializamos y consumimos, pero además será esencial dirigir los esfuerzos de innovación también a esta área.
Mis mejores deseos para un año más sostenible.
La autora es profesora e investigadora en EGADE Business School y líder del Grupo de Área Temática de Innovación Social y Sostenibilidad.
Publicado originalmente en El Financiero.