La digitalización del trabajo ha traído nuevos retos para los empleados y las empresas, entre ellos el manejo del estrés laboral. El síndrome de burnout o estrés crónico en el lugar de trabajo está ampliamente documentado como una de las dolencias típicas del s. XXI, exacerbada desde la pandemia por COVID-19. El burnout tiene que ver con la sobrecarga de trabajo, las presiones de tiempo, la mala comunicación, la falta de apoyo, e incluso recibir un trato injusto en el trabajo; pero también está relacionado con una digitalización que aumenta el aislamiento social y disminuye la conexión humana. No obstante, la digitalización también puede ser nuestro aliado para manejar situaciones estresantes y, por tanto, mejorar nuestro bienestar y satisfacción con el trabajo, como lo muestra nuestra investigación “The stress-busting power of Digital Self-Efficacy: Does training format matter for workers?” (Current Research in Behavioral Sciences, 2025).
Este estudio reciente, en el que participamos investigadores de la Escuela Superior Politécnica del Litoral* (Ecuador) y de EGADE Business School, explora cómo la confianza de los empleados en sus habilidades digitales, conocida como autoeficacia digital, puede ayudarles a enfrentar el estrés laboral originado por la digitalizacion del trabajo.
El estudio muestra que el exceso de trabajo puede dificultar que los empleados se relajen al final del día, lo que afecta su bienestar físico y mental. Por el contrario, cuando las empresas apoyan a los trabajadores, por ejemplo re-adiestrándoles tecnológicamente, éstos son más capaces incluso de desconectarse y recargar energías.
Un resultado inesperado del estudio fue encontrar que la falta de claridad en las funciones (ambigüedad de rol) podía llevar a los empleados a desconectarse del trabajo al llegar a casa. Pareciera como si los empleados, ante la falta de claridad de sus funciones, simplemente priorizaban su bienestar personal, olvidándose del tema. Este hallazgo es interesante y amerita un estudio futuro a profundidad, porque aunque es deseable que el trabajador se desconecte al llegar a casa, esta desconexión debe responder a una motivación saludable que no le traiga problemas mayores a largo plazo.
La autoeficacia digital –es decir, la confianza en las propias habilidades tecnológicas— puede ser una herramienta útil para manejar situaciones estresantes. Como sugiere nuestro estudio, los empleados que tienen una mayor confianza en sus habilidades digitales no solo trabajan con mayor eficiencia, sino que también encuentran formas más efectivas de organizar sus tareas y resolver problemas. Aunque no elimina por completo los problemas causados por el exceso de trabajo o la falta de claridad en los roles, esta habilidad permite a los empleados aprovechar mejor los recursos que las empresas les ofrecen, como programas de capacitación o políticas de trabajo flexible.
En un contexto como el latinoamericano, donde la tecnología está transformando rápidamente los lugares de trabajo, las habilidades digitales se vuelven esenciales para mantenerse al día. Las empresas que invierten en el desarrollo digital de sus empleados no solo fortalecen su resiliencia ante el estrés originado por la digitalización del trabajo, sino que también mejoran su capacidad para innovar y adaptarse a los cambios constantes del mercado laboral.
El estudio también destaca que la forma en que los empleados aprenden habilidades digitales influye en su capacidad para manejar el estrés. Las capacitaciones autodirigidas, donde los empleados deciden qué y cómo aprender, son especialmente útiles para desarrollar autonomía y confianza. Este enfoque permite que los trabajadores identifiquen y enfrenten los retos de manera más efectiva, lo que fortalece su capacidad de manejar cargas de trabajo y situaciones inciertas.
Por otro lado, las capacitaciones estructuradas, dirigidas por la organización, tienen sus propias ventajas. Son más efectivas para ayudar a los empleados a aprovechar el apoyo que reciben de sus empresas, especialmente en entornos laborales donde resulta clave aprender en cierto orden los contenidos, teniendo una guía clara por parte de un instructor experimentado. Al combinar ambos enfoques, las organizaciones pueden satisfacer las diversas necesidades de sus empleados y maximizar el impacto de sus programas de formación.
Las habilidades digitales y las estrategias de capacitación juegan un papel trascendental en el bienestar de los empleados. En países latinoamericanos, las empresas pueden marcar una gran diferencia al invertir en capacitaciones adecuadas y en políticas que apoyen a sus trabajadores. Promover una cultura de aprendizaje y adaptación no solo beneficia a los empleados, sino que también mejora la productividad y resiliencia de las organizaciones. Además, acciones encaminadas a mejorar la autoeficacia digital generan un entorno laboral más saludable y motivador, lo que a largo plazo puede traducirse en una ventaja competitiva en el mercado global.
Los autores son profesor de cátedra de EGADE Business School (Yarid Ayala), investigadora del Instituto para el Futuro de la Educación del Tecnológico de Monterrey (Olivia del Roble Hernández) y egresado del Doctorado en Ciencias Adminsitrativas de EGADE Buiness School y profesor en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Milton Paredes).
*Agradecemos la contribución de Ronald Campoverde Aguirre, profesor investigador de ESPOL y coautor del estudio.